Restan diez días para que los primeros propietarios de las 115 viviendas de La Candelaria estrenen sus nuevos pisos, que casi duplican la superficie de los viejos y triplica su valor catastral.

Las 115 viviendas de reposición de la vieja barriada de La Candelaria comenzarán a formar parte de la historia a partir de la próxima semana, cuando está previsto que se inicien las mudanzas de los primeros propietarios. Queda atrás el culebrón en el que se han convertido la construcción de este inmueble, que comenzó a tramitarse en la etapa de Ángela Mena, entonces concejala de Viviendas, luego pasado Carmen Delia Alberto, y en la actualidad está al frente de este departamento municipal Juan José Martínez, quien desbloqueó la contratación de la luz que mantuvo parada la construcción cuando ya estaba finalizada, y a falta de activar los servicios, hace unos dos años.

Entre las prioridades que se trazó Martínez desde que en julio pasó se puso al frente de Viviendas Municipales, la entrega de las nuevas 115 viviendas era una de sus prioridades, pues no le era ajeno el tiempo que llevaban los vecinos pendiente de la planificación, construcción y entrega. Para ello, ha sido fundamental la comunicación con los representantes de las once comunidades de vecinos, a los que ha informado de cada uno de los pasos datos para facilitar la anhelada entrega.

A solicitud de EL DÍA, el concejal accede a mostrar el interior de la nueva construcción. La primera evidencia: los propietarios pasarán de residir en once bloques que se entregaron a mitad de la década de los años cincuenta del siglo pasado o repartirse en un edificio que se levanta sobre cinco plantas subterráneas para aparcamientos y que se divide en dos torres.

Nada más llegar a la planta de acceso, un espacio diálogo, se localizan los 115 buzones de los moradores. En la parte superior, a falta de que cada uno incluya su nombre, un rótulo que evidencia un sentimiento: Nuestra Señora de La Candelaria, solo le falta apostillar... «por fin las nuevas viviendas».

Hay pisas adaptados para personas con movilidad, en la planta de acceso, si bien todos comparten un mismo patrón: cada vivienda cuenta con una cocina amplia, un almacén –como denominan los técnicos– o solana –como se refieren al mismo espacio los vecinos–, además de un salón-comedor, dos baños y dos habitaciones. Mismo patrón para las nuevas 115 viviendas, a diferencia de lo que ocurría en la antigua barriada. Eso sí, de los 35 metros cuadrados que tenían de superficie media las viviendas a mitad del siglo pasado, los nuevos pisos pasan a rondan 65 metros cuadrados.

En la visita, una de las vecinas admite que «imagínate la diferencia: antes teníamos una media de 35 metros cuadrados y dos y en algún caso hasta tres habitaciones; y ahora pasado a 65, y dos habitaciones...». «Ya todos sabemos cuál es la vivienda de nuestra propiedad porque uno a uno hemos ido eligiendo», precisa, para recordar que incluso en la etapa de Carmen Delia Alberto se les dio la posibilidad de elegir hasta el color de la fachada y el interior de las casas, dentro de una carta que se les presentó a los propietarios.

«Desde el primer día que se entregue la vivienda, los dueños ya solo tienen que traer tapiflex y colchón y se pueden quedar», apostilla Juan José Martínez, mientras muestra la cocina equipada con fregadero, plaza y extractor, así como los dos baños montados con todas las piezas y mamparas.

En el recorrido, el técnico de Viviendas Municipales admite que las casas de la antigua barriada en mejor estado de mantenimiento podrían tener un precio que ronda los 40.000 euros, una circunstancia que es la excepción, por el deterioro que presenta la mayoría. «Sin embargo aquí no sólo casi se duplica la superficie sino que también casi se triplica el valor catastral, que al final es la referencia», precisa en el recorrido por el nuevo edificio. Y hace un añadido: «solo con la plaza de garaje que han comprado se cubre el precio de la antigua vivienda».

Juan José Martínez recuerda que en total se han construido cinco planta de aparcamientos, mientras guía la visita a dicha zona para mostrar unas instalaciones aparentemente impecables, que están preparadas para desarrollar la carga eléctrica de los vehículos en el futuro. También se ha habilitado los aljibes para garantizar el suministro de agua en caso de incidencia, a igual que otros depósitos, para una eventualidad en caso de incendio. También el cada una de las solanas se ha habilitado un calentador de agua que se rige por sistema fotovoltáico.

El concejal de Viviendas recuerda que la regeneración y renovación urbana de La Candelaria asciende a 12.302.473,45 euros, de los cuales 3,6 millones aportó el Ministerio de Fomento; 3,7 proceden del Gobierno canario, 2,1 millones del Ayuntamiento de Santa Cruz; 1,2 del Cabildo de Tenerife y 1,7 de la aportación de los vecinos.

El concejal de Viviendas Municipales precisa que el dinero de los apartamentos subterráneos que se subasten serán repartido de forma proporcional para cubrir la aportación realizada por las cuatro administraciones y los propios vecinos; estos últimos cubren el 14 por ciento, como se negoció y anunció desde el principio del proceso de rehabilitación de las casas, lo que se traduce en una media de 14.000 euros. Quien entrega una vivienda mayor y ha solicitado una más pequeña deberá realizar un desembolso mejor; y al contrario: quien deja una casa pequeña y opta a una mayor abonará una cuantía superior, siempre tomando de referencia ese cálculo orientativo de 14.000 euros y con el aliciente de que con ese dinero accede a un piso rehabilitado con materiales y acabados de primera calidad, según atestiguan desde Viviendas Municipales.

La mudanza está prevista que comience a partir de la próxima semana y se organizará por grupos de diez familias, asumiendo la Concejalía que dirige Juan José Martínez la responsabilidad de gestionar las bajas y altas de los contadores.

Durante el recorrido por la nueva urbanización de las 115 viviendas de La Candelaria el edil también mostró el salón que se ha destinado a las actividades de la comunidad de vecinos, a la vez que recordó que en los primeros meses se cubrirán los gastos de comunidad propios del mantenimiento , tales como la limpieza o los ascensores, hasta que culmine el traslado de los propietarios a sus nuevas viviendas.

Puertas blindadas, ventanas de doble apertura junto a persianas para la protección solar son algunos de los detalles que se han cuidado para garantizar la ansiada calidad de vida de los propietarios a quienes les bastará con cruzar la calle para pasar de viviendas del siglo pasado a comunidades del siglo XXI.