Accidente de tráfico

El amigo de Alvargonzález que vivió el fatal accidente: "Vi una nube de polvo y el pico de un remolque; miré hacia atrás y ya no estaba el coche de Ruma"

"Pegué un volantazo; luego me temí lo peor", asegura el odontólogo Silverio Blanco, que iba de caza con el naviero a Palencia

Romualdo Alvargonzález, con su amigo el odontólogo Silverio Blanco, detrás.

Romualdo Alvargonzález, con su amigo el odontólogo Silverio Blanco, detrás.

M. C.

Un cúmulo de coincidencias desembocaron en el fatal accidente que segó la vida del empresario Romualdo Alvargonzález Figaredo, presidente del grupo marítimo Ership, el pasado sábado en una autovía de Cantabria. El cambio en la rutina habitual en los viajes al coto de caza de Villaprovedo (Palencia) hizo que el coche del naviero circulara en el lugar fatídico cuando volcó el remolque del camión que iba en sentido contrario y que alcanzó su vehículo debido a las fuertes rachas de viento. Silverio Blanco del Campo, odontólogo gijonés afincado en Oviedo con quien iba a compartir una jornada de caza, se libró por cuestión de metros. "Fue una suma de fatalidades", cuenta.

Blanco señaló ayer, en conversación con LA NUEVA ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, que siempre viajaba junto a Alvargonzález en el mismo coche cuando iban de caza. Lo hacían en el vehículo del odontólogo porque está preparado para llevar en la parte trasera a los perros. No fue así en esta ocasión. Poco después de Semana Santa, ambos regresaron a sus casas con coronavirus tras haber ido a "censar perdices" con los perros al coto de Castrelos, en Hermisende (Zamora). "Pasar el día con los amigos era más placentero que la propia caza, de ahí aquella caminata en época de veda", cuenta. El pasado sábado, el temor a un nuevo contagio de covid o de gripe llevó a que cada uno viajara en su propio turismo. "Lo decidimos porque Ruma (nombre con el que sus amigos conocían a Alvargonzález) andaba con catarro. En unas horas teníamos la cena familiar de fin de año y yo tengo una hermana inmunodeprimida, así que decidimos ir cada uno en un coche distinto, para evitar posibles contagios. Se lo planteé yo, para no liarla, y el me dijo que ‘faltaría más’", señala Blanco, profundamente impactado.

Romualdo Alvargonzález disfrutaba con algunos de sus mejores amigos, como Silverio Blanco, de su pasión por la caza. En la imagen, por la izquierda, José Luis Piñera, Pepe González, Jesús Silvela, Tato Rayón, Silverio Blanco, una conocida de la cuadrilla y Romualdo Alvargonzález, en Villaprovedo (Palencia), tras una jornada cinegética en verano de 2021.

Romualdo Alvargonzález disfrutaba con algunos de sus mejores amigos, como Silverio Blanco, de su pasión por la caza. En la imagen, por la izquierda, José Luis Piñera, Pepe González, Jesús Silvela, Tato Rayón, Silverio Blanco, una conocida de la cuadrilla y Romualdo Alvargonzález, en Villaprovedo (Palencia), tras una jornada cinegética en verano de 2021.

Ambos amigos salieron de Gijón a las seis y cuarto de la mañana. Lo hicieron temprano para estar de regreso a las seis de la tarde, antes de la cena. Cuando iban al coto de Villaprovedo, siempre paraban a desayunar en el área de servicio de Mataporquera, después de Reinosa y cerca ya del destino. "Pero el sábado, Ruma me dijo que por qué no parábamos en Casa Justo, en Colombres, un área de servicio nueva, donde ponen la tortilla francesa recién hecha. Si no hubiéramos parado allí esos 20 minutos o media hora y lo hubiéramos hecho donde siempre, habríamos rebasado el lugar del accidente sin coincidir con el camión", lamenta el odontólogo.

A la altura de Torrelavega, empezaron a notar el viento. Luego cogieron la autovía a Palencia, con Blanco circulando unos cien metros por delante de Alvargonzález. "Al incorporarnos a la autovía de Palencia, había mucho viento", con rachas de 80 kilómetros por hora. El efecto vela en el remolque del camión originó el desastre. "De repente vi cómo una nube de polvo invadió mi calzada y el pico de un remolque con hierba o paja. Pegué un volantazo a la derecha y no sé cómo, gracias a Dios, lo esquivé. A los dos segundos miré por el retrovisor y no vi venir el coche de Ruma ni ningún otro. Aminoré y empecé a llamarle al móvil", relata. "Ningún coche pasaba en mi dirección y empecé a temer lo peor. Después de cinco minutos sin contestar al teléfono, pasaron dos coches y me di cuenta de que algo fallaba. Entonces busqué la primera salida y di media vuelta para volver al sitio del accidente", añade.

Llegó de nuevo al lugar antes de que pasara un cuarto de hora. Ya estaban la Guardia Civil, los bomberos y la asistencia sanitaria. Un agente tuvo que tranquilizarle y le comunicó el fatal desenlace. "El guardia me dijo que yo habría pasado a cinco centímetros o por debajo del gancho, pero el coche de Ruma es mas alto y el gancho levantó el techo como un abrelatas y lo cogió a la altura de la frente", explica, muy emocionado. En cuanto pudo articular palabra, Blanco telefoneó a la familia del naviero.

El de Villaprovedo es uno de los cotos a los que acuden a cazar buena parte de los amigos con los que Alvargonzález iba de caza o de pesca. Además de él y de Blanco, los otros amigos de estas cuadrillas son el presidente de Funerarias del Principado, Jesús Silvela; el abogado gijonés jubilado Tato Rayón; el director general de Indasa, Sergio Andrés Vidal Muga; y su padre, Sergio Vidal Fernández; el consejero de Unicaja Felipe FernándezÁlvaro Fernández–Vega y su cuñado, Pelayo Amantegui; el constructor de Villaviciosa Pepe González; el maderista José Luis Piñera y el ingeniero de minas José María Coterón.

Alvargonzález y Blanco querían disfrutar de una jornada de caza el último día del año y también tenían planes para empezar de igual modo 2023. "Al no ser trasnochadores ninguno de los dos, teníamos el plan de ir en año nuevo a cazar a Peñamellera Alta", explica. La fatalidad lo impidió: "Fue una carambola de la vida". Una carambola con el peor resultado imaginable. El guardia civil que lo arropó en el lugar del siniestro contó "que fue un accidente de mala suerte". "Dijo que es muy difícil que todas estas circunstancias se den y que además que la altura del gancho del remolque coincida tan mal", lamenta Blanco. "Si hubiéramos ido los dos en mi coche, hubiéramos pasado por debajo, como pasó por debajo el coche de la señora que circulaba detrás de Ruma", remata, desolado.

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