Rafael Santandreu: «Podemos aprender a lavarnos el cerebro en nuestro propio beneficio»

Este es un libro que, como siempre, está basado en su trabajo con pacientes. Tiene cuatro partes. Si le parece, empecemos por la primera que es la que se centra en el método que emplea: la terapia cognitiva.

Mira, se basa en algo que ya dijo el filósofo Epicteto en el siglo I. Aseguró que no nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede. Trabajamos para adquirir el mejor diálogo interno frente a cualquier situación de la vida y frente a cualquier adversidad. De manera que te mantengas fuerte y feliz prácticamente siempre. 

Es decir, que nuestra voz interior, esa de la que habla, es quizás nuestro peor enemigo, ¿no?

Efectivamente, sí. Pero se puede aprender a controlarla. Llevo tiempo poniendo en mi canal de Youtube un testimonio semanal de transformación especialmente destacado. Y ya llevamos unas 200 personas que tenían –entre otros problemas– ataques de pánico o trastorno obsesivos compulsivos, que estaban hasta arriba de pastillas y que ahora están totalmente bien. Ellos mismos explican cómo lo han hecho. Es decir, con el método adecuado, y eso sí, un trabajo intenso, las transformaciones que se producen son sorprendentes de mentalidad y de vida emocional. Eso sí, las soluciones mágicas tipo una pastillita no existen.

El libro aborda, imagino, los temas con los que sus pacientes acuden a la consulta: soledad, miedo a la muerte, abandono, estrés laboral, etcétera. ¿Frente a todos estos problemas, la solución es la misma?

Sí, siempre aplicamos el mismo método de cambiar la mentalidad. Por ejemplo, hay un capítulo del libro en el que hablamos de adelgazar, un problema que afecta como mínimo para un 60% de los españoles. Nos hemos dado cuenta que fundamentalmente y en la mayor parte de los casos es un problema mental. En ese capítulo explico que adelgazar con la mentalidad adecuada es muy fácil. Es ridículamente fácil. Y una de las maniobras que hay que emplear para hacerlo fácil es aprender a ver la comida saludable como la más sabrosa y la no saludable como asquerosa. Es un ejercicio de mentalización, de visualización. Llega un momento en que si lo que más te apetece comer es una ensalada fresca –en vez de un donut de chocolate– ya es muy fácil adelgazar. Podemos aprender a lavarnos el cerebro en nuestro propio beneficio. 

Y luego están los problemas de pareja, que debe ser otro de los asuntos que lleva a más gente al psicólogo.

Según las estadísticas, actualmente el 50% de los matrimonios se separan antes de diez años. En el libro explico que el problema principal en este sentido es que no sabemos trabajar en equipo. Para aprender a hacerlo, yo propongo un ejercicio que bloquea la voluntad de imposición, que es el problema fundamental de las parejas. Hay una herramienta, un ejercicio, que bloquea ese impulso de imposición y que es que cada vez que haya una diferencia de opinión sobre una decisión se tire una moneda al aire y se eche suerte.

¿El secreto, entonces, es entrenar nuestra forma de pensar?

La felicidad es como un músculo y tienes que entrenarlo y luego mantenerlo. Porque esas ganancias se pierden fácilmente. Si no te mantienes en forma a nivel racional, es muy probable que tiendas hacia la locura social.

Estos rudimentos nos los debieron enseñar a todos desde pequeños, ¿no cree?

Absolutamente, y además ese es el mejor momento para enderezar el árbol y empezar a aprender. Creo que en la escuela la mitad de las asignaturas tendrían que hacer referencia a la filosofía, al sistema de valores, al trato con los demás y al trabajo en equipo, porque en realidad son asuntos centrales para el éxito en la vida y la felicidad.