La risa en Canarias enmudece

El humorista Manolo Vieira, que puso el acento de las Islas en el mapa nacional a golpe de chistes yse erigió en maestro de generaciones de cómicos, falleció ayer, a los 73 años, tras una larga enfermedad

El humorista grancanario Manolo Vieira en el Teatro Pub Chistera.

El humorista grancanario Manolo Vieira en el Teatro Pub Chistera. / Andrés Cruz

Manolo Vieira, máximo referente e icono del humor en Canarias, que puso el acento de las islas en el mapa nacional a golpe de risas y se erigió en padre y maestro de generaciones de cómicos en el Archipiélago, falleció ayer, a los 73 años, tras una larga enfermedad y pocas horas después de ser nombrado Hijo Predilecto de Gran Canaria por el Cabildo.

Con 42 años de trayectoria en los escenarios a sus espaldas, a los que ponía punto y final este mismo año al abrigo de la gira de despedida La última y nos vamos, Vieira se consagró por derecho propio como el mayor representante del humor en el conjunto del Archipiélago, así como el más popular y querido por los canarios. Además, desde que abriera las puertas de su propia sala, el Teatro Pub Chistera, casa de cómicos y artistas, y marcase el fin y comienzo de año cada Nochevieja en la pequeña pantalla en millares de hogares, también se consolidó como el maestro de la comedia más cotizado en el panorama español.

Y esto se debe a que sus espectáculos humorísticos se han nutrido siempre de la realidad cotidiana del pueblo canario, que se mira y reconoce en sus relatos, anécdotas y chistes como en un espejo. Sobre todo, Vieira fue pionero a la hora de romper la tradición de corsés y complejos que amordazan el habla y la identidad canaria para narrarnos) a través del sentido del humor enraizado en los valores, usos, costumbres y formas de ser de la tierra.

Así lo reivindicó siempre a lo largo de una extensa trayectoria que no solo trascendió las fronteras de las islas sino también las del territorio nacional, con el salto al otro lado del Atlántico con la idiosincrasia canaria a cuestas. Una excursión con la familia al campo, la compra en el supermercado, la primera comunión o una cita en el médico marcaban las situaciones hilarantes que narraba a través de los personajes de sus historias, ya fuera Carmelito, Cuco, Fefo, Chanín o Alerxis, ante las que Vieira se definía a sí mismo, a partir de una conversación con el cantante Alberto Cortez, como «el relator del humor de Canarias».

Trayectoria

Nacido en 1949 en el barrio capitalino de La Isleta, que tanto referenció en sus monólogos, Manolo Vieira fue pionero en el género humorístico en las islas. A mediados de los 80, en el contexto de una sociedad que despertaba de la oscuridad del franquismo, tomó la decisión de lanzarse a la piscina del humor con su gracia y estilo propio como únicos remos.

En 1986 abrió las puertas de su primera sala en la capital grancanaria, donde compaginaba sus funciones primigenias con temporadas de 18 meses consecutivos en el Florida Park en Madrid. Más adelante, en 1988, inauguró el mítico Pub Teatro Chistera, más conocido simplemente bajo el nombre de Chistera, en la calle Juan Manuel Durán, en el corazón de la ciudad, lugar de peregrinaje imprescindibles para los amantes del humor y, sobre todo, los seguidores de su precursor isleño.

En la década de los 90, la estela de Manolo Vieira desborda su propia sala capitalina y proyecta su discurso en formato multidisciplinar en radio, en televisión y en directo, seguida de sus primeras incursiones en el mercado latino de Norteamérica, en concreto, en Miami. Para entonces, las historias del relator del humor isleño ya se vendían en discos, álbumes recopilatorios y vídeos que superaban los cientos de millares de copias en Canarias.

Sus espectáculos El último en salir que apague la luz, Sal de ahí, Bolero, Manolo Vieira y yo, Manolo Vieira se escribe con ‘b’ chica, Risas y Hoy no es lunes fueron sus números más aclamados por el público en los escenarios, con los que afinaba la línea de océano que separaba a las islas y acortaba sus kilómetros con respecto a la península. Pero también sus especiales de Fin de Año, siempre para Televisión Canaria, rubricó el sello canario en el mapa del humor nacional aupándose como el espacio más visto de todas las televisiones autonómicas de España. Este hito sin precedentes afianzó el discurso y estilo propio de Manolo Vieira en su defensa acérrima de no neutralizar jamás el acento canario y de proyectarlo al exterior sin renunciar a vivir en las islas que amaba.

Galardonado con la medalla de oro de Canarias en 2002 y recién nombrado Hijo Predilecto de Gran Canaria, uno de los mayores retornos de su carrera fue atestiguar (y apadrinar) el legado de nuevas generaciones de cómicos y de cómicas. «Yo estaba muy solo cuando empecé», manifestaba. Precisamente, el humorista lanzaroteño Kike Pérez manifestaba ayer en homenaje a su maestro: «Te transformaste en cada uno de los que recogimos tu legado, sellaste para siempre tu huella en cada risa de los nuestros, te hiciste eterno».

Despedida

El pasado noviembre de 2022, Vieira anunciaba su despedida de los escenarios y el cierre de Chistera con una gira por todo el Archipiélago bajo el título La última y nos vamos, que ya había iniciado su recorrido y que culminaría el próximo mayo. El pasado viernes, Vieira tuvo que suspender una función prevista en el terrero de lucha de Tías, en Lanzarote, que puso a Canarias en vilo.

«Esa es la ‘arrancadilla’, pues nos echamos otra, pues nos echamos otra, la última y nos vamos, que es cuando el dueño ya va a cerrar, ¿verdad? Es triste, pero es así», manifestó Vieira durante la presentación de la gira en el Teatro Cuyás, a lo que luego añadió: «me voy más feliz que el carajo».

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