La sociedad canaria despide a Olarte

Los expresidentes del Gobierno de Canarias mostraron sus respetos al dirigente centrista y el obispo de la Diócesis elogió la capacidad de diálogo y trabajo por el bien común del finado

Funeral de Lorenzo Olarte

Flora Marimón /Rubén Acosta

El expresidente del Gobierno canario, Lorenzo Olarte Cullen, fue despedido ayer por la sociedad canaria en la sede de la Presidencia del Gobierno de la capital grancanaria y posteriormente en una misa funeral que tuvo lugar en la iglesia de Santo Domingo de Vegueta en una ceremonia presidida por el Obispo de la Diócesis, José Mazuelos. En las últimas horas de la capilla ardiente instalada en Presidencia se dieron cita los expresidentes de la Comunidad Autónoma que, como hicieron en noviembre pasado con Jerónimo Saavedra, mostraron sus respetos al finado y sus condolencias a la familia de Olarte, especialmente a su viuda, María Lecuona. Manuel Hermoso, Román Rodríguez, Paulino Rivero, Ángel Víctor Torres y Fernando Clavijo también asistieron a la ceremonia religiosa celebrada en Vegueta junto a otros dirigentes del Ejecutivo regional, políticos ya retirados, familiares y amigos del expresidente.

En su homilía, el obispo Mazuelos glosó no solo la trayectoria personal y de hombre de fe de Lorenzo Olarte, sino también hizo mención a su personalidad política como protagonista de la Transición y del centrismo español y canario. El obispo puso en valor la Transición y el legado de políticos como Olarte y Adolfo Suárez y apeló al diálogo y al trabajo por el bien común como se hizo en esta etapa, tras el franquismo, frente al enfrentamiento y a las imposiciones que predominan en la actualidad. «Necesitamos políticos de la Transición como Lorenzo Olarte, que luchen por el bien común», añadió el obispo.

Antes de la ceremonia religiosa en el barrio histórico de Vegueta, los expresidentes del Gobierno canario rindieron una muestra de «respeto y admiración» al que fuera presidente del Gobierno, entre 1988 a 1991, fallecido en la madrugada del sábado a los 91 años, en un sentido acto que clausuraba la capilla ardiente, instalada en la Presidencia del Gobierno en Las Palmas de Gran Canaria, tras conocer el óbito del exmandatario canario. El primero en llegar fue el anfitrión, el actual presidente del Ejecutivo, Fernando Clavijo, que esperaba en la puerta a sus antecesores en la Presidencia del Gobierno mientras los familiares, allegados y distintos cargos públicos arropaban en el interior del salón principal el féretro con los restos mortales de Olarte, en una estancia repleta de coronas de flores de muy distintas procedencias –institucionales, políticas, de empresas de comunicación, la ULPGC, entidades sociales y financieras, sin faltar la Federación Canaria de Colombofilia, actividad a la que era muy aficionado –.

Posteriormente arribó el expresidente y ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, que fue jefe del Ejecutivo entre 2015 y 2019, y acto seguido Paulino Rivero, que ostentó este cargo en dos legislaturas, desde 2007 a 2015, y actualmente es el presidente del Club Deportivo Tenerife. Más tarde apareció Román Rodríguez, expresidente con CC entre 1999 y 2003 y ahora dirigente de NC-BC.

El último en llegar desde Tenerife, y el más emocionado, que arribó andando con su bastón y con el porte señorial que siempre le ha caracterizado, fue Manuel Hermoso, de 88 años, que compartió tareas de gobierno con Olarte entre 1995 y 1999, siendo el ya fallecido su vicepresidente y consejero de Turismo. Solo faltó de los expresidentes vivos Fernando Fernández, al que sustituyó Olarte en la Presidencia en 1988 tras una moción de confianza que perdió el primero.

Torres imagina que tanto Saavedra como Olarte y el también fallecido Juan Carlos Alemán «estarán en algún lugar discutiendo de cómo mejorar esta tierra»

Hermoso es el más cercano en edad a su predecesor fallecido, y recordó que hace algo más de dos meses, el 21 de noviembre de 2023, moría Jerónimo Saavedra, a quien también tuvo la oportunidad de despedir en Las Palmas de Gran Canaria, y hace trece años se fue su gran amigo, el expresidente Adán Martín, en octubre de 2010, al que embarcó en la política tinerfeña.

