Semana Santa | El Toscal

Cincuenta años de las alfombras de café y arroz para el Señor de las Tribulaciones

El recordado Manolo del Pino, ‘el carpintero de Galerías Preciados’, pionero de la tradición

Una de las primeras alfombras realizadas con cerrín en Tribulaciones.

Una de las primeras alfombras realizadas con cerrín en Tribulaciones. / El Día

Humberto Gonar

Humberto Gonar

El día después de la ‘no procesión’ del Señor de las Tribulaciones no sólo dejó entre los vecinos de El Toscal el malestar por la decisión que suspender el recorrido a pesar de no haber llovido –aunque se argumentaron inclemencias meteorológicas para no sacar al talla–, sino que también dio paso a hacer un repaso por las tradicionales alfombras que elaboraban residentes, en su mayoría niños y jóvenes, con los materiales que estaban al alcance con la precariedad de la economía doméstica.

María Margarita del Pino recuerda que cada vez que llegaba el Martes Santo, día reservado en el calendario procesional al Señor de las Tribulaciones, su padre, Manuel del Pino, conocido popularmente en el barrio como Manolo ‘el carpintero de Galerías Preciados’, organizaba con los más jóvenes una alfombra que se confeccionaba a la altura del número 31 de la calle Tribulaciones, a la altura de su casa.

Este hombre tan servicial como carismático, al que igual se le veía con las alfombras que como paje de los Reyes Magos en Galerías Preciado o incluso en la cabalgata de Navidad, se encargaba de recopilar material como café, arroz o serrín para elaborar el tapiz para elaborar la alfombra tanto con sus hijos como los niños y jóvenes del barrio, como Silvestre, Cándido, Lucas, Miguel Ángel ‘el alemán’ que se entregaban a los trabajos que arrancaba Manolo ‘el carpintero’ tiñendo en la bañera de su casa el serrín y que daba paso a la labor de los más jóvenes, que se encargaban a tapar los huecos de la calle cuando aún era de tierra y no había llegado el asfalto, para luego proceder a dar forma al tapiz. Y como si del control de calidad se tratara, a su término se alongaba desde la casa la esposa de Manolo, María del Pino García, quien inmortalizaba con la correspondiente fotografía el momento.

El fallecimiento de este pionero que implantó la tradición y la llegada al barrio del artista Manuel Tegeiro supuso a comienzo de los años noventa la incorporación de nuevas técnicas y hasta el auge, llegando a multiplicarse las alfombras que el artistas sevillano elaboraba en sales coloreadas, sumando también un pequeño altar que se instalaba en la misma calle de Tribulaciones con un arreglo floral espectacular, una costumbre que, pese al fallecimiento de Tegeiro hace un año, esta edición se repitió con el patrocinio del distrito Centro, como legado para la ciudad.