Honores

Caco Senante, Hijo Predilecto de las calles y personajes de Santa Cruz de Tenerife

"Gaviota, cantante, restaurador, actor, empresario... y el mejor embajador que esta ciudad pudo soñar". Así presenta el alcalde santacrucero al nuevo hijo ilustre de la capital

Humberto Gonar

Humberto Gonar

«Gaviota, cantante, restaurador, actor, empresario, padre, marido y el mejor embajador que esta ciudad pudo soñar». Así definió el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, a Caco Senante, que desde este lunes 13 de noviembre es nuevo Hijo Predilecto de Santa Cruz, que no presume de título sino de la gente y sus calles, del «paisaje y el paisanaje», como diría en la solemne sesión que se celebró en el salón de plenos.

Con el orgullo y el sentimiento de propiedad que alimentó la semana pasada el reconocimiento a Juan Viñas Alonso, el Palacio de los Dragos vivió una nueva sesión con otro público, y a su vez un vínculo, Máscara de Carnaval.

Con la presencia de los expresidentes del Gobierno de Canarias, Manuel Hermoso –que acudió al acto para saludar al homenajeado antes de seguir con otro compromiso– y Paulino Rivero, en la actualidad presidente del CD Tenerife–, así como extitular del Cabildo, Ricardo Melchior, o el exalcalde y alma mater de Los Sabandeños, Elfidio Alonso, arrancó el acto en el que se hicieron presentes, en las palabras de Caco Senante, desde grandes artistas como Celia Cruz, Óscar d’León, Pablo Milanés o Joaquín Sabina a protagonistas contemporáneos de este enamorado de Santa Cruz que a diario bajaba de su casa, en la calle Pérez de Rozas, hasta la plaza de España.

El director general de Organización y Régimen Interno del Ayuntamiento de Santa Cruz, José Antonio Herrera, dio lectura al decreto del alcalde, con fecha 22 de agosto de 2023, por el que se concede el título de Hijo Predilecto a Juan Carlos Senante (Santa Cruz de Tenerife, 1949), más conocido como Caco Senante.

Si en la entrega del título de Hijo Predilecto a Viñas el salón de pleno acogió una boda, esta vez se transformó en el particular paritorio de Caco Senante, hijo ilustre que enamoró sin cantar. Con su poesía de vida, entre kioscos y personajes. Caco fue al grano desde el principio. «Me lo merezco. Dudo que haya alguien que quiera más a esta ciudad», dijo sin evitar emocionarse, y cabía el más difícil todavía, en la mención a su padre, para justificar por qué no leía su discurso, pues siempre le inculcó «desmembrar el corazón para decir lo que quiera»; y también hizo un guiño a su madre, «que habría resuelto esta situación con un planto de huevos mole», sin obviar a su suegra, quien lo consideró su hermano menor.

El homenajeado pasó de la aparente arrogancia a una exhibición del conocimiento de Santa Cruz que entusiasma tanto que, cuando acaba, apetece pedir uno o dos bises. El cantante dedicó palabras de agradecimiento al recordado arquitecto Joaquín Casariego, uno de los padres de la playa de Valleseco; Juanín Ravina, su primer amigo; Miguel Hernández, sabandeño que le enseñó las noches de Santa Cruz; y Pablo Milanés, y como si fueran igual de conocidos, Pepe Rancel, un amigo que lo requiere cada vez que los flamboyanes de la rambla florecen, o Salvador Romero, El Pureta, de la barbería El Toscal, a quienes «se les hizo la noche a mitad de la tarde».

Caco reconstruyó la ciudad en los veinte minutos de su discurso, desde la Heladería Marpi, a la Farmacia El Chinito, al comercio Música y Labores o la Librería Sixto, donde siempre que iba le respondían lo mismo: «El libro está en el muelle; el lunes lo tienes aquí». O Manolo qué Barato Vendes, o el Parque Recreativo. También reparó en los carritos, como el de Machín, la Universidad, frente al Mercado... Este Hijo Predilecto presumió de haber sido delincuente de Santa Cruz, cuando María La Chivata –la furgoneta de la Policía– le confiscó el balón y tuve que ir al cuartelillo, en Méndez Núñez, y pagar 3 pesetas para recuperarlo.

Y democratizó a sus convidados de palabra, para nombrar con la misma importancia a los cuatro alcaldes que invitó –Hermoso, García Gómez, Miguel Zerolo y Patricia Hernández para representar a la calle, con los protagonistas de la ciudad más popular, desde Paco Zuppo –para el que llegó a pedir una estatua– a Heidi. 

Tras su agradecimiento a su familia, de nuevo poesía para declarar amor a la ciudad que le vio nacer, «donde La Salud es un barrio y La Alegría, otro; un príncipe es una plaza y un castillo, una calle; La Paz es otra plaza», antes de escuchar el Mojo Picón más sinfónico gracias al buen hacer de la exquisita Banda Municipal de Santa Cruz, en el colofón del acto.