Hace siete meses una mala segunda parte (48-33) condenó a la derrota al Lenovo Tenerife en su visita al Gran Canaria. Esta vez, el cuadro aurinegro ha logrado invertir los papeles para volver a asaltar el Arena gracias a 20 segundos minutos tremendos (31-46) para imponerse por 70-86. Dos cuartos monumentales, en especial el último (16-31), donde emergió la figura de un inconmensurable Marce Huertas, autor de 22 puntos y tres asistencias.

Quinta victoria en seis partidos para un Lenovo que nunca se desesperó pese a verse hasta 10 abajo antes del descanso (34-24). A base de paciencia y una gran implicación defensiva los aurinegros fueron invirtiendo poco a poco el signo del electrónico. Un giro paulatino de 180 grados en el que también tuvieron que ver los interiores, con Shermadini anotando 19 puntos (25 de valoración) y con un Moussa Diagne desatado (12 puntos y siete rebotes) para acabar desquiciando a los interiores claretianos. Un triunfo más en el derbi, otro éxito de postín en el arranque liguero 22/23.

De entrada el Lenovo pareció ir con media velocidad menos, lo que le llevó a cometer tres faltas casi seguidas por algo llegar tarde en los 1x1. El Canarias cometió alguna pérdida innecesaria, sufrió en el poste con Inglis, y con Brussino desde el perímetro (10-4); y se quedó sin Cook, que en dos minutos y medio ya estaba en dos personales.

En casi cuatro minutos el saldo ofensivo aurinegro era de una sola canasta en juego. La sequía la interrumpió Doornekamp con un triple, seguido de un 2+1 de Shermadini (10-10). Recuperación solo momentánea, toda vez que los claretianos insistieron desde el perímetro (3/3 para Brussino) y, especialmente en el 1x1, volviendo a poner de manifiesto el poseer más revoluciones que su adversario. Así produjeron Slaugther, Shurna y Salvó en dos ocasiones (23-13).

Solo de la aportación de Guerra, asistiendo en sendas atrás para Abromaitis y Sastre, logró sobrevivir el Lenovo. Escaso rédito (23-15) cuando los isleños no gozaron de una sola segunda opción en todo el primer cuarto. Mismo guarismo que tiros realizados por su teórico referente en ataque, un Sasu Salin que en más de seis minutos sobre la pista no recibió nunca en una posición mínimamente decente para armar el brazo.

Se encomendó el Canarias a Shermadini en el arranque del segundo acto, autor de seis puntos seguidos, pero a cada aportación del georgiano respondió con un acierto en la siguiente jugada el Granca (29-21), esta vez liderado por un Slaughter que se iba muy fácil de Jaime Fernández.

Un arreón de Bassas (triple y penetración) puso al Lenovo contra las cuerdas (34-24) y obligó a Vidorreta a pararlo con un tiempo muerto. Toque de atención que entendió a la perfección un Huertras más vertical y que tomó el testigo de Gio para producir seis puntos seguidos (37-30). Pero seguía siendo un rédito insuficiente.

Fue a la tercera intentona interior cuando el Canarias dio con la tecla. La pulsada por un Moussa Diagne más intenso que nunca y que aportó con varias canastas bajo el aro, la primera de forma directa y las dos siguientes tras rebote ofensivo. Fue el chispazo necesario para que los aurinegros también elevaran la intensidad en su lado de la cancha, donde igualmente estuvieron liderados por el pívot senegalés.

El Canarias fue así recortando poco a poco su desventaja. Incluso pese a la tercera falta de Cook, de una más que discutida técnica al banquillo y de seguir sin apenas noticias de su perímetro: de nuevo 1/3 en este periodo y con Salin aún inédito. Ante esto, entre los tres postes puros habían producido 24 puntos de los 40 de todo el conjunto aurinegro.

La reacción no había sido radical, pero sí paulatina y constante, hasta el punto de firmar, en algo más de cuatro minutos, un parcial de 1-12 para el 38-40 (6 a 29 en valoración en ese cuarto). Suficiente, ahora sí, para que los laguneros tomaran la delantera por primera vez desde la canasta inicial de Huertas en el 0-2. Mejores sensaciones antes de la segunda mitad.

A la vuelta de vestuarios al Canarias se le volvió a abrir una de las vías de agua del inicio: la insistencia de Inglis posteando y ante el que no pudieron hacer nada ni Abromaitis ni Doornekamp. Sin Shermadini demasiado sólido debajo del tablero y con nulo acierto desde el perímetro (fallaron de forma consecutiva Salin, Huertas y Doornekamp), el Lenovo se vio abajo tras el triple de Bassas (48-44).

Los aurinegros volvieron a cometer pérdidas gratuitas (por segunda vez regalaron un balón por cinco segundos en el saque), déficit que les mantuvo a remolque (52-48). Ahí un par de buenas defensas de Doornekamp, un 3+1 de Fitipaldo (tras casi 15 minutos sin anotar un solo triple) y una nueva irrupción de Diagne (2+1 y un par de buenas acciones atrás) obraron un 0-7 para el Canarias (52-55, 28') que aún así no logró darle continuidad a su arreón antes del cuarto final (54-55).

Al contrario que en los cuartos anteriores, la puesta en escena canarista en el periodo final. Primero con dos libres de Shermadini, también apretando los dientes detrás y cerrando su rebote, pero de, forma escandalosa, encomendándose a Huertas. El paulista, sin posibilidad de conectar en el 2x2, empezó a producir de manera directa. Tres canastas de su sello, con una puerta atrás hacia Salin en medio antes de sumar dos libres más. Con un encomiable ejercicio defensivo, los laguneros empezaron a poner tierra de por medio (58-67).

Con el brasileño desatado, el golpe definitivo llegó con una nueva aportación interior de Diagne tras rebote ofensivo, y con un triple de Doornekamp para el 58-71. Con paciencia, sabiendo sufrir, y con la maestría de un jugador diferencial como Huertas, el Canarias sentenciaba el derbi. Hasta 15 puntos de ventaja llegó a disponer el cuadro lagunero (58-73) antes de un intercambio final que no cambió nada (65-80) antes de que la canasta final de Fernández dejara el 70-86 definitivo y al cuadro tinerfeño consolidado e lo más alto de la clasificación.