La tercera de España

La proteína de grillo, un producto emergente que se fabrica en Cáceres

Dos extremeños y un valenciano abrieron hace cuatro años una ‘startup’ biotecnológica que se dedica hasta ahora a la cría de grillo 

Su objetivo es producir proteínas, vitaminas y otros nutrientes a través de la transformación de este insecto y para ello han solicitado la autorización ambiental a la Junta

Una imagen de la cría de grillos que la empresa comparte a través de su página web.

Una imagen de la cría de grillos que la empresa comparte a través de su página web. / Redacción

Sira Rumbo Ortega

Fue hace cuatro años cuando los extremeños Félix Carretero (de Jaraíz) y David Martín (de Talayuela) y el valenciano José Vidal decidieron instalarse en Extremadura, en Talayuela (Cáceres) con un proyecto innovador: producir proteína a través de insectos. Desde hacía ya un año empezaron a interesarse por este nicho de mercado tras empaparse de las fórmulas que ya se habían empezado a estudiar en Europa para paliar la sequía o para potenciar las economías circulares; entre las que se encuentra precisamente la fabricación de las proteínas derivadas de insectos, "por lo poco que contaminan y por la trazabilidad que tienen, la alimentación de nuestros grillos la hemos desarrollado nosotros, no hay contaminación cruzada", sostiene Félix Carretero, uno de los socios fundadores.

Y cita un ejemplo de la sostenibilidad de esta actividad: para producir un kilo de proteína de este insecto se necesita un litro de agua, mientras que para fabricar un kilo de proteína de carne se requieren 100 litros de agua. Teniendo en cuenta que un ser humano necesita consumir una media de entre 40 y 60 gramos de proteína al día, el ahorro es exponencial: "Nos dimos cuenta de que es el futuro y no a largo plazo, sino a medio plazo", agrega. Así que se embarcaron en Proinsext, una startup biotecnológica ubicada en el polígono industrial de municipio cacereño de Talayuela. De momento, se dedican a la cría de grillo común (los primeros los trajeron desde Italia) y que venden (vivos y deshidratados) para alimentación de los sectores avícola (tanto aves de caza como la perdiz o el faisán, como aves de granja) y piscícola, para alimentar truchas, salmones y esturiones.

"Nos ha costado mucho"

Pero su objetivo real, y para lo que ya están de hecho preparados, es producir proteínas, vitaminas antioxidantes y otros nutrientes a través de la transformación de este insecto, para lo que han solicitado los permisos a la Junta de Extremadura. Llevan un año de trámites y ayer el Diario Oficial de Extremadura (DOE) sacó a información pública su autorización de impacto ambiental, el último paso: "Nos ha costado mucho, como somos los primeros nos está costando dios y ayuda", reconoce. Su empresa es pionera en Extremadura y la tercera que hay de estas características en el conjunto nacional. Sí son más comunes en otros países europeos y sobre todo en Asia: "Los países orientales están ya adaptados a las cadenas de transformación; nos llevan en esto 40 años de diferencia. Nosotros aquí no encontrábamos deshidratadores y en China nos los vendían por familias de insectos", recuerda.

Lo que harán desde la fábrica será todo el proceso de transformación del grillo, y molerlo, para convertirlo en proteína. Este año se plantean presentar su producto a los diferentes sectores interesados (farmacéutico, dietético, peletería o relacionados con animales de compañía); así como concertar con universidades la colaboración en proyectos de innovación (I+D+i). "En Navarra están realizando un estudio sobre la triquina, que se saca del esqueleto del grillo y que tiene un carácter protector para la alimentación de la gente que tiene problemas de diabetes", apunta este extremeño. El grillo es uno de los insectos autorizados también para consumo humano, pero de momento la única empresa que tiene los permisos para hacerlo está en Holanda. A partir de 2026 se espera que se abra su comercialización, pero hasta entonces las industrias dedicadas a esto solo pueden vender sus productos para aves, el sector porcino, cosmética o farmacia, entre otros.

Por ahora, esta industria extremeña podrá producir unas 20 toneladas al año de proteínas; mientras se dediquen también a la cría de estos insectos. Por eso, su objetivo es poder externalizar la parte de la producción y dedicarse, en un futuro, únicamente a la transformación del grillo en proteína. "La idea es hacerlo mediante el autoempleo, de tal manera que desde Extremadura nuestros socios se dediquen a la cría con nuestro compromiso de comprarles el producto a ellos", explica. Esta será la tercera fase del negocio, pero de momento deberán esperar, al menos 20 días, para conocer si finalmente reciben la autorización de la Junta que será el punto de partida para empezar a fabricar.

Los insectos se sientan a la mesa

Las organizaciones internacionales han empezado ya a apostar por los insectos como nuevo alimento, por lo que han comenzado a desarrollar políticas que permitan que puedan llegar a nuestra mesa en forma de lo que se conoce como harina de insectos. A esta decisión se llega casi por obligación, pues se prevé que para mediados de siglo el planeta tenga 9.000 millones de personas, mientras que la producción de alimentos no podrá crecer al mismo ritmo; por lo que hay que buscar alternativas. Y esta es una de ellas.

Junto a este problema se une otro: la aparición de ciertas intolerancias en los seres humanos, para las que estos productos alternativos son también una solución, pues son ricos, además de en proteínas, que los nutricionistas consideran que son de mejor calidad que las de la carne y el pescado, en vitaminas, principalmente del tipo B (tienen diez veces más que la carne), y en minerales (hierro, magnesio, selenio, cobre y zinc). También contienen grasas saludables, aunque en menor cantidad. 

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