Escabroso crimen en Langreo

El detenido por matar y descuartizar a un hombre en Asturias, poco colaborador para reconstruir los hechos

El acusado llegó a discutir con los responsables de la investigación hasta que uno de ellos zanjó: "Usted hará lo que tenga que hacer. Javier, vamos a dejarlo aquí"

El acusado, con anorak marrón y muleta, saliendo de la casa tras la reconstrucción.

El acusado, con anorak marrón y muleta, saliendo de la casa tras la reconstrucción. / D. O.

David Orihuela

Once de la mañana del primer domingo de primavera. Es probable que a esa hora, Santos Conrado, vecino de La Felguera (Asturias) de poco más de 70 años, estuviese paseando con sus perros por las calles del barrio de El Villar, algo que hacía tres veces al día pese a necesitar de una máquina de oxígeno para moverse por las empinadas calles del barrio. Un domingo cualquiera, el hombre se habría encontrado con vecinos que bajaban a comprar el periódico, el pan, o a tomar algo a La Pomar. Ayer no fue así. Los vecinos suspendieron su rutina dominical para, tras un cordón policial que les impedía el paso, seguir desde la distancia como la Policía reconstruía el crimen en que Santos fue sido asesinado y posteriormente descuartizado. Todo indica que el autor de tan macabro crimen fue su inquilino, un hombre de 58 años, también con problemas de movilidad, a quien Santos le había alquilado una habitación por cien euros al mes hace no demasiado tiempo.

Poco después de las once de la mañana de ayer, los agentes de la Policía Nacional sacaban del asiento trasero de un vehículo policial al único detenido por el crimen. El hombre se cubría todo lo posible para no ser reconocido. Se había puesto mascarilla y se tapaba la cabeza con la capucha de un anorak marrón. "Míralo, es Javi", decía una vecina que lo conoce bien. Las dos muletas que utiliza para moverse le delataban. Las mismas muletas que no le impidieron, según la principal hipótesis de investigación, matar al hombre con el que vivía, descuartizar su cuerpo y cargar con bolsas de basura para diseminar por el barrio las distintas partes en las que troceó el cadáver. "Últimamente estaba la cosa tranquila", explicaba una vecina en referencia a la supuesta actividad delictiva tanto del fallecido como del presunto asesino. Al parecer, la vivienda en la que residían y en que se produjeron los hechos, era un punto habitual de venta de droga. El detenido era además, consumidor de larga e intensa trayectoria.

El acusado, señalado con una flecha, entrando en la casa para la reconstrucción del crimen junto a la Policía y autoridades juiciales.

El acusado, señalado con una flecha, entrando en la casa para la reconstrucción del crimen junto a la Policía y autoridades juiciales. / D. O.

El presunto autor del crimen permaneció alrededor de media hora sentado en una silla a la puerta de la que hasta el pasado viernes fue su casa. Durante ese tiempo mantuvo una actitud poco colaboradora con la Policía, incluso provocó cierto malestar en alguno de los participantes en la reconstrucción de los hechos. "Puedes solicitar un cambio de abogado. Tienes derecho a cerrar la boca", le explicaba uno de los policías. La respuesta del acusado, que no se escuchó desde la distancia, no debió ser muy del gusto de los agentes ya que otro le espetó: "Usted hará lo que tenga que hacer". La conversación siguió hasta que uno de los responsables de la investigación zanjó: "Javier, vamos a dejarlo aquí". Eran las once y media de la mañana cuando llegó el secretario judicial, cuya presencia es imprescindible en la reconstrucción de los hechos. Algo volvió a decir el acusado porque el funcionario le explicó que "hoy tiene que ser con letrado, es un derecho constitucional, luego puedes cambiar".

Javier, como le llamaban todos los policías, permanecía sentado en la silla a la puerta de la vivienda. La puerta seguía aún cerrada con un precinto policial. "¿Quieres firmar la notificación?, le preguntaron al acusado. Su respuesta volvió a ser una negación. Solo respondió "sí" cuando le preguntaron si iba a entrar en la casa.

A las 11.32 horas un policía retiraba el precinto de la puerta de la vivienda. "Van a entrar seis personas", decía otro de los investigadores. Al acusado le coloraron unos patucos sobre sus zapatillas deportivas. Los policías y los funcionarios judiciales utilizaron además mascarillas y guantes. Se trataba de no contaminar la supuesta escena del crimen. Se supone que Javier dio muerte a Santos en el interior de la vivienda. Lo más probable es que la casa del número 30 de la calle Joaquín Costa fuese también el lugar en el que acusado descuartizó el cuerpo de Santos.