«¿Qué pasa, se nos están muriendo los grandes? Perdimos a Jerónimo hace poco, hoy perdemos a Lorenzo. Yo tengo que decir que tengo un sentimiento profundo de tristeza, pero también me siento afortunado por haber tenido la oportunidad de trabajar y colaborar con todos ellos. ¡Qué satisfactorio para mí! Fueron personas a las que Canarias le debe el esfuerzo que hicieron y la gratitud de que lo hicieran», enfatizó el expresidente.

El reencuentro de la quinta de los activos fue de complicidad –están en el foco político o futbolístico diariamente–, pero la llegada de Hermoso inesperada, pues se pensaba que solo podría acudir, por su avanzada edad, a la misa que se le ofició a Olarte posteriormente en la Iglesia de Santo Domingo, tras una comitiva fúnebre hasta el centro religioso, fue muy entrañable. Cuando entró, muchas de las personas que estaban en el salón se acercaron a saludarlo, pero él, paso a paso con su bastón, lo primero que hizo fue acercarse al féretro de Olarte, donde estuvo unos minutos en silencio. Y luego se acercó a saludar cariñosamente a la mujer del fallecido, la lagunera María Lecuona, y a los ocho hijos del expresidente.

No fue un acto de palabras, sino solo un testimonio de «respeto, admiración y aplauso», en palabras de Manuel Hermoso, al expresidente fallecido y a sus familiares, un último adiós en la que fuera también la casa de Lorenzo Olarte, como la de todos los presidentes. Y una última foto de familia de los jefes del Ejecutivo en distintas legislaturas arropando a la esposa de Olarte, María Lecuona, y con el féretro de su marido detrás como testigo del legado que dejó en la consolidación de la Transición en Canarias y la gestación y desarrollo de la Autonomía.

Respeto institucional

«Es el respeto no solo a la figura y persona de Olarte, sino al puesto del presidente del Gobierno, porque cuando se pierden los respetos institucionales y la separación de poderes, la democracia peligra, y es importante que ese respeto continúe en el tiempo, y la gente joven en un mundo totalmente distinto y cambiante, sepa que, al final, aquellos que incluso fueron sus adversarios políticos han venido a rendirle respeto», remarcó Clavijo ya en la entrada de Presidencia, donde los expresidentes ofrecieron su visión a los medios de comunicación de lo que ha representado Olarte para Canarias.

Para Fernando Clavijo, Olarte «es la Canarias hoy en día, un hombre muy hábil políticamente, que luchó mucho por Canarias y que dejó como uno de sus legados la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, pero supo enfrentarse al Estado, plantar batalla por defender una Canarias que en aquellos años comenzaba en la etapa de la Transición, prácticamente, y con su amigo Adolfo Suárez al final consiguió que Canarias contase para el Estado». «A pesar de su edad y en el último encuentro que tuvimos como expresidentes en el sur de Gran Canaria, con 91 años tenía la mente igual de rápida, de brillante, y con sus chascarrillos y su socarronería que eran inherentes a él, y, por lo tanto, se va uno de los grandes», reflexionó. «Hoy vamos a enterrar parte de la historia de Canarias, pero lo más importante es que su legado y su experiencia nos debe guiar en los momentos en los que a pesar de la dureza de los debates, y a pesar del las dificultades, siempre los grandes supieron encontrar un punto de encuentro para beneficiar a Canarias y esperamos lo mismo en la política nacional con lo que estamos viviendo».

«Ya está bien de resucitar enfrentamientos y de imponer las ideas, necesitamos a políticos como los de la Transición, Lorenzo Olarte nunca tiró la toalla en la defensa de Canarias», subrayó Mazuelos

El ministro de Política Territorial del Gobierno de España, Ángel Víctor Torres, lamentó este «segundo mazazo para la política canaria» en tan breve espacio de tiempo, si bien imaginó que tanto Jerónimo Saavedra como Lorenzo Olarte y el también fallecido, en 2016, Juan Carlos Alemán –quien dirigiera el PSC-PSOE– «estarán en algún lugar discutiendo de Canarias, de cómo mejorar esta tierra».

