Gofio: un superalimento con sabor y tradición de Canarias
El popular alimento de la gastronomía isleña se revela como un básico para la dieta gracias a sus propiedades
El gofio, un producto tradicional de Canarias, ha ganado reconocimiento a nivel mundial por sus ingredientes naturales y su influencia cultural. Pero además se revela también como un superalimento, gracias a sus propiedades nutritivas: su alto contenido en fibra lo convierten en un aliado para la correcta digestión y su consumo regular ayuda al control del colesterol o la glucosa.
Por ello, se convierte en un básico en la dieta de aquellas personas que padezcan algún tipo de dificultad digestiva así como para pacientes de diabetes o con enfermedades cardiovasculares. Pero además el gofio aporta carbohidratos perfectos como fuente de energía, por lo que también es conveniente para personas que desarollen actividades deportivas o físicas con regularidad.
Para completar la lista de ventajas de este superalimento destaca que al ser un producto de origen vegetal, se puede incluir con todas sus propiedades en una dieta vegetariana.
El gofio se caracteriza por ser un producto 100% natural, sin aditivos ni conservantes, y su larga vida útil cuando se almacena correctamente. Sin embargo, una vez abierto, se recomienda consumirlo en un período de tiempo razonable para evitar que se vuelva rancio.
Tradición
El gofio tiene sus raíces en la antigua cultura bereber y fue consumido por los aborígenes canarios como parte esencial de su dieta prehispánica. Mientras que en Tenerife se le llamaba ahoren, en Lanzarote y Gran Canaria se utilizaba la palabra que aún se utiliza en la actualidad. En sus inicios, los antiguos canarios elaboraban diferentes tipos de gofio utilizando cebada, trigo, lentejas e incluso rizomas de helecho. Con el tiempo, se añadieron nuevos ingredientes, como el centeno y el millo, traído de América. El gofio se produce mediante el tostado y molido de cereales, especialmente trigo y millo, convirtiéndose en un alimento fundamental para los aborígenes y una forma de combatir las hambrunas que afectaron al archipiélago en diferentes períodos.
Durante la Guerra Civil española y en épocas de escasez, el gofio fue la base del sustento de la población canaria debido a su alto contenido calórico. Incluso en los barcos de emigrantes clandestinos que partían de Canarias hacia América, el gofio era la provisión indispensable debido a su larga durabilidad en condiciones adecuadas de almacenamiento.
Durante siglos, el gofio se ha elaborado de manera artesanal, utilizando métodos manuales y molinos. En las últimas décadas, se han introducido procesos industriales, aunque todavía se produce de forma artesanal en muchas partes de las Islas. El proceso de elaboración del gofio incluye la recolección del cereal, la selección y limpieza de los granos, el tostado en diferentes variedades, la molienda y moldeado, y finalmente, la adición de sal y el envasado.
Existen diferentes tipos de gofio, que pueden elaborarse a partir de casi cualquier cereal, legumbre o grano. Los primeros gofios se elaboraban con una mezcla de trigo y cebada debido a su disponibilidad en ese momento. Con la llegada de productos traídos de América, como el millo, se empezó a utilizar este ingrediente para elaborar gofio, después de secarlo al sol.
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