Victoria Gómez: «Nos faltan ayudas públicas para llegar a todos los que nos solicitan servicios»

La gerente de Apanate, Victoria Gómez, afirma que faltan residencias para adultos con autismo

Personal de Apanate, que busca ofrecer una atención individualizada

Personal de Apanate, que busca ofrecer una atención individualizada / E.D.

La gerente de la Asociación de Padres de Niños Autistas y con trastornos del comportamiento de Tenerife (Apanate), Victoria Gómez, asegura que a esta entidad le falta respaldo económico de las administraciones para, a medio plazo, poder atender a todas las personas que demandan sus servicios.

Es lo que denomina, de forma técnica, el concierto social del Gobierno canario con las entidades del Tercer Sector, lo que permitiría disponer de programas de asistencia plurianuales, por ejemplo, en vez de las subvenciones anuales que se reciben en la actualidad.

Y así lo expone cuando el próximo 2 de abril se celebra el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo y Apanate celebrará la jornada, por primera vez, en el Parlamento autonómico.

Según las estadísticas globales, el 1% de los bebés es diagnosticado con trastorno del espectro autista. Pero, las cifras no cuadran. Si en la provincia como Santa Cruz de Tenerife hay una población estimada de un millón de personas aproximadamente, debería haber 100.000 personas con autismo.

No obstante, Apanate, que es la mayor ong dedicada a este segmento de la población en el Archipiélago, sólo atiende a 270 usuarios de diferentes edades.

Uno de los primeros retos del colectivo es resolver las listas de espera. «Nosotros, como otras entidades del Tercer Sector, no podemos atender a toda la población diana; no llegamos», dice Gómez.

Uno de los servicios más importantes de Apanate es la atención temprana, destinada a menores de entre 18 meses y seis años. En dicha ong la lista de espera para acceder al mismo es de 60 niños y niñas, «que lo tienen muy difícil si la Administración no da un soporte económico estable», apunta Gómez. Parte de la financiación de esta entidad procede de un convenio con el Cabildo de Tenerife. Pero otra parte procede de «subvenciones inestables» del Gobierno canario, «que no garantizan a medio plazo una seguridad económica», dice su presidenta. «Mientras el concierto social no se apruebe, no nos podemos comprometer con programas que no estén seriamente apoyados económicamente», señala.

La cifra total de personas de todas las edades y con necesidades que esperan por acceder a los recursos de la entidad llega a 150. Y eso sin contar las familias que desisten de ponerse en la lista.

Según el testimonio de las últimas madres que lograron atención temprana para sus hijos, tardaron dos años en conseguirlo. Así, recuerda Gómez, se pierde mucho tiempo en un periodo que es muy valioso, pues entre los cero y los seis años el cerebro tiene una mayor capacidad para adquirir conocimientos y habilidades.

Gómez opina que los menores con trastorno del espectro autista siguen sin tener los mismos derechos en los colegios que el resto de alumnos que no tienen autismo. Así se aprecia, por ejemplo, en algunos centros con la recogida temprana o la diferencia de horarios para unos y otros. Y añade que otra asignatura pendiente es que los profesores tengan mayor formación en esta materia.

La Asociación defiende un modelo de trabajo en el que se lucha por capacitar a las familias, de una manera individualizada y en los contextos donde cada usuario se desenvuelve. Así, la atención y formación incluye el acompañamiento a diferentes espacios, como sus domicilios, supermercados, parques o centros de salud, por ejemplo, para que los usuarios aprendan a desenvolverse de la mejor forma posible.

Todas las personas con trastorno del espectro autista coinciden en padecer alteraciones en el área sociocomunicativa y en los patrones de conducta. Pero recuerda la presidenta de esta ong que hay dos grandes grupos. Uno es el de ciudadanos con autismo que tienen discapacidad intelectual y mucha necesidad de ser apoyados en su vida cotidiana. El otro está formado por personas que no tienen discapacidad intelectual y que requieren de otro tipo de respaldo. Por ejemplo, cuando llegan a adultos desarrollan un trabajo. Personal de Apanate acompaña a estas personas a sus puestos para ayudarlas y también para capacitar a sus compañeros, con el objetivo de que también se conviertan en una ayuda para ellas.

Otro gran problema se halla en la carencia de centros de día, casas y recursos residenciales para estos ciudadanos. A juicio de Gómez, en este ámbito hace falta una mayor planificación de las administraciones. Y es que la citada carencia también está relacionada con las limitaciones en la atención a la dependencia.

Así, puede haber casos en que un joven de 21 años, por ejemplo, que ya termina su periodo escolar, «se queda en situación de vulnerabilidad».

Apanate lleva 15 años de lucha para intentar empezar a gestionar una vivienda, propiedad del Cabildo de Tenerife, en la que habría veinte plazas para personas con autismo. La puesta en marcha de dicho recurso sería un hito, pero Gómez admite que las necesidades son mucho mayores, a pesar de que el colectivo tiene derecho a acceder a esta clase de centros.

El Ministerio de Derechos Sociales divulgó la Estrategia Española de Trastorno del Espectro del Autismo, donde marca las directrices sobre lo que deben hacer las autonomías en este campo, pero la financiación de esas medidas depende de los gobiernos regionales. Gómez expone que la falta de suficientes recursos económicos y servicios está relacionada con el hecho de que las familias y los colectivos que trabajan con estos ciudadanos «nos hemos visibilizado poco» y hace falta «sensibilizar más». Apanate ofrece atención en su sede principal, en La Laguna; en un segundo centro, también en La Laguna; así como en otras dos dependencias, situadas en los municipios de La Orotava y Los Realejos.