Seis claves esenciales sobre la gripe

El epidemiólogo Álvaro Torres asegura que la enfermedad puede cursar de forma asintomática

La efectividad de las vacunas se sitúa en torno al 50 y el 60%

Vídeo: Aumenta la gripe: el 75% de la población no trata todos sus síntomas

Imagen: Andrés Cruz

La curva de la epidemia estacional de gripe comenzó a descender en la primera semana de enero en el conjunto del país. Según el último informe de la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud (SCS), la incidencia de las infecciones respiratorias agudas en el Archipiélago se redujo a 1.098,22 casos por cada 100.000 habitantes en ese período, 187 puntos menos que en el balance anterior. Sin embargo, el descenso podría estar ligado a los días festivos, ya que esas jornadas solo se notifican los casos que son detectados en los servicios de Urgencias. Además, los contagios siguieron aumentando entre las personas mayores de 79 años en la región. Pero, ¿por qué se caracteriza esta enfermedad? ¿Es peor esta epidemia que la de inviernos anteriores? Con el fin de resolver estas dudas y otras que puedan surgir, el jefe de la Unidad de Vigilancia de la Dirección General de Salud Pública del Ejecutivo autonómico, Álvaro Torres, aborda seis claves fundamentales.

-Características. Tal y como explica el experto, los virus responsables de las manifestaciones gripales se caracterizan por que sus materiales genéticos están divididos en ocho partes, lo que les concede una gran capacidad para mutar y recombinarse con otros patógenos que provocan la enfermedad. «Se pueden unir y compartir material genético con mucha facilidad. En las aves salvajes, por ejemplo, es en la cloaca donde se comparte este material, mientras que en el cerdo se pueden unir los que afectan a los pájaros y a los humanos por los receptores que tiene este animal en el aparato respiratorio», detalla. En las personas, el microorganismo se multiplica en el tejido próximo a las amígdalas. «Por eso, toda la sintomatología que presentamos se produce a nivel de las vías respiratorias altas. En un porcentaje reducido de afectados, el virus se multiplica en una mayor cantidad y da lugar a una respuesta inflamatoria posterior muy intensa, que ya no necesita del patógeno», aclara el especialista. 

-Factores de riesgo. Los principales factores de riesgo para desarrollar cuadros graves son la edad, la obesidad, el embarazo, los problemas cardíacos y las enfermedades crónicas. «Estas personas son más propensas a sufrir una mayor densidad de virus y una respuesta inflamatoria excesiva, lo que puede derivar en una neumonía. Por esta razón, forman parte de la población diana en la campaña de vacunación», remarca el epidemiólogo, que además informa de que la mitad de los casos de gripe son asintomáticos. «Muchas veces, la patología cursa de una forma tan leve que pasa desapercibida, por lo que las personas hacen su vida con normalidad y van propagando el virus por distintos escenarios. La gripe solo da fiebre en el 50% de los casos», subraya.

«Estamos a unos niveles muy similares a los existentes en la prepandemia», dice el experto

-Diferencias entre la influenza A y B. Solo existen dos tipos de gripe que pueden infectar a los humanos: La influenza A y la influenza B. Según indica Torres, la segunda es menos virulenta y no suele provocar respuestas inflamatorias tan intensas como la primera. ¿El motivo? Básicamente, porque muta entre dos y tres veces más lento. «Esto es lo habitual en todas las epidemias que hemos visto, lo que no quiere decir que en algún momento pueda surgir una cepa más agresiva», anota el profesional de la Dirección General de Salud Pública.

 -Semejanzas con el SARS-CoV-2. La única similitud que comparten la gripe y el Covid-19 es la manera que tienen de transmitirse. «Se propagan a través de las gotitas que expulsamos al toser, hablar o estornudar. Sin embargo, el coronavirus se puede transmitir por el aire a distancias mayores que la gripe», recuerda Álvaro Torres. Además, los cuadros clínicos que provocan y la forma de abordarlos son completamente diferentes. 

-Efectividad de las vacunas. En palabras del especialista, «la efectividad de las vacunas contra la gripe depende del virus que circule en esa temporada». Por tanto, es imprescindible conocer el patógeno que va a estar presente en el entorno para cambiar el antígeno de las profilaxis. Cabe destacar que los productos vacunales conceden protección frente a cuatro cepas: dos de tipo A y dos de tipo B. «En los últimos años, las vacunas han demostrado una efectividad que ronda entre el 50 y el 60%. Hay que señalar que están orientadas a evitar las hospitalizaciones y los fallecimientos de las personas más vulnerables, pero solo pueden crear inmunidad contra las cepas del momento», resalta. A pesar de que los niños son los principales transmisores de este agente patógeno, no es habitual que la afección provoque cuadros graves en este grupo poblacional. No obstante, con el fin de proteger a los mayores y a las personas más vulnerables, los pequeños de seis a 59 meses han sido incluidos dentro de la población diana en esta nueva campaña. 

-Epidemia. La influenza es un virus estacional que se manifiesta desde el otoño y alcanza su pico máximo en invierno. Ahora bien, teniendo en cuenta los niveles de transmisión a los que se ha llegado, ¿se puede decir que esta epidemia ha golpeado con más fuerza? A juicio del responsable del citado departamento, no. «Estamos a unos niveles muy similares a los existentes en la prepandemia. Es cierto que la curva de ascenso ha sido más rápida que en otras ocasiones, pero el impacto en las plantas hospitalarias, las áreas de Intensivos y en la mortalidad es casi el mismo», afirma.

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