Paulino Rivero subrayó que «se va un hombre importante, un hijo adoptivo de Canarias que no nació en Canarias, pero que se ha sentido canario con el máximo orgullo». Y Román Rodríguez, por su parte, expresó que «se va uno de los grandes de la política canaria, desde la última etapa del franquismo a la actualidad, una persona singular, con una gran personalidad, criterio, elocuencia, socarronería y un buen defensor de las singularidades del Archipiélago» que evidenció que «siempre hay que tener la guardia alta porque es fácil que en el otro lado del charco se olviden de nuestras cosas».

En el acto, estuvieron presentes el delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, las consejeras del Gobierno Matilde Asián y Esther Monzón, el portavoz de CC en el Parlamento, José Miguel Barragán, la presidenta del Cabildo de Fuerteventura, Lola García, o la consejera del PP del Cabildo grancanario y exalcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Josefa Luzardo, que recordó que Olarte compartía con su padre una gran afición por la colombofilia, además de autoridades militares, entre otras.

Posteriormente se dio traslado al féretro a la Iglesia de Santo Domingo para oficiar la misa en memoria del expresidente. El cortejo fúnebre llegó al corazón de Vegueta pasadas las 12.00 del mediodía donde ya esperaba la viuda, hijos, nietos y demás familiares del finado, junto a dirigentes del Gobierno actual como el presidente, Fernando Clavijo; la consejera de Hacienda, Matilde Asián; la consejera de Sanidad, Esther Monzón, y el consejero de Obras Públicas y Movilidad, Pablo Rodríguez. También dirigentes centristas ya retirados y que formaron parte de los gobiernos de Olarte junto a amigos y vecinos de Vegueta, barrio muy apreciado por Olarte. De hecho, el oficiante de la misa funeral, José Mazuelos, destacó en su homilía que el funeral de cuerpo presente se celebraba en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán por expreso deseo de la familia y porque se trata de un templo muy ligado a las creencias de Olarte y a sus vivencias en el barrio antiguo de la ciudad.

Junto al obispo también participó en la celebración del último adiós a Lorenzo Olarte el párroco de Santo Domingo, José Domínguez, junto a otros oficiantes y sacerdotes. Desde el punto de vista religioso el obispo de la Diócesis destacó del expresidente que «nunca renunció a su fe católica» y que también se sentía muy cercano al barrio de Vegueta, donde también tenía raíces y contaba con numerosos amigos y compañeros de su afición por la colombofilia.

El máximo representante de la Diócesis no solo habló de la fe de Olarte y de su familia, sino que también entró en aspectos de la trayectoria política del que fuera presidente del Gobierno, presidente del Cabildo de Gran Canaria entre el franquismo y la democracia, diputado en el Congreso y diputado en el Parlamento de Canarias, entre otros cargos públicos e institucionales. Mazuelos puso a Olarte como ejemplo de político que sirvió al «bien común» y al pueblo mientras ejerció en la actividad política y elogió lo que se ha dado en llamar el «espíritu de la Transición», es decir, el diálogo y el entendimiento entre rivales para alcanzar acuerdos y pactos sobre asuntos de interés general. «Cuando he leído en estos días sobre la historia política de Lorenzo me ha llamado la atención titulares en los medios sobre su protagonismo como hombre de la Transición o hombre de centro», dijo Mazuelos, para remachar que más de cuatro décadas después de aquella etapa de la historia de España, «necesitamos políticos de la Transición, políticos que estén dispuesto a usar el diálogo y a luchar por el bien común, como hizo Lorenzo Olarte», añadió. También recordó al expresidente Adolfo Suárez, «otro político de la Transición que echamos de menos».

Enfrentamientos

José Mazuelos también se mostró crítico con la situación política actual en contraposición con la Transición que protagonizó el expresidente fallecido. «Ya está bien de resucitar enfrentamientos y de imponer ideas y criterios, necesitamos políticos como los de la Transición que trabajen por el bien común», reiteró. En este sentido, puso como ejemplo la situación por la que atraviesa Cataluña, en emergencia por la sequía, e indicó la necesidad de ser solidarios con esta situación al igual que con el resto de los pueblos de España.

