Gestación subrogada

Guerra: “La maternidad y la paternidad no son un derecho”

El presidente de la Asociación Galega de Bioética sostiene que la gestación subrogada “cosifica” a la mujer

Ángel Guerra, durante su participación en un coloquio del Club Faro.

Ángel Guerra, durante su participación en un coloquio del Club Faro. / RICARDO GROBAS

M. G.

España ha registrado más de 2.500 bebés por gestación subrogada en la última década, a pesar de que esta práctica no es legal en nuestro país. Al margen de cuestionamientos legales, surgen también planteamientos éticos sobre los que Ángel Guerra, doctor en Biología y presidente de la Asociación Galega de Bioética (AGABI), pone el acento. “Lo primero que me llama la atención es que se emplea la técnica de fecundación in vitro, y normalmente se introduce en el útero de la mujer más de un embrión y, aunque hay constancia de partos múltiples, normalmente nace sólo una criatura”, dice en relación a los abortos que se llegan a producir con esta técnica. “Se elimina una vida humana. Desde la fecundación hay ya una vida, un cigoto, que es como se llama a la célula que sale de la unión del óvulo y del espermatozoide”, insiste.

Por otra parte, el científico habla también de la legalidad. En el caso de Ana Obregón, afirma que “ha ido a un país en el que la gestación subrogada es legal”, aunque subraya que “en España es una práctica ilegal y así está tipificado en el Código Penal y en sentencias del Tribunal Supremo, de 2014 y de 2022, que indican que estos contratos son nulos e inaplicables en el reglamento jurídico español porque violan los derechos fundamentales de las mujeres y de los niños”. Y va más allá: “La ley de reproducción asistida la incluye como una técnica que violenta a la mujer”. “Yo no juzgo la conducta de esta persona, pero desear un hijo no supone un derecho: La maternidad y la paternidad no son un derecho, se puede desear mucho tener un hijo, pero uno no puede utilizar todas las prácticas que están disponibles”, afirma. “La tecnología puede disponer muchas cosas, pero no todo lo que está a disposición es legítimo y legal”.

En este punto, el presidente de AGABI afirma que “la mujer, en esa práctica, se cosifica, se menoscaba su dignidad, se lesionan sus derechos como persona, es una mercancía a la venta”. “Podemos hablar de lo altruista, pero aquí (en relación al caso de Ana Obregón) ha habido un pago y, además, un pago bastante potente para una economía normal, con lo cual eso se deja a gente con cierta capacidad económica”, afirma.

“La sociedad es muy injusta y es muy complicado juzgar eso éticamente, pero la evidencia científica es que se genera una unión entre la criatura gestada y la gestante muy fuerte, eso es evidente”, sostiene. “Nadie piensa en la criatura: En sus primeras horas de vida ese bebé sigue todavía necesitando el calor y el olor de la madre en la que ha vivido durante 9 meses”.

“Ahora, pongámonos en el lado del bebé”, continúa. “Si cuando sea mayor se da cuenta de cómo ha sido gestado, ¿qué le pasa a esa criatura?, se pregunta. “Toda persona tiene derecho a saber que ha sido engendrado por amor y no para resolver un problema”, añade. “Porque esto es resolver un problema: menuda carga lleva esa criatura, ¿no?”, se cuestiona. “No se piensa en la criatura muchas veces: el deseo es muy fuerte y como la técnica está disponible, pues adelante. Y esto es una carencia de pararse a pensar en las consecuencias”.

Toda persona tiene derecho a saber que ha sido engendrado por amor y no para resolver un problema

En cuanto a la edad, Guerra apunta que “evidentemente, Ana Obregón es muy mayor: La menor corre el riesgo de quedar huérfana prematuramente y eso tiene sus consecuencias. Aunque haya familia que luego se haga cargo de ella y no le vaya a faltar nada, le va a faltar lo fundamental, que es el calor de un padre y de una madre”, se lamenta.

En cuanto a la adopción, la ley especifica que la diferencia de edad entre el adoptante y el adoptado debe ser de, al menos, 16 años y no puede ser superior a 45. “Ese límite, con la gestación subrogada se rompe”, puntualiza, aunque también es consciente de las dificultades que afrontan muchas parejas para adoptar en España. “Se ponen muchas trabas, tienes que ser un matrimonio casi perfecto”, subraya.

En resumen, y “sin querer juzgar a Ana Obregón”, Guerra afirma que “hay muchas trabas biológicas, legales y éticas que permiten decir que se hace violencia a la criatura y a la mujer que ha gestado y esto me parece que es un precio demasiado alto que hay que pagar por un deseo”.

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