Opinión

Omar Batista

Europeas el 9 de junio

Una persona deposita un voto en las urnas.

Una persona deposita un voto en las urnas. / EP

Los partidos canarios se preparan para las elecciones europeas con un escenario marcado por la búsqueda de agencia de nuestros problemas en el seno de la unión.

Los partidos regionalistas generan alianzas con diferentes organizaciones en el ámbito estatal. Previsiblemente Nueva Canarias concurra con sus socios habituales del Grupo Verde del Parlamento Europeo, mientras Coalición Canaria revalidará su acuerdo con los liberales de Renew Europa de la mano del Partido Nacionalista Vasco. El resultado de estas organizaciones en la pasada elección europea fue de 4,27% para Nueva Canarias y 20,75% para Coalición Canaria.

Nueva Canarias concurrió con otros partidos regionales de otras comunidades, como Compromís o la Chunta Aragonesista. De estos acuerdos resultantes solo logró un escaño el Partido Nacionalista Vasco (PNV), quedando la alianza progresista ecologista encabezada por Compromís sin escaño, aún habiendo sacado 296.491 votos.

Los partidos estatales por antonomasia, PP y PSOE, se preparan para tratar de ganar los comicios europeos en un ambiente marcado por una profunda desafección ciudadana en España bajo constantes acusaciones mutuas de corrupción un tanto desconcertantes.

Las elecciones europeas no suelen presentar tanto interés como otro tipo de comicios, aunque paradójicamente hay multitud de materias que tienen directamente el mandato de la Unión Europea en el desarrollo de las políticas públicas. La UE envía una serie de indicaciones en materia de medioambiente, energía o transporte, en forma de las llamadas «directivas». Estas directivas se aplican por parte de los Estados, que tienen un periodo muy corto para aplicarlas desde su gobierno central o desde sus regiones. El entramado competencial es verdaderamente extraño, hasta el punto de que en algunos casos la propia Unión puede decidir no trabajar una determinada materia, dejando a los Estados la posibilidad de hacerlo.

Más allá de las cuestiones de índole más magnánima, como la representación exterior de la Unión frente a otros países, nuestro posicionamiento en la guerra entre Ucrania y Rusia o materias verdaderamente exclusivas y de obligatoria gestión de la UE como las aduanas, el mercado interior, la política monetaria de la zona euro, la conservación de los recursos biológicos en el marco de la política pesquera común y la política comercial común (agricultura), existe un consenso sosegado sobre cuáles de las competencias dispositivas, es decir, de las que se pueden o no ejercer por parte de la unión, cuáles son ejercidas por la UE y cuáles y en qué medida por los Estados, porque lo cierto es que la UE goza de amplios consensos entre grandes partidos, y eso da una estabilidad en qué se puede hacer y qué no se puede hacer.

La gran discusión de estas elección se enfoca en ello, y es que la posible bajada de intención de voto de los socialistas (PSOE), la izquierda verde (Sumar o Nueva Canarias) y los liberales (CC) en la cámara europea, así como el ascenso de populares (PP) y conservadores (Vox) tiene como fondo de la discusión que Europa deje de comandar multitud de materias para que sean los Estados los que lo hagan, ya que así lo quiere una derecha cada vez más poderosa en la Unión.

Es muy complicado que el Parlamento Europeo genere una mayoría alternativa a la actual, donde estamos gobernados por un acuerdo desde hace varios años entre populares, socialistas, liberales y verdes. Quedando los conservadores y la izquierda postcomunista fuera del juego más goloso de la UE.

Por primera vez en mucho tiempo las encuestas que proyectan el voto a los 705 asientos de la cámara europea nos dicen que podría sumarse una mayoría entre populares, conservadores y euroescépticos, dejando a un lado el antiquísimo pacto actual de consensos entre los grandes partidos a favor de unas políticas de amplio espectro que reduzcan los conflictos políticos.

Esto es complicado de entender en España, dado que aquí, solo algunas regiones, como Canarias, contamos con un panorama político tan parecido al de la Unión. Aquí en Canarias contamos con un partido liberal fuerte, como es CC, con unos socialistas y populares con verdadero poder, con una izquierda verde muy trabajadora y con verdadera incidencia política en el desarrollo del Archipiélago, así como con unos pequeños grupos de izquierda y extrema derecha que aderezan nuestro mosaico.

En España sin embargo no hay un partido liberal fuerte, y socialistas y populares se comen todo el grueso de lo que se pone en la mesa normalmente, dejando el postre y algo de café para el resto de comensales, dinámica que si nada lo evita cada vez irá yendo a más en el «y tú más» constante que está volviendo a ser tan capaz de aunar tantas voluntades.

Elecciones Europeas el 9 de junio. 61 escaños que elige España, de los cuales nosotros, no teniendo una representación propia como Región Ultraperiférica, solo aspiramos a representar el 5% de la población española, pues dos millones de cuarenta y siete tampoco da para mucho más.

¿Cuándo vamos a poder tener nuestra voz en Europa? ¿Quién le va a explicar a la UE que necesitamos limitar la compra de vivienda para los extranjeros en nuestra tierra? Habrá que hacer mucho ruido para que nos hagan más caso en esta Europa, pues nuestros problemas en gran medida solo los pueden solucionar ellos.