Cuarenta años a corazón abierto: Tenerife salva 8.560 vidas gracias a la circulación extracorpórea

El Hospital Universitario de Canarias cumple cuatro décadas desde su primera operación cardiaca con circulación extracorpórea, un hito para la atención sanitaria a los corazones tinerfeños

El periódico Jornada se hace eco de las primeras operaciones del servicio de cirugía cardiaca.

El periódico Jornada se hace eco de las primeras operaciones del servicio de cirugía cardiaca. / El Día

Verónica Pavés

Verónica Pavés

El 12 de marzo de 1984 un joven de 18 años se adentró a un quirófano del Hospital Universitario de Canarias (HUC) para enfrentarse a un tipo de cirugía que le salvaría la vida,pero que jamás se había realizado antes en el centro hospitalario. El joven se convertiría en el primer paciente sometido a una operación a corazón abierto en Tenerife. Una intervención que requería detener en seco su corazón y cambiar sus funciones de bombeo, durante unos minutos, por una máquina externa.

Dos jóvenes veinteañeros que comenzaban sus andadas en la medicina fueron testigos y protagonistas de aquel primer hito que, con el tiempo, ha convertido a día de hoy al HUC en el referente de este tipo de cirugías en la isla. Cuarenta años después, el ahora jefe de Cirugía Cardiovascular, Rafael Martínez y el perfusionista Alejandro Lacruz rememoran esa primera intervención que cambió el devenir del propio hospital y de los corazones tinerfeños. 

Cuando las operaciones a corazón abierto llegaron a Tenerife ya había muchos lugares del mundo que habían adoptado aquella peligrosa pero tremendamente efectiva técnica. Porque, el hecho de externalizar la circulación del cuerpo para poder operar un corazón –la llamada circulación extracorpórea–, se pudo realizar por primera vez en el mundo a principios de la década de 1950 en Estados Unidos. "Fue muy revolucionario", rememora Martínez. Y es que, aun en aquella época, muchos médicos tenían reservas a la hora de operar el corazón. No en vano, apenas 20 años antes de aquel hito estadounidense, el mero hecho de "tocar" el órgano palpitante se consideraba una mala praxis facultativa. 

Para cuando la técnica aterrizó en Tenerife, las operaciones con circulación extracorpórea ya eran bastante habituales, pero apenas ocho hospitales en España la llevaban a cabo. "En el Hospital del Pino en Gran Canaria –ahora el Hospital Doctor Negrín– ya se hacían algunas cirugías de esta forma", rememora Martínez. Fue el cirujano cardiovascular Alfonso Chiscano, con el apoyo del Cabildo de Tenerife, quien luchó para implantarla también en el HUC. 

"Pasamos un año entero haciendo pruebas con animales antes de lanzarnos a hacerlo con pacientes", asevera Martínez. En concreto, por las instalaciones del antiguo animalario de la Facultad de Medicina llegaron a pasar 57 animales de distintos tipos. Y con ellos la mayor parte de profesionales –formado en parte por un grupo de entusiasmados veinteañeros– que, posteriormente, se harían cargo de hacer lo propio con humanos.

El equipo de cirugía cardiaca del Hospital Universitario de Canarias.

El equipo de cirugía cardiaca del Hospital Universitario de Canarias. / El Día

El perfusionista Alejandro Lacruz tenía 23 años la primera vez que entró a quirófano para garantizar que el riego sanguíneo de los pacientes se mantuviera estable durante toda la operación. "Nunca pensé demasiado en las dificultades de la operación o los problemas que nos podríamos llegar a encontrar –que en aquel momento eran muchas más que ahora–; yo solo me concentraba en hacer mi trabajo", admite Lacruz. 

Martínez había cumplido los 29 y se enfrentó a aquel reto mayúsculo con valentía pero no sin cierto vértigo. "Sabíamos que había cirujanos que habían perdido hasta ocho pacientes seguidos en el quirófano, entendíamos lo complejo que era", rememora. 

Y es que el reto técnico y tecnológico que suponía realizar este tipo de cirugías extracorpóreas no dejaba de ser mayúsculo. "En aquel momento apenas teníamos 20 minutos para intervenir en el corazón, pues las máquinas no nos permitían bombear sangre mucho más tiempo sin que el cuerpo del paciente notara que estaba siendo invadido por un cuerpo extraño", recuerda el cirujano cardiaco del HUC, Pablo Prada. "Teníamos que operar a contrarreloj", añade Martínez. 

Esta es una de las razones por las que estas operaciones estaban reservadas a aquellos cirujanos más habilidosos y rápidos. Los únicos que podían acabar con el problema antes de que la máquina dejara de ser útil. Más tarde la técnica avanzó y lograron un método para mantener el flujo de sangre más tiempo ."A día de hoy, contamos con hasta 80 minutos de circulación corpórea", relata Prada. Un tiempo crucial para poder culminar con las mejores garantías unas operaciones que suelen demorarse entre cinco y siete horas.

Más de 8.000 corazones

A día de hoy el HUC ha salvado 8.560 vidas gracias a este tipo de cirugías que se llevan a cabo tanto para reemplazar la válvula cardiaca, como para corregir defectos congénitos en el corazón e, incluso realizar bypass coronarios. De hecho, es un procedimiento tan común que se ha utilizado en el 85% de todas las cirugías cardíacas realizadas en los últimos 40 años en el HUC. 

El periodista Daniel Cerdán, ahora comisionado de Transparencia, estuvo presente en esas primeras operaciones. Se interesó tanto por aquella novedosa técnica que llegó a publicar un serial en este mismo periódico aquel diciembre de 1984. "Es uno de los reportajes de los que me siento más orgulloso", asegura e insiste en que la experiencia fue "impactante". Cuatro décadas después ha sido él mismo el que ha tenido que enfrentarse al bisturí y a esa máquina capaz de bombear su sangre durante 80 minutos. 

Su boca se llena de halagos cuando se trata de hablar de los cirujanos que le han hecho volver a tener el vigor suficiente como para seguir con vida. Porque como insiste Cerdán estos profesionales "son como bomberos insignes", porque el tipo de patologías que tratan "no son simples incidencias de salud; son problemas de vida o muerte". 

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