La familia del matrimonio canario y sus hijas fallecidas en Rumanía agradece el apoyo recibido "de todos los rincones del mundo"

La tragedia es "un trance que nunca superaremos y con el que, a partir de ahora, deberemos aprender a convivir", aseguran en una carta hecha pública este sábado

José Rodríguez y su esposa María del Carmen Rodríguez, junto a sus hijas Alicia del Carmen, de 21 años, y Cristina, de 15, en esta autofotografía en Rumanía.

José Rodríguez y su esposa María del Carmen Rodríguez, junto a sus hijas Alicia del Carmen, de 21 años, y Cristina, de 15, en esta autofotografía en Rumanía. / El Día

El Día

El Día

La familia del matrimonio de Las Palmas de Gran Canaria y sus dos hijas fallecidas en un accidente de tráfico en Rumanía ha hecho pública una carta este sábado en la que agradecen el apoyo recibido "de todos los canarios y de toda la gente de bien de todos los rincones del mundo" a raíz de la tragedia que acabó con la vida de Pepe, Mari Carmen, Alicia y Cristina.

Reproducimos a continuación el texto íntegro de la citada carta:

No necesitamos explicar con palabras por lo que está pasando nuestra familia en esta dura prueba que nos ha tocado sobrevivir porque sabemos que cada uno de ustedes la ha sentido como propia.

Tampoco existen palabras para agradecer el enorme amor que nos ha rodeado en estos días. Nuestros corazones han sentido el consuelo de cada oración, pensamiento, emoción y lágrima derramada por Pepe, Mari Carmen, Alicia y Cristina a lo largo y ancho del Archipiélago y del resto del Territorio Nacional. Estamos conmovidos y sobrecogidos por tanto cariño y es más que un pequeño consuelo ver cómo las vidas de nuestros queridos nuevos ángeles no ha sido en vano, que su recuerdo, sonrisa y buen hacer quedarán en la memoria de muchos.

Nuestra lista de agradecimientos es infinita pues, como decimos, nos hemos sentido apoyados y queridos por miles, millones, en estas duras circunstancias. Pero sí nos gustaría destacar la labor de personas e instituciones entregadas en ayudarnos a superar los primeros pasos de un trance que nunca superaremos y con el que, a partir de ahora, deberemos aprender a convivir. Todas las listas tienen un principio, pero esta es diferente porque no tiene final. Todos han sido importantes y fundamentales para que Pepe, Mari Carmen, Alicia y Cristina vuelvan a casa.

"Somos una familia normal que se encuentra inmersa en una horrible pesadilla"

Queremos agradecer desde aquí la labor desarrollada por el departamento de Internacionalización de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. No han escatimado recursos para la atención de los hijos de Pepe en Sibius, asignando a un ángel llamada Anca Jalba, delegada del programa de Erasmus de la Universidad Lucian Blaga, que no los ha dejado solos en unos momentos donde se tomaron decisiones muy difíciles y que se ha convertido en un miembro más de la familia.

En Sibius se han encontrado con la comunidad del programa Erasmus, la familia de Alicia allí, entre los que se encuentran algunos amigos que han caminado juntos desde la infancia. Todos ellos han mostrado su afecto y cariño llevando este proceso como lo que es, una pérdida propia.

También queremos destacar el impresionante trabajo humano y policial del Departamento de Policía de Sibiu, liderado por el jefe Maxim Bodgan y su equipo, que han estado muchos días sin dormir llevando a cabo una investigación impresionante del suceso para que el único responsable del mismo sea presentado ante las autoridades judiciales con todas las garantías para que la justicia rumana ejerza la acción penal que procede.

Además, hemos contado con el apoyo de la Jefatura Superior de Policía de Canarias, desde el primero al último de sus integrantes nos han mostrado su apoyo y aliento, poniendo a nuestra disposición todos los medios y recursos que hemos necesitado.

En Gran Canaria hemos trabajado día y noche para agilizar la repatriación de nuestros familiares, contando con la inestimable colaboración del Gobierno de Canarias y la Embajada de España en Rumanía que han sido los portavoces de todos los canarios que nos han querido ayudar desde la distancia mostrando su solidaridad y acelerando lo humanamente posible todos los trámites burocráticos.

Extensible el agradecimiento a la Diócesis de Canarias, que se ha puesto a nuestra disposición para todo lo que fuera necesario.

Y por supuesto a todos los canarios y a toda la gente de bien de todos los rincones del mundo que nos ha acompañado en estos momentos.

Somos una familia normal que se encuentra inmersa en una horrible pesadilla. Nos queda mucho camino por recorrer para aprender a convivir con ello. Nos gustaría hacerlo en la intimidad, desde la calma y el sosiego que sea posible.

Es por ello que, sobre todo a los medios de comunicación a quienes agradecemos su interés por transmitir el cariño de todo un pueblo, les rogamos nos dejen nuestro espacio e intimidad en los momentos en los que despidamos a Pepe, Mari Carmen, Alicia y Cristina. No nos gustaría que su adiós sea un circo, no se lo merecen, no nos lo merecemos. A la vista está que su vida fue más importante que su muerte, y su historia le pertenece a su familia, compañeros, amigos y vecinos que acudirán a despedirlos. Permitan por favor que lo hagan en intimidad. Serán recordados con cariño, sonrisas, lágrimas pero sobre todo con mucho mucho amor.

A todos, desde lo más profundo de nuestros corazones, incapaces de encontrar las palabras adecuadas para responder a tanto cariño: Gracias, gracias, gracias, gracias.