La escasez de veterinarios municipales dificulta el control de las colonias felinas

Los colegios provinciales reivindican que los ayuntamientos sepan ejecutar éticamente la técnica de Captura-Esterilización-Retorno para reducir el número de gatos asilvestrados en el Archipiélago

Imagen de archivo de una colonia de gatos.

Imagen de archivo de una colonia de gatos. / E. D.

Para un control más eficaz, ágil y ético de las colonias felinas en Canarias, los colegios veterinarios de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife tienen claro que se debe apostar por la figura del veterinario municipal, aún muy poco implantada en los ayuntamientos de las islas. "Por desgracia en Canarias hay muy pocos veterinarios municipales, que deberían ser los profesionales que apliquen la norma a nivel municipal, ya que son los verdaderos técnicos en bienestar animal. Esta figura esencial para todo el amplio mundo del bienestar y la protección de los animales no está presente en ayuntamientos punteros como por ejemplo el de Santa Cruz de Tenerife", lamenta María Luisa Fernández, presidenta del Colegio de Veterinarios de Santa Cruz de Tenerife, que revela que, en la isla del Teide, tan solo está presente en la ciudad de La Laguna y en Arona; mientras que en la provincia de Las Palmas, la mitad de los 34 municipios carecen de estos profesionales.

En septiembre del año pasado entró en vigor Ley 7/2023 de protección de los derechos y el bienestar de los animales, que obliga a los ayuntamientos a gestionar el control de las colonias felinas con métodos no letales y apostando por la técnica de Captura-Esterilización-Retorno (CER), que consiste en devolver a sus colonias a los animales pero sin la capacidad de reproducirse. La norma impone la identificación mediante microchip y la esterilización quirúrgica de todos los gatos en libertad o abandonados con el fin de reducir sus poblaciones.

A inicios de 2024, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 otorgó 240.000 euros a instituciones de las Islas que se presentaron a la convocatoria; en concreto, 92.600 al Cabildo de Gran Canaria; 97.500 euros a Icod de los Vinos; 30.161 euros a El Sauzal y 19.153 a Buenavista del Norte. Además, se suman los fondos que destinan los Cabildos al Programa de Gestión Insular de Colonias Felinas Urbanas para la identificación, esterilización y control sanitario de los gatos. La Corporación de Gran Canaria ya va por su tercera edición y para la presente campaña, además del presupuesto estatal, suma 100.000 euros insulares y va de la mano del Colegio de Veterinarios de Las Palmas, que ya atesoraba una amplia experiencia previa en este sentido.

Experiencia en Gran Canaria

"Este programa principalmente busca asesorar y dotar de herramientas a los ayuntamientos de la isla respecto a la gestión ética de sus colonias", explica Javier Delgado, técnico del Colegio de Veterinarios de Las Palmas, quien considera que ha tenido "resultados positivos". Además del control poblacional de las colonias felinas mediante la técnica CER, incluye formación, sensibilización y la actualización de los censos de gatos asilvestrados municipales. El Colegio estima que hay unas 1000 colonias felinas aproximadamente registradas en la isla, con unos 14.000 gatos; si bien Delgado matiza que esta cifra, correspondiente a 2022, "es solo la punta del iceberg". En el marco de la presente campaña, la organización trabaja en una actualización de los censos municipales que dará una cantidad "más realista".

En esa labor, el Colegio señala que "la implantación del método CER y todo lo que eso conlleva, es mucho más ágil y sencilla" en aquellos ayuntamientos con veterinario municipal. "La aplicación del método CER debe tener al veterinario municipal en el centro de la coordinación. Es el único profesional que por su formación puede garantizar con rigor científico el mantenimiento del bienestar de estos animales. Además, es el profesional que mejor conoce el territorio, las leyes, y los recursos municipales para frenar la multiplicación de estos gatos. A partir de ahí, es posible lograr una gestión ética que permita poco a poco disminuir el número de animales de la calle fomentando, entre otras medidas, la adopción de aquellos individuos más sociables", recomienda Delgado.

