Aquelarres, brujas y un "Hombre Santo" en Tenerife: el aceviño rodeado de pinos y cruces donde se instala una leyenda

En un monte del norte de Tenerife se encuentra un bailadero que "trae buena suerte" y en donde "los curanderos hacen sus cosas"

Las Crucitas de El Sauzal

Las Crucitas de El Sauzal / ElSauzal.es

Víctor de Castro

Víctor de Castro

Tenerife esconde multitud de rincones enigmáticos y sobre los que corren dimes y diretes en su entorno. Uno de esos lugares es la Casa de Franco, donde se dice que habitó el dictador. Otro es la gran antena abandonada en el sur de la Isla, que se presentó como un plan impresionante para el autoabastecimiento de Tenerife. Dentro de estas historias, también hay hueco para aquelarres, brujas y un "Hombre Santo".

En el bosque de Agua García, entre los municipios de Tacoronte y El Sauzal, podemos encontrar uno de los bailaderos con más historia de la Isla. En el que los aquelarres y las meigas, como llaman a las brujas en Galicia, tienen sus huecos en las leyendas. Nos referimos a Las Crucitas o Bailadero de las Brujas.

Un claro se abre entre la frondosidad del bosque. En el centro del mismo, rodeado de pinos antiguos, un antiquísimo aceviño con dos cruces colocadas de manera desordenada. Habitualmente, se encuentran boca abajo. Además, en el suelo se encuentran otras dos cruces fijadas. Ambas muestran un claro descuido a lo largo del año pero, cuando asoma mayo, comienza a cambiar su presencia.

Son muchos los que le atribuyen historias de otro tiempo. Lo que si es cierto es que cada año, a principios de mayo, alguien se encarga de limpiar el entorno y adecentar el lugar. Llegan a pintar el entorno de las cruces, las colocan en su posición original y son adornadas con flores a su alrededor. Como si de una ofrenda se tratase, todos los años igual.

Las Crucitas adornadas con las flores

Las Crucitas adornadas con las flores / Elsauzal.es

Los investigadores Javier García Miranda y Eduardo Pedro García Rodríguez se hicieron la pregunta que muchos otros se pensaron pero no se atrevieron a enfrentar: "¿Por qué hacen todo esto?". Tras mucho tiempo preguntando, Javier logró el testimonio de unos ancianos que tildaron el lugar como "de buena suerte", un hecho contado de generación en generación: "Venimos aquí porque trae buena suerte, desde siempre nuestros padres y abuelos lo han hecho".

La historia del "Hombre Santo"

Según esas personas de avanzada edad, a ese lugar llegó un hombre elegido: "Dicen que aquí quiso morir un "Hombre Santo" hace muchos años y dejó encargada a su familia que cuidaran de este lugar". Esa familia, en teoría, vive en La Esperanza en la actualidad.

Además, los ancianos también recordaron las historias más antiguas: "Se dice que venían a bailar aquí las brujas". Volviendo a la persona a la que catalogaban santo, se trataba de un tinerfeño que realizaba el bien y se dedicaba a "curar a la gente".

Otro informante del lugar, que era natural de Ravelo, comentaba que en ese lugar "estaba el bailadero de las brujas". Además, rememora las celebraciones del pasado: "al anochecer del Día de la Cruz, los viejos bailaban como locos. Antes se enramaba la entrada de la cueva La Labrada, que decían que era una cueva santa".

Foto antigua del Bailadero de las Brujas o Las Crucitas

Foto antigua del Bailadero de las Brujas o Las Crucitas / E. D.

El Día de la Cruz

El 3 de mayo es el día marcado en el calendario para este lugar. Antaño, muchas personas acudían a Las Crucitas durante la víspera del Día de la Cruz a rezar. No así el mismo 3 de mayo que, como comentaban estas personas, "el Día de la Cruz vienen los curanderos a hacer sus cosas y la gente no puede estar".

Historias que se esconden entre los rincones más recónditos de Tenerife. Historias que avanzan de generación en generación y que, aunque no sepamos si son reales o ficticias, dan valor a la identidad canaria.