La reconstrucción de los hechos en el interior de la casa se prolongó durante una hora y cinco minutos. Los policías se llevaron algunas pruebas, tomaron fotografías y a buen seguro interrogaron una vez más al acusado. Desde el exterior, agentes de la Policía Científica les iban pasando material a sus compañeros que estaban dentro de la casa. Una cámara de fotos, unas bolsas de basura...

El Villar no es un barrio demasiado transitado pero sí hubo varios vecinos que se arremolinaron en las inmediaciones para comentar lo que habían visto o dejado de ver en los últimos días.

La Policía busca aún partes del cuerpo de Santos Conrado

Fue justo un semana antes de la reconstrucción de los hechos cuando los vecinos empezaron a echar de menos a Santos Conrado. El domingo pasado, ya nadie le vio. Lo comentaban ayer mientras la Policía y el presunto autor del crimen seguían en la casa. «A Javier (nombre de pila del detenido) sí que lo vi, el jueves, justo el día antes de que apareciesen las piernas», contaba la propietaria de una vivienda cercana. A las 12.37 minutos de ayer Javier, el supuesto autor de la muerta y descuartizamiento de Santos Conrado, el hombre con el que compartía casa, salía de la vivienda. Es el único detenido por los hechos. Había estado dentro algo más de una hora junto a los responsables de la investigación. Los agentes de la Policía volvieron a sentar al hombre en una silla a la puerta de la vivienda, como habían hecho antes de entrar. Javier estaba de espaldas a un grupo de personas que seguía todo lo que ocurría pero en un momento dado se giró y miró a los que hasta el pasado viernes eran sus vecinos. Estuvo sentado unos minutos más mientras que los policías y las autoridades judiciales iban abandonado la zona. Los agentes guardaron algunos materiales en los coches.

Uno de ellos salió del interior de la casa con una maza, tal vez utilizada en el crimen o en el desmembramiento del cuerpo. Poco antes de la una de la tarde, un agente introducía al presunto asesino en un vehículo policial. El coche permaneció aún un tiempo en la calle con el motor en marcha, hasta que llegó otro coche patrulla que aparcó frente a la casa. Así llevan desde la mañana de viernes, cuando aparecieron los primeros restos del cuerpo del fallecido, custodiando la vivienda veinticuatro horas al día. La investigación sigue abierta y el único detenido podría pasar a disposición del juzgado de primera instancia e instrucción número dos de Langreo hoy o mañana. Alrededor de las tres de la tarde del martes se cumplen las 72 horas de su detención, el tiempo máximo para que un detenido pase a disposición judicial.

El hombre ya declaró el viernes por la tarde, en la comisaría de la Policía Nacional de La Felguera, que cubre Langreo y San Martín del Rey Aurelio, y ante el juez, pero no fue detenido. Pasó la noche y la mañana del sábado en un hotel y a primera hora de la tarde el juzgado número 2, en funciones de guardia, decretó su detención. Desde el viernes por la mañana la Policía va encontrando partes del cuerpo de Santos Conrado en el entorno de la vivienda en la que residían fallecido y detenido, en el número 30 de la calle Joaquín Costa, en La Felguera. Primero fueron las piernas en una huerta cercana, en el número 15 de la Avenida de Gijón. No muy lejos, en una mata de maleza, apareció el torso del fallecido. También se ha encontrado la cabeza. En unas cocheras en la parte alta del barrio se encontraron más restos ya entrada la madrugada del sábado. Ayer la Policía seguía buscando restos. Según ha podido confirmar este periódico por fuentes cercanas a la investigación, aún no se ha recuperado todo el cuerpo de Santos Conrado. De hecho, los investigadores han pedido al Ayuntamiento de Langreo información sobre la ruta del camión de la basura que recoge los residuos del barrio. Sospechan que el autor del crimen pudo arrojar parte de los restos del fallecido al contenedor. Todo apunta a que la muerte de Santos Conrado se produjo la madrugada del lunes. Al hombre no se le veían desde el domingo pasado, el 17 de marzo, y esa noche los vecinos oyeron golpes en la vivienda. Los días siguientes, a lo largo de la semana pasada, sí que vieron al detenido en varias ocasiones con un carrito y bolsas de basura azules. La sospecha es que estuvo toda la semana deshaciéndose de los restos del hombre que le había alquilado una habitación de su casa.