La pareja del acusado de agresión sexual en Tenerife rechaza el relato de la denunciante

La testigo dice que una vez dijo sobre el presunto autor que no sabía si "destrozarle la cara, quemar su coche o joderle la vida"

Palacio de Justicia de Santa Cruz de Tenerife

Palacio de Justicia de Santa Cruz de Tenerife / E.D.

La pareja sentimental del hombre acusado de intento de homicidio y agresión sexual a otra mujer en la zona costera de Güímar confía plenamente en su novio y rechaza el relato de los hechos planteado por la denunciante.

Así lo expuso la citada testigo durante la mañana de este miércoles en el juicio que se sigue por el asunto en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife.

Los hechos ocurrieron durante la noche del 15 de octubre del 2022 en una caseta de madera que el ahora acusado y su pareja le buscaron a la mujer denunciante, cuando les aseguró angustiada que no podía seguir residiendo donde estaba: en una tienda de campaña, rodeada de gatos, en la zona del Barranco de Badajoz.

La afectada denunció ante la Guardia Civil que la noche de los hechos el presunto autor la golpeó en la cara y en la cabeza con una piedra, además de que la agredió sexualmente en la caseta de madera ya mencionada, que era propiedad de una mujer italiana y que se hallaba junto al barranco de Santa Lucía, en la zona litoral de Agache.

Supuestamente, la víctima llegó a Tenerife desde Palma de Mallorca y, según una de las fuentes consultadas, ya entonces tenía un tratamiento psiquiátrico.

La novia del acusado afirmó que "absolutamente no es cierto lo que dice" la denunciante. De hecho, según la testigo, mostraba un gran rechazo a todos o casi todos los hombres.

Así lo expresó también otro testigo de la defensa, un amigo del acusado, quien contó que, en una ocasión, la denunciante le dijo que era mejor que no fueran amigos, porque ella era antisocial y podría haber problemas.

Según la mujer que declaró este miércoles, según le contó la víctima en su momento, el padre de su hija la maltrató física y psicológicamente, a la vez que era consumidor de todo tipo de drogas.

La testigo explicó ante el Tribunal y las partes que, una vez, la denunciante le dijo que veía en su novio síntomas de su expareja, en cuanto a comportamientos negativos.

La compañera sentimental del acusado manifestó que la víctima "trataba a mi hombre como un esclavo", ya que supuestamente éste le realizó diferentes trabajos para mejorar la habitabilidad de la caseta, le llevaba comida, agua e, incluso, la trasladaba a donde la denunciante le pedía.

En varias ocasiones, la testigo se culpó de que su novio se encuentre en la actual situación. Recordó que, al parecer, la denunciante la llamó una vez llorando para decirle a ella que el dueño de la finca donde estaba la acosaba.

Ante dicha circunstancia, la pareja del acusado pensó que una posible solución era que fuera a vivir a la caseta de madera de una amiga italiana en la zona de Santa Lucía. Y, de esa manera, la pareja se quitaba una carga de encima, pues en dicho lugar se habían producido robos y temían que acabara ocupado.

Entonces, la mujer le dijo a su novio que fuera a buscarla, entre otras cosas, "por pena, por la pobre vida que decía que había tenido".

A preguntas de la fiscal del caso, la testigo manifestó que la relación entre su pareja sentimental y la denunciante "era correcta", a la vez que negó que entre ambos existiera una complicidad. Eso sí, aseguró que su novio "es cariñoso con todo el mundo", pero negó que entre las partes hubiera algo en común.

En una ocasión, cuando el presunto autor le subió agua a la denunciante, la encontró gritando, tirándole piedras y llamándolo imbécil.

La novia del procesado contó que, otra vez, recibió una llamada en el móvil de la mujer denunciante, descolgó y puso el altavoz. Además de insultarlo y preguntar por qué no había ido a llevarle algunas cosas, sin saber que él estaba oyendo también, le dijo a la testigo que "no sé qué hacer con tu novio, si destrozarle la cara, quemarle el coche o joderle la vida".

A partir de ese momento, la pareja se prometió no tener ningún tipo de vínculo con la ahora denunciante, debido a su actitud agresiva, exigente e imprevisible.

Sin embargo, horas antes del suceso denunciado, la denunciante apareció por la zona del puente bajo la autopista, con una sombrera, gafas de sol y mascarilla. A pesar de dichos elementos, se veía un poco que tenía moratones en la cara.

La testigo manifestó que la noche en la que ocurrieron los hechos su novio no durmió en su casa, sino en la cueva del hombre.

Tanto la novia del presunto autor como un amigo coincidieron en que, cuando ocurrió el hecho, el procesado tenía una lesión en un dedo, que casi le inutilizaba y por lo que requería de ayuda para realizar cualquier trabajo físico.