Incendio en Campanar

El tetrapléjico que se salvó del incendio de Valencia: "Necesitamos protocolos de rescate para gente discapacitada"

Jesús, que ahora vive en el edificio de Safranar, agradece el trabajo de los profesionales de extinción pero pide sacar lecciones de la tragedia y que se tenga más en cuenta a las personas con movilidad reducida

"Queremos que reconstruyan nuestro edificio, ese era nuestro hogar", dice su mujer

Jesus, tetrapléjico salvado en el incendio de Campanar y su mujer en la casa cedida de Safranar.

Jesus, tetrapléjico salvado en el incendio de Campanar y su mujer en la casa cedida de Safranar. / MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

Gonzalo Sánchez

"Pasé de estar dormido a ver fuego y humo por todos lados". Jesús tiene una tetraplejia desde hace 16 años y el incendio de Campanar le pilló en la cama. Su mujer llegó corriendo y, gracias a que su hija consiguió volver a dar la luz, pudieron usar la grúa, vestirle, y ponerle en la silla. Tardaron solo 10 minutos, pero fueron los últimos en abandonar por su propio pie los dos edificios calcinados en Campanar.

Purificación y su hija se jugaron la vida para salvar la de Jesús. Los bomberos advirtieron que si usaban el ascensor podían quedarse atrapados, y pidió a las dos que bajaran por las escaleras, pero decidieron bajar por el elevador todos juntos, con el edificio ya convertido en una enorme tea. Nada más bajar, se fue la luz.

Si hubieran tardado un minuto más ninguno de los tres estaría en el edificio de Safranar habilitado por el ayuntamiento para las víctimas del incendio, desde donde Jesús concede la entrevista. Si habla después de haberlo perdido todo y de pasar una semana en el hospital es porque quiere pedir a los bomberos que creen protocolos específicos para personas con movilidad reducida.

"Si se va la luz y no funciona el ascensor, estamos vendidos", critica Jesús. El hombre, que agradece enormemente la actuación de los bomberos y la ayuda del ayuntamiento de Valencia, quiere que la tragedia sirva para sacar lecciones y que se creen protocolos específicos para las personas con movilidad reducida.

"Hay ascensores que tienen una batería y pueden funcionar un tiempo aunque se haya ido la luz, igual es una buena idea empezar a colocarlos en más fincas. Lo que creo es que tendría que haber algún sistema para que las personas con discapacidad no estemos desamparadas", cuenta Jesús.

Del incendio al hospital

Purificación se enteró de lo que pasaba cuando empezó a oler humo. Decidió salir al balcón y vio que venía del otro lado del edificio, todavía lejos de su piso. Al principio pensó que los bomberos lo apagarían y que era mejor quedarse en casa, pero las llamas avanzaban rapidísimo. "Me llamó mi hija que estaba en la calle y me dijo que bajara lo más rápido que pudiera. Volví a salir al balcón y vi que tenía el fuego muy cerca", explica.

Su hija subió y bajó con ellos, pero la mayoría de vecinos se quedaron en una zona común entre edificios, con un techo de cristal que poco a poco empezó a llenarse de humo. "Veíamos cómo caían las planchas de alumnio ardiendo. El material que llevaban hacía que no se apagaran, una cayó en una piscina y siguió ardiendo, y otra cayó en la manguera de los bomberos y la prendió fuego", cuenta Jesús. En un momento los bomberos cubrireron una pequeña zona refrigerándola por arriba y consiguieron sacar a los vecinos de la finca y llevarlos a un supermercado cercano.

Estábamos en el parking viendo cómo se quemaba nuestra casa y no podíamos hacer nada, fue horrible, cuenta. Por el frío o por la adrenalina de la situación, Jesús empezó a sufrir de espasmos y se le engarrotó todo el cuerpo (algo que ocurre a las personas con tetraplejia) y acabó yendo al hospital.

Por su condición estuvo allí hasta el lunes ya que los pisos de Safranar aún no estaban del todo acondicionados para una persona con tetraplejia. "En el hospital no dormimos nada. Nos daban diazepam pero no nos hacía nada, así que me dieron Lorazepam, que es aún más fuerte, pero ni con esas echábamos una cabezada. Nos pasamos varias noches hablando de todo lo que había pasado", cuenta Purificación.

Mismos vecinos

En mitad de la entrevista llaman a la puerta del piso y entra Alexandra, su vecina, que les da un carrito de la compra de tela completamente nuevo. Es uno de muchos envíos que empresas privadas están haciendo al edificio de Safranar para poner su granito de arena con los afectados.

Alexandra es rusa y vino hace un par de años a Valencia. Se. conocen porque ya eran vecinas en la finca de Campanar, y ahora también viven al lado en el edificio de viviendas sociales. "Me hace mucha ilusión y nos emociona mucho seguir al lado de ellas. Nos cuidamos unos a otros y nos podemos reconfortar estos días", explica Purificación.

Alexandra llegó a España huyendo de la guerra de Rusia y lo ha vuelto a perder todo. Ella y su familia escaparon del incendio, pero no su perro Santa (por el pequeño ayudante de Santa Claus, de Los Simpsons) que falleció y aún lloran su pérdida. Hace unos días los bomberos le dieron una gran alegría al recuperar sus pasaportes, que tardan más de 8 meses en llegar. El edificio tenía a personas de muchas nacionalidades, especialmente rusos, pero también venezolanos, ucranianos, alemanes e ingleses.

Diazepam y noches sin dormir

Jesús y Purificación lo han perdido todo, "no tenemos ni una pinza del pelo, ni un peine. Hay que comprar otra vez todo", cuentan. Incluso han perdido los ahorros de toda una vida que invirtieron en un piso en una zona tranquila de Valencia, de aceras anchas y con parques para que Jesús tuviera la vida un poco más fácil. Aunque su piso se ha quemado, ellos siguen pagando la hipoteca.

Ahora lo que quieren (como la mayoría de los vecinos) es reconstruir el edificio si la estructura lo permite. "Al final es nuestro hogar y nuestro barrio. Significaría mucho a nivel emocional poder volver a construir, además de que el terreno lo hemos comprado y eso es mucho dinero que vamos a perder y que no sirve para nada", replica Puri.

Suscríbete para seguir leyendo