Con voz firme y expresión brillante

Olarte siempre pensó que no había sido adecuadamente reconocida su labor en la creación de la ULPGC y en el apoyo inicial que le proporcionó como presidente, posiblemente tenía razón y todavía estamos a tiempo

La vida de Lorenzo Olarte, en imágenes

La vida de Lorenzo Olarte, en imágenes / LP / DLP

Francisco Rubio Royo

Lorenzo Olarte era una persona con muchas dimensiones, en la historia reciente de Canarias y, especialmente, de Gran Canaria. Me quisiera referir, con emoción y agradecimiento, a algunos momentos transcendentales de la política universitaria canaria que vivimos juntos, en diferentes momentos de nuestras respectivas trayectorias públicas.

Conocí a Lorenzo Olarte recién llegado a la Universidad de La Laguna a principios del año 1975 o finales de 1974, como catedrático de Electricidad y Magnetismo de su Facultad de Químicas. Nos reunimos los catedráticos de la Universidad, en el salón de gobierno del rectorado, con motivo de la visita del ministro de Educación y Ciencia Cruz Martínez Esteruelas y del su director general de universidades Luis Suárez Fernández. Curiosamente, por lo que sucedió en 1989, era rector de la ULL Enrique Fernández Caldas. En la reunión estaban presentes los presidentes de los cabildos de Tenerife y de Gran Canaria, yo no conocía a ninguno de los dos ni hablé con ellos. Simplemente me llamó la atención las palabras que con voz firme y expresión brillante pronunció el de Gran Canaria, a la sazón Lorenzo Olarte Cullen. Ya se pueden imaginar de qué iba su intervención. En los últimos años de la época franquista no estábamos acostumbrados a unas palabras que no encajaban en la política universitaria de la época. Me sorprendió y le admiré.

Posteriormente me di cuenta de que el Cabildo de Gran Canaria siempre ha sido un líder en cuanto a impulsar y coordinar las ansias universitarias de la isla. No quiero citar nombres, pero hay dos personas que para mí fueron esenciales, sin menoscabo del resto con los cuales coincidí. Fueron Juan Pulido Castro, presidente del Cabildo en el cuatrienio anterior a Lorenzo Olarte; y Chicho Gracia Blaisy, director del patronato del Colegio de Medicina de Las Palmas; gracias al cual fui director de dicho colegio a finales de la década de los setenta del siglo pasado, sustituyendo a mi maestro y mentor Roberto Moreno Díaz.

Durante los ochenta me relacioné mucho con Lorenzo Olarte, que en aquellos tiempos militaba en el CDS y, posteriormente, en CC. Lorenzo Olarte fue el presidente del Gobierno de Canarias, bajo cuyo mandato se creó la ULPGC. Formaba parte de un gobierno presidido por Fernando Fernández Martín (CDS); Lorenzo Olarte (CDS) era el vicepresidente de dicho gobierno. El consejero de Educación, Cultura y Deportes era Enrique Fernández Caldas (AIC), qué casualidad.

El 29 y 30 de noviembre de 1988, el presidente se sometió a un voto de confianza del Parlamento regional en unos momentos tensos, con motivo de la política universitaria en las Islas. La crisis política que se registraba en Canarias coincide con una fuerte discusión universitaria, a raíz del debate en el Parlamento de dos iniciativas legislativas favorables a la creación de una universidad completa en la provincia de Las Palmas y a la adscripción a ésta de los centros y facultades de la Universidad de La Laguna, ubicados en la capital de Gran Canaria, a lo que se oponían las AIC. El 4 de enero de 1989, Fernando Fernández dimite como presidente del Gobierno. Le sucede su vicepresidente, Lorenzo Olarte, que impulsa y acelera la presentación de la ley de reorganización universitaria de Canarias al Parlamento autonómico, por la que se daba ‘vía libre’ a la ULPGC. El Parlamento la aprueba el 26 de abril de 1989. No obstante no respiró nadie tranquilo, incluido Lorenzo Olarte, presidente del Gobierno, hasta que el 6 de junio de 1990 el Tribunal Constitucional validó dicha ley, frente a los diferentes recursos presentados en su contra. Lo que ocurrió dentro del Consejo de Gobierno, no vale la pena relatarlo aquí, yo tengo la versión que me contó el propio Lorenzo Olarte, ya que Enrique Fernández Caldas (que posiblemente se debatía entre diferentes lealtades, ya que era un universitario auténtico, demócrata y que conmigo siempre fue un auténtico caballero) no dimitió hasta el 12 de septiembre de 1990.

Una vez creada la ULPGC, Lorenzo Olarte se ocupó de conseguir fondos económicos para la recién creada universidad, para la formación de su profesorado y su expansión internacional. De este último aspecto quiero destacar la creación de varias cátedras Unitwin-Unesco, y especialmente de la RED ISA, red de universidades en islas atlánticas con universidades de Puerto Rico, República Dominicana, Brasil, Cuba, Venezuela, etc. Por tal motivo viajamos en diferentes ocasiones a París, para impulsarla, con la visita al director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, en las que trazamos grandes planes para la ULPGC con el apoyo del presidente Olarte Cullen.

Quiero recordar la gran amistad que le unía con Guillermo García Alcalde (reciente y prematuramente fallecido) y con Juan José González Batista, los cuales le ayudaron incondicionalmente durante momentos personales difíciles. Es de justicia reconocerlo.

Lorenzo Olarte siempre pensó que no había sido adecuadamente reconocida su labor en la creación de la ULPGC y en el apoyo inicial que le proporcionó como presidente del Gobierno de Canarias, posiblemente tenía razón y todavía estamos a tiempo. Mi recuerdo, compasión y afecto para su esposa María y todos sus hijos.