Las joyas vegetales del Teide: cuántas son y dónde están

Un estudio analizará la flora del Parque Nacional de Tenerife para elaborar el registro detallado de las especies vegetales en el espacio natural  

Ejemplar de tajinaste rojo (Echium Wildpretti), símbolo del Parque Nacional del Teide y de la Isla de Tenerife

Ejemplar de tajinaste rojo (Echium Wildpretti), símbolo del Parque Nacional del Teide y de la Isla de Tenerife / E.D.

Un nuevo inventario para conocer en profundidad desde la ciencia la biodiversidad del Teide. En concreto, el registro de las especies vegetales que habitan el Parque Nacional más visitado de España con más de cuatro millones de personas al año. El Boletín Oficial de Canarias (BOC) publicó esta semana el acuerdo, a través de un convenio, entre el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) y la empresa púbica Gestión y Planeamiento Territorial y Medioambiental (Gesplan) para desarrollar hasta el 30 de noviembre de 2025, con posibilidad de prórroga, el proyecto de inventariado de la flora en el símbolo de la Isla y del Archipiélago. Las fuentes documentales actualizadas establecen que existen 195 taxones, equivalente a especies vegetales, en el principal espacio natural protegido de Canarias. Entre ellos referentes del entorno y de todo Tenerife como el tajinaste rojo o la violeta del Teide. La cifra podría aumentar en un par de decenas tomando como base la presencia esporádica de plantas arvenses (las que crecen sobre los cultivos) que ocasionalmente se observan en torno a los lugares más antropizados (presencia humana). El que se presume detallado estudio persigue ahora obtener un registro exacto.

Endemismos

Del conjunto de taxones identificados en el Parque Nacional del Teide, 31 son endemismos del Archipiélago y 33 tinerfeños, lo cual significa casi un 32% de endemicidad (solo se dan en este territorio). Varios taxones como Viola guaxarensis, Helianthemum juliae (jadilla de Las Cañadas) Rhaponticum canariense (cardo de plata), Silene nocteolens (hierba conejera), Laphangium teydeum (borriza del Teide), Rosa dumalis spp. teydensis o Viola cheiranthifolia (Violeta del Teide) son enteramente exclusivos. A ellos podrían unirse otros tantos con casi el 90% de efectivos dentro del espacio natural.

Fluctuaciones

Varias son las causas de estas fluctuaciones a la hora de determinar el número de especies. Por un lado, el proceso de cambio climático, que se está convirtiendo en un serio problema para la conservación de muchas de alta montaña e, incluso, para la estructura de la comunidad vegetal en general, ya que ante el incremento de temperaturas muchas especies vegetales –y por extensión la fauna invertebrada asociada a las mismas– se expanden mientras que otras sufren importantes retrocesos. De hecho, precisamente estos movimientos de expansión o regresión constituyen uno de los indicadores más habituales del propio proceso de cambio climático. Por otra parte, los herbívoros introducidos –conejos y muflones en el caso del Parque Nacional del Teide– suelen cebarse sobre los taxones más palatables –cualidad de ser grato al paladar un alimento– propiciando importantes alteraciones en la dinámica de sus poblaciones. En tercer lugar, la llegada de especies potencialmente invasoras, como es el caso de Bromus tectorum (nombre común, espiguilla) y Lactuca serriola (escarola, el pariente silvestre más cercano a la lechuga) posiblemente como consecuencia del importante trasiego de visitantes que sufre el Parque Nacional. Finalmente, también debe tenerse en cuenta la evolución de la tecnología experimentada en estos últimos veinte años, ya que permite obtener en la actualidad resultados de mucha mayor precisión, especialmente para zonas de orografía compleja donde el acceso puede ser limitado.

Metodología

Toda el área del Parque Nacional del Teide quedará dividida en 861 cuadrículas de 500x500 metros – la extensión total son 189,9 kilómetros cuadrados, o sea 18.990.000 hectáreas (el equivalente a otros tantos campos de fútbol)– que serán el objeto de estudio. Cada una de ellas estará subdividida en cuatro cuadrículas de 250x250, donde el listado de presencia de cada taxón será independiente para cada una. Una de las variables de control será medir la densidad o la abundancia de los taxones en cada subcuadrícula, además de poder obtener información más detallada. El muestreo será directo con la búsqueda a simple vista de los taxones vegetales vivos o muertos, así como de sus restos (tocones, etc.) que puedan ser identificables. Además, es posible hacer uso de prismáticos o telescopio. 

Joyas vegetales

Transitar por el Parque Nacional del Teide –siempre por zonas donde se permita el senderismo– es encontrar entre un paisaje desolado el asombroso crecimiento de la vegetación. La impresión es todavía mayor ante la visión de decenas de tajinastes en flor. Color intenso en sus flores, rojas y azuladas, en contraste con lo oscuro de la tierra y las montañas. Un espectáculo único, el de joyas vegetales determinantes en la declaración como Parque Nacional en 1954. El visitante comprueba que todas las zonas donde el suelo ofrece unas mínimas condiciones han sido colonizadas por un riquísimo mundo vegetal. Está formado por matas de color verde grisáceo y minúsculas hojas, que demuestran una perfecta adaptación a condiciones extremas de sequía, intensidad de luz, radiaciones solares y grandes oscilaciones de temperatura. La retama es la más extendida, aunque también aparecen asociadas la hierba pajonera, el codeso, la margarita del Teide, el alhelí del Teide o la flor de malpaís. También es fácil encontrar hierba de la cumbre, estornudadera, tajinaste rojo, tajinaste picante y cardo de plata. El tajinaste rojo (Echium wildpretii) es una de las plantas más espectaculares del Parque Nacional. Puede alcanzar más de dos metros de altura. Mientras, el picante (Echium auberianum) es un endemismo tinerfeño muy parecido al rojo, aunque de flores azules y menor tamaño. La violeta del Teide (Viola cheiranthifolia) también solo se da aquí. Su belleza y singularidad hacen preciso recordar que está prohibido cortarla o arrancarla, al igual que al resto de plantas del entorno. En los últimos tiempos, ante tanta irresponsabilidad, este tipo de mensajes adquieren todo su sentido. Entre abril y junio, el Parque Nacional del Teide es escenario de una explosión de vida y color: arbustos y matas se cuajan de flores, el aire se perfuma con sus aromas y abundan, además, los insectos polinizadores. El ciclo de la vida.