Cristo Ramón González Pérez (Santa Cruz de Tenerife, 24 de octubre de 1997), vuelve a casa. Este sábado jugará en el Heliodoro, aunque lo hará vistiendo esta vez la camiseta de la SD Huesca. En el verano de 2017 abandonó la disciplina blanquiazul para firmar por el Real Madrid, jugando en el filial de Segunda B estas dos campañas. Además, tuvo ocasión de estrenarse con los mayores antes de ser traspasado en agosto al Udinese, que le cedió a su actual equipo.

¿Cómo se encuentra justo antes del retorno?

Pues muy bien, con ganas de volver a la Isla y de ver a mi familia y amigos, que los tengo lejos. Además, el Heliodoro es mi campo, el único que siento de verdad así.

¿Cómo es el Cristo de ahora con respecto al que se marchó?

He cambiado mucho. Son los mismos sueños en distinta persona y enfocados de manera diferente. La edad te hace madurar, darte cuenta de los errores y de las situaciones pasadas, pero lo he hecho disfrutando del proceso y aprendiendo todo lo posible.

¿Se castiga mucho pensando en esa etapa?

No. En realidad pienso que de todo se aprende, que aquellas cosas me hicieron crecer y estoy agradecido de haber pasado por ello para sentirme orgulloso de lo que soy ahora.

¿Y en lo futbolístico en qué es mejor?

Sobre todo en la parte física, que fue la que nunca me acompañó realmente en Tenerife. Ahora la he intentado mejorar en todo lo posible. Luego siempre intentas crecer en tus virtudes, en las que siempre has tenido.

Hay dos años en el Real Madrid Castilla muy distintos, uno en el que le cuesta más y otro en el que explota como futbolista.

Sí, uno comete errores y los paga. Pero el segundo año llevé mi vida profesionalmente al límite: descanso, alimentación, dobles entrenamientos? Yo creo que me di cuenta de lo que tenía que hacer si quería tener una carrera como futbolista.

¿Cómo surge la opción de ir al Udinese?

Tenía varias posibilidades de Primera en España y bastantes de Segunda antes de lo del Udinese. Incluso algún Primera de otras ligas, pero al final elegí al Udinese por su proyecto deportivo y la confianza que me demostraron.

Ese proceso de crecimiento sigue ahora en Huesca.

Estoy muy contento en la ciudad y en el club. La verdad es que intento seguir ese camino que descubrí. Intento seguir trabajando a tope en cada entrenamiento, trabajar luego con el preparador físico por las tardes y tener un buen descanso para llegar a tope cada fin de semana.

¿Le faltaba este paso intermedio antes de triunfar en el Udinese?

Era un paso grande, por el país y las costumbres que son diferentes. Tenía un contrato muy largo allí y no vi mal venirme este año a Huesca. Me siento identificado con este proyecto y con la forma de ver el fútbol del entrenador (Míchel). Pensé que me vendría muy bien este fútbol.

Empezó usted sin las oportunidades que deseaba, pero ahora ya empieza a ser titular.

La verdad es que me costó coger la forma porque apenas hice pretemporada con el tema del traspaso y una pequeña lesión que tuve en Italia. Ahora me siento al cien por cien físicamente y a disposición del míster.

¿Se ve de titular este sábado?

Eso es algo que debe decidir el entrenador, como siempre. El jugador lo que quiere es jugar. Me encantaría, pero habrá que esperar.

¿Sigue mucho al Tenerife? Llega muy necesitado al partido contra el Huesca.

Sí que lo sigo. Tengo muchos amigos allí, de los que estaban y alguno que ha llegado este año. Como Dani Gómez. Le deseo lo mejor del mundo después del sábado, pero voy con todo, a morir durante 90 minutos por los tres puntos. Quiero traérmelos a Huesca. Pero duele verlos ahí. Uno quiere ver al equipo de la tierra siempre bien, pero no todo son los resultados. Han competido muy bien en muchos partidos y los resultados van a llegar.

¿Qué le dice a Dani Gómez? ¿Que tenga paciencia?

Tenerife es un sitio especial, complicado, pero muy bonito. Ya se lo dije cuando me preguntó para elegir la Isla. Dani siempre ha sido un goleador y quizás necesita confianza, pero seguro que se la acabarán dando y él devolverá alegrías a todos los chicharreros.

Habla muy bien del Tenerife.

Es que no tengo problemas con el Tenerife, al revés. Me siento muy agradecido. Tuvimos una negociación, en la que al final dices que sí o que no. Yo consideré que era mejor salir y el club me dio facilidades aceptando mi elección.

Mirando a aquella etapa de canterano, a su experiencia, ¿qué le diría a los que ahora están en ella?

Que estén tranquilos y tengan paciencia, que lo den todo todos los días y que se cuiden. El camino es entrenar fuerte, el doble, cuidarse, comer bien y tener confianza en las virtudes de cada uno. El salto es difícil, pero con trabajo se puede conseguir. Sobre todo si te apoyas en referentes como Aitor Sanz o Suso, que son gente que los puede ayudar mucho. Les tengo mucho cariño a ambos. Aitor siempre me ha dado muy buenos consejos.

¿Faltó paciencia o confianza con Cristo González para que hubiera explotado ya en el Tenerife?

Yo era un niño cuando jugaba en el Tenerife. Es verdad que tuve fallos y aciertos, pero todo me sirvió para aprender. Fueron años muy felices, con compañeros que hoy en día son familia como Jorge o Vitolo.

Por cierto, el Huesca tiene una gran plantilla.

La verdad es que tenemos un superequipo, con grandes jugadores y mucha calidad. Eso genera una gran competencia.

Viendo la apuesta de los dos equipos, ¿se verá un buen partido?

Habrá que ver si ellos quieren jugarnos de tú a tú. Nosotros queremos siempre el balón. Somos un equipo muy ofensivo. Será decisión del Tenerife, pero nadie nos ha intentado jugar así, aunque el Tenerife es un poco de nuestro estilo. Si el partido se da así será bonito, para disfrutarlo.