María: «Sentía estrés, tristeza y veía que no daba más de mí»

En su peor época, se levantaba con ganas de llorar; su padre estaba enfermo y sufrió acoso de la expareja de su novio

Imagen de archivo de una mujer con depresión.

Imagen de archivo de una mujer con depresión. / E. D.

María (nombre ficticio) está en el periodo de espera para acudir a su primera sesión en una consulta particular de Psicología. En noviembre del año pasado decidió que tenía que dar el paso de solicitar ayuda a un profesional para poder salir del periodo de tristeza en el que estaba y que se estaba prolongando demasiado.

Su particular calvario comenzó en el 2021. «Fue un cúmulo de circunstancias y la situación se alargó en el tiempo», comenta. Recuerda que sentía «estrés, tristeza y veía que no daba más de mí». Vivió una mala temporada. Por ejemplo, por las mañanas, cuando se levantaba de la cama, tenía ganas de llorar. Y el día antes de reincorporarse a su puesto de trabajo (los domingos por la tarde) tenía ansiedad y miedo a volver a su actividad laboral. Y no sabía por qué le ocurría. Eso le pasaba a pesar de que su profesión le gusta e intervenía con familias de buenas personas en ambientes agradables.

María, de 34 años, acude a domicilios, en los que se encarga de la estimulación cognitiva (conocimiento) de ciudadanos con alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas. El temor era superar la semana.

Su peor época coincidió con un periodo en que su padre estuvo enfermo e ingresado en un centro hospitalario. Pero hubo más. La expareja de su novio le realizó un acoso muy fuerte. Le enviaba mensajes muy desagradables e, incluso, le golpeaba la puerta de su vivienda. «Resultaba insoportable», comenta.

En noviembre pasado decidió tratar de revertir ese estado de tristeza y ansiedad que duraba más de la cuenta. Preguntó para acudir a un servicio de atención público. La primera cita disponible que le ofrecieron fue para el año 2024. También lo intentó en consultas de psicólogos y psiquiatras privados. Pero no lo tuvo nada fácil tampoco, pues le daban consulta para finales del 2023. Sin embargo, se considera afortunada. Alguien anuló a su cita de este mes y así le pudieron hacer un hueco.

«Yo me puedo permitir un servicio privado, pero ¿y los que no?», pregunta

María manifiesta que «esto es representativo de la realidad de los problemas emocionales de los ciudadanos». Afirma que conoce casos de personas conocidas en que han necesitado un ansiolítico y en su farmacia habitual no se lo han podido suministrar porque en ese momento se les habían agotado.

«Ya la gente busca ayuda, pero va y los recursos son muy limitados e insuficientes» para afrontar la magnitud del problema, señala María.

Advierte que «yo me puedo permitir pagar un servicio privado, pero ¿qué hacen aquellos que no pueden afrontar ese gasto extra? Cada sesión son 50 euros; si el psicólogo te asigna dos o cuatro al mes, ya son 100 o 200 euros que tienes que sacar de tu sueldo y eso cuando estás muy ajustado es complicado».

Respecto a qué espera del profesional de la Psicología que la va a atender, comenta que «confío en él, pues nos dan las herramientas, pero somos nosotros los que debemos poner de nuestra parte para salir de esta situación de tristeza y apatía, a la vez que tenemos a los psicólogos como apoyo».

Isabel Aguilar, presidenta de la Fundación Juana Reyes, destaca que la depresión «se convierte en un problema de salud muy serio que puede alterar el ámbito laboral, escolar y familiar de la persona que lo padece y en el peor de los casos, llevar al suicidio». Entre las recomendaciones de los expertos para la recuperación figuran caminar o realizar alguna actividad física, compartir las emociones con algún amigo, así como una dieta sana dentro de un estilo de vida saludable, siendo «esencial» no alterar los ciclos del sueño.

«La gente busca ayuda, pero los recursos son muy limitados» ante la cifra de casos, dice

La Fundación señala que, según datos de la Encuesta Europea de Salud recogida por el INE, en España se cifraba en un 5,4% la población con algún tipo de cuadro depresivo en el año 2020, lo que supone 2,1 millones de personas, de los que 230.000 se consideraban graves. Por sexos, los indicadores en mujeres duplican a los de hombres, 7,1% frente a 3,5%, mientras que respecto a los casos de severidad grave, por cada caso grave en hombres hay 3,5 que son mujeres. Se trata asimismo de una enfermedad que aumenta según el grupo de edad, alcanzando su valor más alto entre los 85 y más años, impactando al 16% de ellos.

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