Primera vez en Tenerife

Es la primera vez que el Cabildo de Tenerife ejecuta este programa, que también contará con el Colegio de Veterinarios de la provincia occidental. "Vamos a intentar hacerlo de forma similar a Gran Canaria, que lleva unos cuantos años y ha funcionado muy bien", asegura Fernández. La estimación que maneja esta organización es que existen unos 25.000 gatos en la Isla, pero los municipios no han trabajado con el Colegio como sí ha ocurrido en Gran Canaria. "Alguno ha hecho control de colonias felinas, pero no sabemos si lo han hecho siguiendo la nueva normativa que marca la ley", añade Fernández, que recuerda que al carecer de veterinarios municipales se dificulta "hacer buenas políticas de protección animal". Por ello, en el marco del Programa, dos veterinarios se encargarán de conocer la situación de los municipios hablando con cada ayuntamiento.

"Si tienen colonias o no, quién las gestiona, cómo lo hacen, cuantos animales tienen bajo su responsabilidad o no, si están castrados o no, si están identificados o no. Eso nos va a dar una visión muy amplia de cuál es el problema en la isla. Sabiendo lo que hay es mucho más fácil adaptar lo que tenemos para ayudar lo máximo posible a que estas colonias estén bien controladas y los animales, en las mejores condiciones posibles", detalla Fernández.

Conservación de fauna protegida

Ambos colegios defienden la aplicación correcta de la técnica CER como la mejor fórmula para disminuir las colonias felinas. "Es la herramienta científica que tenemos para un control ético de los gatos de la calle", abunda Delgado. Sin embargo, la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria ha criticado este método en espacios abiertos no acotados porque, a su juicio, es ineficaz y constituye una amenaza para numerosas especies de fauna nativa.

La Ley establece que la reubicación de los felinos no se podrá llevar a cabo en zonas en las que pueda suponer un impacto negativo para las condiciones de biodiversidad en espacios naturales protegidos y en los espacios de la Red Natura 2000, así como para la fauna protegida. Pero ACBC que el Gobierno no haya desarrollado la regulación autonómica en ese sentido, teniendo en cuenta que, según sus datos, los gatos salvajes consumen 797 especies en ecosistemas insulares, de los cuales, un 25% están amenazadas, como los lagartos gigantes.

Al respecto, los colegios de veterinarios entienden la preocupación de ACBC y comparten su percepción en determinados casos, sobe todo, cuando la autorización de las colonias se lleva a cabo por personal que no es especialista en la materia, sea un técnico en bienestar animal, veterinarios o biólogos. "Esto es una realidad con la que hay que contar y esta es una más de las razones por las que es necesaria la presencia de técnicos veterinarios en los ayuntamientos", insiste Fernández.

Por ello, abogan por aplicar la normativa de forma correcta, intentando tener en cuenta las zonas sensibles para la biodiversidad. "Entendemos que con nuestra realidad social a día de hoy la solución al fenómeno de las colonias felinas en la calle pasa por actuar con prontitud y aplicar correctamente el método CER. Con la conocida como ley de bienestar animal en la mano, no nos queda otra. Si se hacen bien las cosas, los resultados los empezaremos a ver pronto", añade Delgado.

Acciones a largo plazo

Que se sumen cada vez más ayudas para hacer frente a las colonias felinas denota una creciente sensibilidad de las autoridades y la ciudadanía respecto a la protección animal, según ambos colegios. Pero consideran que aún queda mucho camino por recorrer y, a pesar de que todo euro que se destine a esa finalidad lo catalogan como imprescindible, "siempre será insuficiente" para actuar con rapidez a la hora del control poblacional, teniendo en cuenta como está la situación actual en las Islas.

Por ello, uno de los objetivos que persiguen las organizaciones es que los ayuntamientos puedan entender cómo funciona el método CER y lo sepan aplicar de forma ética a medio y largo plazo. "Una vez eso se tenga interiorizado, los siguientes pasos a dar por los consistorios deben contar también con financiación propia", aconseja Delgado. "Solo si se trabaja a largo plazo se verá una disminución de los animales malviviendo en la calle, que es lo que todos deseamos", concluye Fernández.