Entrevista | Florencia Etcheves Periodista y escritora / Autora de ‘La cocinera de Frida’

Florencia Etcheves: «Frida Kahlo fue tan moderna que hoy te la encontrarías en las redes sociales»

Atea, impulsora de la campaña #NiUnaMenos en contra de la violencia contra la mujer y creadora de la saga del comisario Juánez, la periodista y escritora argentina Florencia Etcheves (Buenos Aires, 1971) se sumerge en la enigmática existencia de Frida Kahlo para dar volumen a una novela en la que se entrelazan temas como la amistad y el poder del arte. Así madura ‘La cocinera de Frida’ (Planeta).

Florencia Etcheves (Buenos Aires, 1971).

Florencia Etcheves (Buenos Aires, 1971). / ALEJANDRA LÓPEZ

Jorge Dávila

¿Qué le empujó hasta el universo de Frida Kahlo?

Es un mundo que nunca llamó mi atención, al menos desde el punto de vista literario, pero no por ello deja de ser fascinante... Los argentinos somos muy fanáticos de México, nos encanta casi todo lo que tiene que ver con un país en el que nos sentimos como en casa, pero yo no había caído aún en las redes del universo de Frida por el exceso de marketing que había a su alrededor.

¿Y cómo cayó?

Cuando llegó el momento de encarar el proyecto me fui a México e hice lo que llevo haciendo durante más de 25 años: saqué mi vena periodística y me puse a buscar; el asunto de recopilar datos e investigar se me da bien. A medida que entré en ese universo me voló la peluca, que es lo que ustedes en España entienden como se me fue la cabeza [ríe]... Más allá del colorido que encontré en toda su obra, que es algo obvio, la única pregunta que me hice fue: ¿por qué después de un montón de años esta mujer sigue de moda?, ¿por qué continúa siendo un hits entre las muchachas más jóvenes?

¿Encontró respuestas?

Siempre hay respuestas... En el caso de Frida me resultaba injusto pensar que todo estuviera supeditado a unos peinados llamativos y unos vestidos coloridos. ¡Había algo más que esto; era demasiado simple! Kahlo es como una viajera en el tiempo, una mujer del futuro en los años 20 y 30 del siglo pasado que se manejaba sin ningún tipo de pudor de ser señalada por sus acciones. Esa modernidad me hizo pensar en el hecho de que podía haber sido perfectamente una de las muchachas con las que hoy nos podíamos cruzar en la calle en las redes sociales.

¿La ha normalizado?

Eso no lo hice yo, fue ella. Frida Kahlo y su obra, que es enigmática, rica, vasta..., es la que conecta con unas jóvenes que igual no saben reconocer su obra pero sí que entienden que delante de sus ojos tienen a una mujer distinta. Su universalidad es tan simple que uno/a puede ir por la calle y alguien dice Frida, el resto contesta Kahlo... Otra cosa es que usted le pregunte por el nombre de alguno de sus cuadros. Ahí, seguro, va a encontrar muchos silencios. Es un personaje devorador...

Entiendo que en la base de la novela aparece la periodista, la profesional que sale a ‘ratonear’ en busca de información, ¿no?

¡Ratonear, qué palabra tan linda! Se la voy a pedir para mí o se la robo directamente [ja,ja,ja]... La cocinera de Frida la quería montar a partir de datos, escenas, anécdotas que fueran verídicos. Algunas cosas son tan fabulosas y divertidas que mi imaginación no sería capaz de inventarlas... Armar la línea temporal de la vida y obra de Frida y de su esposo Diego fue algo maravilloso. Ahora que el libro ya está en las librerías [se puso a la venta el miércoles] voy a confesar que no fue fácil elegir algunos de los puntos que utilicé para dar robustez a Nayeli Cruz, que es el personaje principal de La cocinera de Frida. Tanto en el periodismo como en la ficción nunca hay que perder el norte a la hora de comprender que el que tiene que crecer siempre es el personaje principal. A partir de esa idea busqué qué situaciones de la vida de Frida podían modificar el arco dramático de Nayeli. El problema más gordo al que me enfrenté fue que el personaje principal no existía y el secundario era nada más y nada menos que Frida Kahlo... Yo misma tenía que ponerme firme para no dejarme seducir por una mujer tan increíble.

¿Por qué decidió entrar a través de la cocina?

Nayeli Cruz podía haber sido cualquier otra cosa en la vida de Frida Kahlo, pero necesitaba que hoy tuviera una segunda vida en Argentina, que es donde se desarrolla la trama policial. Ésa fue la razón por la que la envié [sonríe] tan jovencita a México. Mi abuela era gallega, por ese legado yo tengo la nacionalidad española, y cocinaba de muerte. Hacía una empanada gallega riquísima y consiguió conquistar mi estómago y mi curiosidad. Su empanada era otra cosa... ¡Era otra cosa! [repite]. Yo la intento hacer y no me sale. Ella decía que la persona que te cría no es la que te abraza, la que te enseña a querer, con la que aprender a leer o buenos modales, sino la que te alimenta. Esas son cosas que dicen los abuelos y a las que en su momento no le prestas la atención que se merece, pero que con el paso del tiempo recuperas en tu cabecita. Ésa es la razón por la que Nayeli entra en esta historia a través de la cocina.

¿Cómo desemboca todo en una trama policiaca?

Yo sabía que quería contar una novela policiaca porque fue el motivo por el que me buscaron los editores mexicanos. El libro crece en dos escenarios: empieza en México y continúa en clave policial en Buenos Aires, cuando Nayeli ya no es una niña y se enreda todo con uno de esos cuadros malditos... Yo lo inventé, aunque en la vida real es una obra sin nombre que lleva la firma de Diego Rivera, incorporando unos aditivos para amplificar el misterio artístico...

¿Aditivos?

Sí, unos elementos de ficción que hoy causarían mucho revuelo sólo por la posibilidad de que la obra en cuestión pudiera haber sido pintada por los dos, es decir, que ocultara las «firmas» de Frida Kahlo y Diego Rivera. Sería la gran noticia del mundo del arte y, seguramente, uno de los cuadros mejor tasados de la historia en las casas de subastas. Como eso no existe me lo inventé, que es algo que solemos hacer los escritores. Sólo le voy a decir que es una pieza por la que mucha gente es capaz de morir, pero también está por la labor de matar. La nieta de esta cocinera argentina [Nayeli] se va a encontrar un cuadro que no tiene ni idea de lo que es porque todo forma parte de un gran secreto.

Suscríbete para seguir leyendo