Opinión | Editorial

Nuevo varapalo a la agenda canaria

Pedro Sánchez ha colocado al país entero ante una incertidumbre gratuita que como presidente del Gobierno precisamente debería evitar

Pedro Sánchez y su mujer Begoña Gómez en un acto electoral de las pasadas elecciones.

Pedro Sánchez y su mujer Begoña Gómez en un acto electoral de las pasadas elecciones. / JOSÉ LUIS ROCA

Pedro Sánchez ha vuelto a echar un jarro de agua fría sobre las aspiraciones canarias de contar con una agenda propia en las políticas estatales que responda a las necesidades de la ciudadanía isleña para los próximos años.

El líder socialista, en una decisión inédita y un tanto irresponsable desde el punto de vista político, ha dejado en suspenso su futuro durante unos días y con ello ha colocado al país entero ante una incertidumbre gratuita que como presidente del Gobierno precisamente debería evitar.

Incluso asumiendo su postulado de que el encanallamiento de la vida política española y la deshumanización de sus líderes debe llevar a toda la sociedad, y muy especialmente a sus representantes públicos, a una reflexión, su respuesta al hecho de que un juzgado haya iniciado una investigación a su esposa resulta desproporcionada hasta en el caso, como sostiene, de que forme parte de una campaña de «acoso y derribo» por parte de la derecha y la ultraderecha contra el actual gobierno.

El presidente es el primero que debe confiar en la justicia y en el sistema legal español y si la acusación no tiene recorrido, como todo parece indicar, el juez archivará el caso sin que por ello haya que poner al país entero en alerta y ante una crisis política e institucional de graves consecuencias.

Cualquiera de las decisiones que Sánchez acabe adoptando y que comunicará este lunes tendrá unos efectos perversos sobre la vida política y en general sobre la situación del país. Será así incluso para su propio partido en plena campaña electoral en Cataluña y en las vísperas de las trascendentales elecciones europeas del 9 de junio.

Tanto si decide dar un portazo y dimitir, como si continúa, el mal está hecho y cualquiera de las salidas que plantee van a dejar al país en peor situación que cuando el pasado miércoles anunció su retiro para reflexionar.

Canarias vive este episodio con mucha preocupación porque ve cómo, una vez más, Sánchez siempre tiene algo entre manos o en su cabeza que acaba por estropear los planes isleños. En este caso una agenda canaria a la que él, su partido y su Gobierno se han comprometido tras lograr el apoyo de CC a su investidura y firmar un documento que, seis meses después, sigue en veremos.

Esta nueva incertidumbre se produce apenas un mes después del aldabonazo que ya supuso el anuncio del presidente de renunciar a presentar presupuestos generales para este año, el gran instrumento legal y financiero en el que se debe sustentar la aplicación de las medidas que Canarias precisa.

La espantada del presidente se produce además en medio de varias negociaciones entre los gobiernos central y canario sobre asuntos de capital importancia para el Archipiélago, entre ellas precisamente cómo responder desde el Ministerio de Hacienda y otros departamentos al hecho de que no vaya a haber cuentas estatales, y cómo compensar la pérdida de fondos e inversiones que se contemplaban en los acuerdos.

El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, pactaron hace menos de tres semanas algunas medidas alternativas a los presupuestos sobre las que ahora se abren nuevas incógnitas por la inédita situación política. Uno de los compromisos de futuro de Montero fue compensar en los presupuestos de 2025 todas aquellas partidas e inversiones con las que Canarias contaba para este año pero que se han quedado en el tintero.

Si se diera el caso de una dimisión de Sánchez, esta vía quedaría prácticamente cegada ante la incertidumbre de una nueva investidura, un nuevo gobierno (con o sin elecciones de por medio) y una negociación presupuestaria.

Las dudas de Sánchez dejan en el aire la política migratoria y sobre todo la negociación para la reforma legal que debe amparar el reparto obligatorio de menores migrantes no acompañados entre las regiones, un elemento esencial y capital de los compromisos del PSOE y del Gobierno central cuya tramitación en las Cortes y la obligada negociación con el resto de gobiernos regionales ya resultaba complicada.

También queda empantanado el pleito sobre la interpretación de las transferencias de la gestión del litoral y la posibilidad de llegar a un acuerdo antes de que la disputa acabe en el Tribunal Constitucional o la coordinación entre ambas administraciones para reforzar el sistema energético del Archipiélago y propiciar las inversiones necesarias para corregir el déficit de generación y evitar los apagones y ceros eléctricos.

La agenda canaria que ahora queda de nuevo en entredicho se completa con muchas otras materias de vital importancia para las Islas como la flexibilización de la regla de gasto, y la actualización o recuperación de varios convenios como los de carreteras, obras hidráulicas, costas, infraestructuras turísticas y educativas, o vivienda. También quedaría sin apenas recorrido la posibilidad de que el Estado participe y financie los proyectos ferroviarios en las dos islas capitalinas.

En definitiva, si la legislatura comenzó con una alta expectativa sobre lo que el nuevo Gobierno de Sánchez, con el canario Ángel Víctor Torres sentado en el Consejo de Ministros, podría estar en condiciones de asumir sobre las políticas estatales con Canarias y, aunque con más problemas de los esperados, ese camino se empezó a recorrer, el ejercicio escapista del presidente deja de nuevo más dudas que certezas sobre su avance futuro. Este lunes se podrían despejar algunas incógnitas, pero la inquietud cotiza en estos momentos al alza en las Islas.