El buque oceanográfico provisto de un sonar de barrido lateral y un robot submarino, que llegó el sábado al Puerto de Santa Cruz de Tenerife procedente de Galicia, comenzó a rastrear ayer tarde los fondos de la costa tinerfeña en busca de alguna pista del paradero de Tomás Gimeno, de 37 años, y sus hijas de 1 y 6 años Anna y Olivia, desaparecidos desde el 27 de abril. Por la mañana, el personal del Ángeles Alvariño mantuvo una reunión con los investigadores de la Guardia Civil en el muelle capitalino, para coordinar las labores de búsqueda, y a las 15.00 horas el barco zarpó del Puerto para comenzar la búsqueda, confirmaron a Efe fuentes de la investigación.

El Ángeles Alvariño se movió ayer principalmente en las aguas entre Santa Cruz de Tenerife y el barrio chicharrero de Añaza, en líneas paralelas al litoral de unos 7 kilómetros cada una. El área de rastreo se irá extendiendo en los próximos días hasta las aguas frente al Puertito de Güímar, a 24 kilómetros de Santa Cruz, donde apareció la lancha de Tomás Gimeno el 28 de abril, a la deriva, vacía y sin ancla.

Tecnología punta

«Esta embarcación tiene tecnología punta española capaz de detectar objetos de cierto tamaño a hasta 4.000 metros de profundidad, aunque el robot submarino no puede pasar de los 2.000 metros». Esto aseguró ayer el tinerfeño Pedro Anatael Meneses, exdirector nacional de Marina Mercante y senador del PSOE por Tenerife. Según Meneses, el robot no tripulado Liropus, conducido desde la embarcación oceanográfica, «puede incluso recoger las muestras y subirlas a superficie con unos brazos que tiene incorporados».

El Ángeles Alvariño puede encontrar a gran profundidad incluso conjuntos de monedas que se encuentren en el fondo. «El sonar de banda lateral utiliza tecnología punta fabricada en España. Obtiene imágenes de bastante resolución mediante ecos que envía a las profundidades. Es uno de los pocos que existen en el mundo capacitados para hacer estos trabajos», asegura el que fuera responsable de la Marina Mercante española, que detalla que el barco operado por el Instituto Español de Oceanografía fue botado el 21 de febrero de 2011, entró en servicio en septiembre de 2012 y fue construido en los astilleros Armon de Vigo Armon. Este barco ya ha realizado otros trabajos de investigación en Canarias. El principal fue la observación del volcán submarino Tagoro, frente a La Restinga (El Hierro), meses después de la erupción de octubre de 2011.

Los puntos de búsqueda fueron facilitados ayer por la mañana por los investigadores de la Guardia Civil en base a la geolocalización de las últimas llamadas con el móvil que realizó Tomás Gimeno desde la lancha de su propiedad, de unos 6 metros de eslora y que se encuentra custodiada por el instituto armado, y el punto en el que fue encontrada a la deriva un día después de la desaparición, a una milla de la costa del Puertito de Güímar.

Gimeno hizo una primera salida al mar, después de trasladar varias bolsas a la lancha, tal y como captaron las cámaras de seguridad, a eso de las 23:00 horas y volvió a la marina de la Dársena Pesquera de Santa Cruz de Tenerife donde tenía atracada la lancha aproximadamente una hora después para dirigirse a una gasolinera próxima, donde compró un cargador de móvil y tabaco. Con posterioridad, a las 00:30 horas, volvió a salir con la embarcación. Lo siguiente que se supo es que el barco apareció sin nadie dentro y con restos de sangre del padre de las niñas a eso de las 18:00 horas de ese 28 de abril.

Posicionamiento dinámico

El Ángeles Alvariño está preparado para albergar tripulaciones de hasta 27 personas, entre los marineros y los investigadores. «Tiene un sistema de posicionamiento dinámico que le permite pararse en el mar para realizar búsquedas en puntos concretos. No es una embarcación que precise velocidad, con un motor de unos 1.400 caballos. Pero sí está dotado de instrumentación muy avanzada para operaciones como la que se le ha encargado ahora en Tenerife», matiza Meneses.