Según diversas estadísticas, los canarios comen más carne que pescado. Y todo ello a pesar de vivir rodeados de mar. Eso sí, a pesar de estos datos, Canarias es una región en la que se pesca mucho. Y gran parte de ese pescado, se exporta.

Canarias Tuna Export es una de las empresas de las Islas que se dedica al comercio del pescado, principalmente túnidos. Ubicada en la dársena pesquera del puerto de Santa Cruz de Tenerife, la compañía empezó a operar hace dos años, aunque sus directivos atesoran una gran experiencia en el sector.

A comienzos de esta semana, este periódico presenció la descarga de uno de sus barcos, el Maestro Pancho, cargado con unos 14.000 kilogramos de tuna (Thunnus obesus). Todo pescado a mano, de forma artesanal, la pesca tradicional canaria.

Como gran parte de la actividad portuaria, la operativa arrancó muy temprano: antes de las 6:00 horas. Se prefieren estas horas, o incluso antes, para que la temperatura no dañe el género. En la jornada en cuestión acompañó el tiempo, con aire fresco durante toda la mañana. La tuna fue capturada en aguas del océano Atlántico, entre las islas de El Hierro y La Gomera. Un caladero bueno y habitual.

Atracado junto a las instalaciones de Canarias Tuna Export, los marineros que han estado bajo el mando del experimentado patrón Fernando Castellano -pescador de cuna-, comenzaron las labores de descarga.

El procedimiento es sencillo, pero meticuloso. Varios de estos jóvenes -entre ellos tres senegaleses y un marroquí-, acostumbrados a pasar largos días fuera de casa -la pesca es dura, reconocen-, se encargan de enganchar el pescado de la zona en la que está almacenado con hielo, y una grúa, que controla otro de ellos, la sube a la superficie.

Una vez izado, otros dos marineros lo colocan con sumo cuidado en las cubetas de plástico en las que será trasladado en montacargas hasta el interior de la nave industrial. El proceso apenas dura unos cinco minutos. El ritmo medio suelen ser cinco toneladas por hora.

En este tránsito, y de ello también fue testigo EL DÍA, hubo tiempo para que Marta González, bióloga del Instituto Español de Oceanografía, realizara mediciones a varios ejemplares de tuna. Su trabajo forma parte de los programas que lleva a cabo la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico, responsabilidad que en España tiene encomendada el Oceanográfico.

Con estos controles se persigue tener un conocimiento más o menos actualizado de las poblaciones de tuna -y de otras especies, cuando toca-. En otras ocasiones se hacen campañas de marcado y remarcado, y colocación de GPS para conocer las rutas de estos animales.

Es más, con algo de suerte, uno de los ejemplares de tuna capturado por los marineros del Maestro Pancho portaba una de las bridas identificativas de un control anterior. "Hace poco se cogió un pescado por otro barco en aguas Canarias que había sido marcado hace dos años en Senegal, con tres kilos, y ahora pesaba 40", puntualiza la bióloga.

En el caso del pescado capturado este semana, había sido marcado en agosto de 2018 en aguas del sur de Madeira. Medía en aquel momento 68 centímetros. Ahora medía 72.

Según indica Ricardo Rodríguez, gerente de Canarias TunaExport, los ejemplares de tuna pueden llegar a pesar hasta cien kilos, aunque no es lo habitual. La media de esta especie suele estar entre los 50/70 kilogramos, frente a los más de 300 que puede llegar a pesar un atún rojo (Thunnus thynnus thynnus).

Esto hace que a la hora de empaquetarlos se les corte la cabeza, la cola y se evisceren. No ocurre lo mismo con los ejemplares de tuna. Una vez pesada la cubeta con el pescado, este pasa a la mesa de empaquetado. De ello se encarga el personal de la empresa.

Uno a uno, si son de gran tamaño, y varios, si son más pequeños, se colocan en neveras (cajas) de corcho con hielo, envueltos en plástico, y se colocan, bien en la zona de refrigeración de la nave, bien en el contenedor, también refrigerado, de transporte. Todo ello con la obligatoria documentación que acredita su procedencia y el número de lote, entre otros aspectos.

Ricardo Rodríguez detalla en este caso que de los 14.000 kilos de tuna que descargó el Maestro Pancho, el 90% se enviaría a la Península y el resto se iba a distribuir en varios supermercados de la Isla. "Todo se empaqueta y se vende el mismo día", detalla el gerente. "Para nosotros el pescado fresco es una brasa en las manos", subraya.

En el caso de las Islas, la tuna estaría disponible el mismo día para el cliente final, mientras que la llegada a la Península varía en función del tipo de transporte utilizado: más rápido en avión, algo más lento en barco. En todo caso, el pescado llega "con todas sus condiciones", recalca Rodríguez. "Todo el pescado que se pesca se vende", añade el gerente de Canarias Tuna Export. Una vez limpios, el precio de los lomos en el supermercado puede oscilar entre los 13-14 euros/kilo.

Este paso es el final a más de diez días de navegación, en ocasiones con mal tiempo -sobre todo mucho viento-, del Maestro Pancho, uno de los tres barcos en propiedad de la empresa armadora Ten-Atun. Los otros dos son el Cho Diego y el Macizo que, junto con el buque Hermanos Navarro constituyeron, a finales de 2017, Canarias Tuna Export. Las embarcaciones, con más de 20 metros de eslora, están equipadas con máquinas de hielo propia y con la última tecnología de navegación y detección de bancos de peces.

Además de estos barcos, para Canarias Tuna Export pescan embarcaciones de otras islas, que se han ido sumando a la empresa desde que se constituyó, en noviembre de 2017. Alguno, incluso, de Gran Canaria.

Lo harán hasta que se cumpla la couta que fija el Gobierno de España. En teoría, se podrá pescar casi hasta finales de año. Luego llegarán unos meses de parada. Para los marineros, de cierto descanso antes de volver a la faena. La "dura vida" del pescador, remarca el patrón del Maestro Pancho, Fernando Castellano.