Entrevista | Daniel Habif Escritor, conferenciante e influencer / Autor de 'Ruge'

Daniel Habif: "Entiendo que la gente desconfíe de los encantadores de serpientes"

El comunicador mexicano acaba de presentar 'Ruge', un relato sobre el "grito interior" que resuena cuando nos sentimos contra las cuerdas

Daniel Habif (Mazatlan - México, 1983).

Daniel Habif (Mazatlan - México, 1983). / El Día

Tiene más de 23 millones de seguidores en redes sociales, sus vídeos superan los 500 millones de visitas y la mayoría de las veces hay que colgar el letrero de «entradas agotadas» en sus conferencias. El mexicano Daniel Habif (Mazatlan, 1983) ha pasado de puntillas por Madrid para presentar Ruge (Planeta), según él su experiencia literaria «más salvaje» desde que apareciera Inquebrantables.

Asistir a una de sus conferencias es casi tan difícil como conseguir una entrada para Coldplay...

...no tanto [ríe]. Después de ir de feria en feria presentando Ruge –tercer libro tras Inquebrantables y Las trampas del miedo– y disfrutar del contacto con los lectores me apetecía mucho llegar a España. Para un latino este país es la puerta de entrada a Europa, nada ocurre más arriba si antes no pasó en España.

¿Qué tiene de diferente ‘Ruge’ con los libros anteriores?

Ruge es muy distinto, no sólo por una razón obvia que tiene que ver con lo que he cambiado desde que escribí Inquebrantables o Las trampas del miedo, sino porque el tipo de hoy es más salvaje. Sí conserva la esencia y el hilo conductor del principio, pero este David Habif no tiene nada que ver con aquel... Mis horizontes se han amplificado con los años. Éste es un libro más de entrañas que los dos anteriores.

Todo esto comenzó con ‘Inquebrantables’, un proyecto que destila fuerza y resistencia, ¿no?

Le voy a contar una cosa...

...dispare.

Por más que he querido aún no he aprendido a rendirme... Eso no significa que en alguna ocasión haya estado listo para rendirme, pero no lo hice. No sé rendirme.

¿Alguna vez estuvo cerca de mostrar la bandera blanca?

¿Alguna vez, sólo alguna vez? [vuelve a reír] Un sinfín de veces, pero no lo hice... Las personas perdemos la energía vital, la esperanza y el entusiasmo varias veces a lo largo de la vida, pero la clave está en no doblar las rodillas. Si permaneces en pie hay posibilidades de seguir adelante cuando pase esa mala racha.

¿Y eso cómo se hace?

Cuando mi cabeza me dice que ya no hay nada más que hacer aparece el corazón para insistir en la idea de que no me rinda. ¿Cómo pasa? Sólo tienes una vida, no tienes otra para volver a intentarlo. ¿Le convencí?

Visto de esa manera, algo de razón lleva.

La vida es algo misterioso, casi mágico, que te vuelve a elevar cuando llegas al barro. Eso sí, es importante querer salir de ahí... A todo sueño le llega su hora si estás dispuesto a labrarlo, a sembrarlo con sabiduría, audacia e incluso algo de osadía.

¿Pero quién manda, el corazón o la cabeza?

[silencio]. Muchos dicen «hazle caso a tu corazón» y olvidan que éste es el primero que traiciona a su dueño... La cabeza está llena de sesgos, le falta información y en muchas ocasiones elige ir por el camino que ofrece menos resistencia. Lo ideal sería hacer una simbiosis entre corazón y cabeza o viceversa. Mejor. Podríamos hacer una buena triangulación entre la mente, el corazón y el espíritu. Eso sí que es imbatible pero llegar a controlar este espacio exige mucho entrenamiento y tenacidad.

¿Eso implica sacrificio?

Es un trabajo de autoconocimiento y de vivir interpretándote correctamente. Vivir es un reto extraordinario, un talento que hay que pulir con mucho sacrificio.

Su mensaje es hipnótico y ha creado una legión de seguidores en las redes sociales –diez millones en Facebook, nueve en Instagram y otros tres en TikTok–, pero entiende que haya gente que no crea en este tipo de discursos.

Gente mala hay en todas partes, pero no es mi caso... Abogados, médicos o periodistas malos hay en todo el mundo, pero no es menos cierto que también hay excelentes profesionales que dignifican el oficio al que dedican una parte importante del tiempo de sus vidas. Por supuesto que entiendo que la gente desconfíe de los encantadores de serpientes... Sobre todo de los políticos, los comunicadores o los dentistas. Claro que estamos expuestos a las trampas de personas de dudosa moralidad que venden un discurso y luego hacen otra cosa bien distinta... Descubrir a un farsante es algo relativamente sencillo. La mentira tiene las patas cortas, ¿no?

En todas las profesiones se cuecen habas...

...sí, no hay ninguna que escape. Esos «lobos» son necesarios porque todos crecemos a partir de adversarios que nos ayudan a forjarnos como personas. La posibilidad de encontrarte con uno de esos «lobos salvajes» permite tener los ojos más abiertos: hay gente que te hace un favor al decepcionarte.

En esta ocasión escribe de un «grito interior» que suele escucharse cuando te ponen contra las cuerdas o a una situación límite, ¿o levantas la voz o te aplastan?

Ruge tiene que ver con la posibilidad de evitar ser devorado por las heridas que habitan en nuestro interior: ausencias, dolores, heridas... Eso es lo que en realidad nos desmorona y marchita. Rugir, o gritar, es algo confrontativo que está orientado a desmantelar todas las cosas que nos aprisionan.

¿Los miedos invisibles?

Sí, todas esas cosas que nos encastillan y nos quitan nuestras rarezas, las mordazas que arrebatan la autenticidad. Hay demasiado trabajo con el tipo que nos encontramos frente al espejo como para estar saliendo a batallar con otros.

¿Todo se reduce a los temores que envuelven a los humanos?

Si no fuera por el miedo no habríamos salido huyendo de las cuevas... Nos pasamos la vida corriendo delante de «leones» y «tigres» que nos persiguen.

¿Y a la vuelta de la esquina nos acecha la inteligencia artificial?

Sí, todo lo que está sucediendo es agobiante, pero el reto es actuar con humanidad en un mundo lleno de máquinas. Las risas o las lágrimas manejan un idioma universal que, por ahora, no está al alcance de la IA.