Pero Mazuelos también recordó que Lorenzo Olarte no solo fue un hombre de diálogo y conciliación tras el final del franquismo, sino que también tuvo de «pelear» por defender a Canarias frente a la política de Estado de homologar a Canarias al resto del país sin tener en cuenta sus singularidades. «Lorenzo nunca tiró la toalla porque estuvo al servicio de los intereses comunes, siempre dispuesto a servir como tienen que hacer los políticos con sus aciertos y sus errores», añadió el obispo de la Diócesis.

El representante religioso habló también de la fe de Olarte «a la que nunca renunció» y tuvo palabras de cercanía y afecto para su viuda, María Lecuona, y para los hijos y nietos del fallecido, que ocupaban una parte importante de los bancos de la iglesia de Santo Domingo de Guzmán.

Olarte Cullen manifestó sus creencias a lo largo de su trayectoria. Hace una década fue pregonero de las fiestas de San Marcial de Rubicón, en Lanzarote. Durante el acto el expresidente se declaró católico y creyente, aunque «con perdón del cura», que estaba sentado a su lado, Lorenzo Olarte Cullen admitió «no ser muy buen practicante». En todo caso, el expresidente del Gobierno de Canarias aprovechó su protagonismo en Femés, como pregonero de las fiestas de San Marcial de Rubicón, para postular la isla de Lanzarote como territorio asignado a un obispo. Olarte, que en ningún momento leyó un texto, sino que disertó basado en pequeñas anotaciones, preguntó si era justo «machacar la historia» teniendo en cuenta que el primer obispado que hubo en Canarias «tuvo su sede episcopal aquí». Es más, dijo estar dispuesto a pedírselo al mismísimo Papa. Con su socarronería habitual dijo que «como así somos los canarios», donde pocas cosas están exentas de polémica, Olarte imaginó lo que pasaría si los dos obispados de Canarias dejaran de depender del Arzobispado de Sevilla y hubiese que escoger sede entre Tenerife y Gran Canaria, «la que se armaría y otro problema más».

Para el expresidente ese era su tercer pregón, siendo el primero en el año 1975 con motivo de las fiestas de Nuestra Señora del Pino en Teror, y ostentando en ese momento la presidencia del Cabildo de Gran Canaria, y el segundo en el barrio de San José, en Las Palmas de Gran Canaria. Confesó en ese momento que no era muy dado a pregones y, de hecho, el de San Marcial lo pronunció con 81 años.

Después del oficio religioso celebrado en la parroquía de Santo Domingo de Guzmán el féretro fue traslado por miembros de la Policía Canaria y de la Policía Local al coche fúnebre que esperaba en la plaza. A la salida de la comitiva del templo hubo una suelta de palomas a cargo de la Federación de Colombofilia, en homenaje al expresidente, que siempre fue un amante de esta actividad y fue muy comentada su afición por la palomas mensajeras. Según comentó el presidente de la Federación de Colombofilia, Antonio Suárez, se soltaron 500 palomas que estaban metidas en 20 cajas, un homenaje que se le consultó a los hijos del finado para que dieran su autorización.

La Federación de Colombofilia organizó una suelta de 500 palomas en la plaza de Santo Domingo a la salida del funeral en «reconocimiento» al expresidente por su apoyo a esta actividad deportiva

Suárez indicó que la suelta de palomas se trataba de un emotivo homenaje y reconocimiento a Olarte porque «ayudó mucho a la colombofilia» y siempre se mostró cercano a la Federación y a los amantes de esta actividad deportiva. De hecho, Suárez recordó como en 1992, a la vez que Barcelona celebraba sus Juegos Olímpicos, en Gran Canaria se celebraron unas olimpiadas de la colombofilia impulsadas por el expresidente del Gobierno. «Los colombófilos siempre estaremos agradecidos a Lorenzo Olarte», añadió el presidente de la Federación.

Una vez finalizada la suelta de palomas el féretro fue introducido en el coche fúnebre para se trasladado a su incineración, acto estrictamente familiar para que las cenizas fueran depositadas posteriormente en el cementerio de Vegueta por expreso deseo de la familia.

El próximo jueves día 8 se celebrará una misa en memoria de Olarte en la Catedral de Las Palmas como ya se hizo hace poco más de dos meses con motivo del fallecimiento del también expresidente del Gobierno Jerónimo Saavedra. El exalcalde no tuvo misa de córpore insepulto como sí la tuvo ayer Olarte, sino que fue trasladado de la capilla ardiente al cementerio de Vegueta.

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