El Astrofísico prevé lanzar el primer telescopio espacial canario en 2027

El pequeño instrumento, de apenas 20 centímetros, para la exploración de planetas y asteroides, ya está diseñado y el IAC busca financiación para hacerlo una realidad

Rafael Rebolo, director del Instituto de Astrofísica de Canarias, durante la presentación de las primeras imágenes de Alisio-1. | | MARÍA PISACA

Rafael Rebolo, director del Instituto de Astrofísica de Canarias, durante la presentación de las primeras imágenes de Alisio-1. | | MARÍA PISACA / Verónica Pavés

Verónica Pavés

Verónica Pavés

«Aspiramos a ser como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y lograr una cierta independencia a la hora de realizar investigación en el espacio». Bajo esta premisa, Rafael Rebolo, actual director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha anunciado a El Día su propósito de empezar a desarrollar, a finales de este año, el que será el primer telescopio espacial de origen canario, IACSAT Astro-1. El objetivo es conseguir ponerlo en órbita a tres años vista, en 2027, para que dé cobertura a los proyectos de «la próxima década».

Tras el exitoso lanzamiento del primer satélite de observación terrestre, Alisio-1, el Astrofísico se ha propuesto seguir avanzando en su particular carrera espacial para ganar independencia en la investigación mientras adquiere el mismo prestigio a nivel internacional que ya ha conseguido en la astrofísica de observación terrestre.

«Todos estos desarrollos en los que hemos estado trabajando durante la última década están encaminados a la construcción de este primer telescopio espacial», asegura Rebolo. Este satélite se utilizará para la confirmación de nuevos exoplanetas de tipo terrestre que producen eclipses en sus estrellas y también para estudiar y monitorear asteroides cercanos a la Tierra.

La experiencia en el desarrollo de Drago 1 y 2 y, posteriormente Alisio, ha sido «esencial» para que hoy el IAC se plantee este proyecto de una envergadura muy superior. En concreto, estos desarrollos han logrado que el Instituto compruebe el funcionamiento de su tecnología de observación infrarroja. «La observación del espacio en el infrarrojo es siempre más potente», reseña Rebolo. De ahí que el IAC se haya empecinado en crear estos desarrollos tan enfocados a observar en este espectro concreto desde el principio.

«Las observaciones infrarrojas desde el espacio son mucho más precisas de las que podemos hacer desde la Tierra», argumenta el director del Astrofísico. No en vano, la atmósfera terrestre es capaz de distorsionar estas fuentes de energía y emborronar su señal.

El telescopio será, no obstante, «modesto». Con unas dimensiones que no superarán los 20 centímetros, tal y como adelantó Rebolo. Y es que la idea del IAC es conquistar el espacio a un precio reducido. «Si hacemos aquí los telescopios los costos no serán tan elevados como se hace en la industria», insistió. De hecho, los últimos desarrollos, como Alisio-1 o Drago, han sido mucho más baratos que lo que cuestan otros instrumentos que tienen unas características y una resolución similar.

El disponer de un desarrollo de este tipo también dará al IAC algo que ya han conseguido con los telescopios en tierra: independencia. «Cuando construimos un telescopio aquí y lo controlamos plenamente nos ayuda a resolver problemas concretos», explica Rebolo. Y es que cuando se trata de investigación en Astrofísica, pese a que toda la comunidad científica puede acceder a ciertos instrumentos que se encuentran repartidos por todo el mundo, el tiempo se debe repartir entre todos los demandantes y es limitado. «Queremos tener esa capacidad complementaria de hacer investigación independiente», insiste el director del Astrofísico.

El IAC ha empezado su carrera espacial con desarrollos más pequeños bajo la premisa de ayudar a levantar la moral de los ingenieros e investigadores del IAC. «El hecho de probar que algo que has diseñado y construido desde el principio funciona, y lo hace tan bien, te hace sentir vigor suficiente como abordar retos más grandes», explica Rebolo, que también hace hincapié en el reconocimiento regional, nacional e internacional que han recibido el grupo de 10 ingenieros que han trabajado codo a codo para poner al IACTec en el mapa espacial.

«El desarrollo de un programa espacial es ya imparable y forma parte del futuro del Instituto», advierte el director, que señala que «el camino está marcado» y espera que el Astrofísico cuente con la financiación suficiente para «alcanzar todos estos desafíos» con los que se quiere poner a Canarias a la vanguardia en este campo concreto.

En este sentido, Rebolo ha adelantado que el IAC ha elevado la propuesta de financiación de este primer satélite y otros desarrollos en marcha a la Unión Europea. «Hemos pasado la primera fase del programa Celeste y esperamos que con ello podamos generar la financiación necesaria para poner en marcha todos estos proyectos la próxima década», revela. Si lo logran, Rebolo adelanta que esto podría consolidar la creación de un laboratorio de construcción de satélites.

La propuesta del IAC no es, en todo caso, tan solo construir un satélite. «La propuesta lleva consigo otras capacidades tecnológicas para el instituto, sobre todo en el mundo de la óptica», explica Rebolo. Este «desafío» para el IAC confluirá en la creación del Centro de Sistemas Ópticos Avanzados (CSOA), una infraestructura única en España para la fabricación de elementos de óptica de precisión.

Además de este telescopio espacial, el IAC se ha marcado varios retos para seguir manteniendo el pulso en la conquista del espacio. En este sentido, después del éxito de las primeras imágenes del satélite canario, Alisio-1, ya ha anunciado que seguirá desarrollando una constelación de varios satélites Alisio que pueda proveer imágenes con un tiempo de revisita de un día o incluso de unas horas. También quiere llevar a cabo misiones más complejas como Vinis, un nuevo instrumento para la vigilancia terrestre que observará en múltiples bandas del espectro visible y del infrarrojo con una resolución por debajo de los 5 metros por píxel. Con estos desarrollos, Rebolo aspira a que el IAC sea capaz de transmitir un conocimiento que, a su vez, «cree industria» en el Archipiélago. «Queremos que se aproveche todo esto para desarrollar la economía canaria», concluyó.

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