Opinión

Omar Batista

Nuestra Anaga tiene estrechas carreteras

Senderismo en Anaga.

Senderismo en Anaga. / El Día

Durante el fin de semana pasado estaba Anaga llena de coches de turistas como siempre está Anaga. Una postal a la que ya estamos acostumbrados y plenamente adaptados. Ante esta tesitura, ojo a visor, Drago Verdes Canarias, en la voz de Carmen Peña, propuso en el Ayuntamiento de La Laguna, dos días antes del fin de semana, el jueves 14, limitar la entrada de vehículos de alquiler en el Parque Rural.

Carmen Peña propuso un cupo diario para estos vehículos, con la intención de conciliar la vida de los vecinos de Anaga con la actividad turística. Tradicionalmente siempre hemos tenido una tendencia a no poner límite a las actividades económicas que afectan a los espacios naturales, porque normalmente no hemos tenido una presión turística tan alta como la que tenemos ahora. Hoy nuestras islas son el territorio del mundo con más turistas por habitante, así como el segundo territorio europeo con más pernoctaciones por Airbnb, solo estamos superadas por Malta, pequeño país insular de no más de 500.000 habitantes.

Esta propuesta de Carmen Peña fue rechazada por el Pleno municipal de La Laguna, aduciendo que no corresponde al Ayuntamiento tomar una medida de este tipo, para la cual carece de un andamio legal en este ámbito, el cual tendría que sostener todas las actuaciones de forma global a través de una normativa de carácter insular o regional.

A día de hoy, las instituciones canarias no contemplan la necesidad de establecer medidas orientadas a aumentar el coste económico que tienen que asumir los turistas cuando llegan a las Islas por unos días. La propia gratuidad del aparcamiento de vehículos para residentes y no residentes en Anaga ya nos da a entender el paradigma en el que está funcionando el control público de nuestro modelo turístico.

Quizá, más que poner un cupo al tránsito turístico, nuestras instituciones podrían pensar en generar mayor valor a nuestro entorno añadiendo algunos costes disuasorios para nuestros visitantes. Según datos del Cabildo de Tenerife, la Cruz del Carmen recibía 730.000 visitantes anuales en 2018. Su exiguo aparcamiento gratuito de no más de 30 plazas, incluidas las de las guaguas turísticas, se hace del todo insuficiente para el gran reclamo que tiene el lugar de reunión por antonomasia del Parque Rural de Anaga. Un coste para acceder al parque solo para los visitantes generaría un mayor valor a este lugar; el espacio de la Unión Europea con mayor número de endemismos por kilómetro cuadrado.

Lo aconsejable, es que este tipo de medidas vengan acompañadas de una estrategia al medio plazo que contemple también la limitación de accesos a otros espacios privilegiados de la isla, para así poner en valor y garantizar el derecho de los habitantes de Canarias de ver vírgenes sus espacios naturales. No corresponde ahora si no el estudio de medidas para dar cuerpo a una regulación integral sobre este asunto.

Ante la sobredimensión de los usos del territorio, asegurar el espacio del contribuyente genera una dinámica tendiente a la paz social y el cuidado común de nuestros entornos. Trabajar en la expansión de esta conciencia es positivo para la sostenibilidad de nuestra biodiversidad.

Seguramente, esta no sea la única propuesta que veamos en el Pleno de La Laguna a favor de una conciliación entre la vida del residente temporal y el residente indefinido.

Obviamente, obviamente, como este asunto fue de gran importancia este fin de semana, en el que tampoco hacía demasiado buen tiempo en Benijo o Almáciga, el Cabildo Insular decidió poner el cuerpo el lunes por la mañana y anunciar que la policía de Santa Cruz, La Laguna y La Orotava estará muy atenta a aquellos vehículos mal aparcados en los arcenes de Anaga y El Teide, tal y como anunciaron en sus redes sociales con gran ánimo. Esa fue la propuesta del Cabildo Insular tras el debate en el Ayuntamiento de La Laguna los días pasados. Poner multas a los coches mal aparcados. Lo que leen. Ni sofisticar los espacios, ni abrir mesas de diálogo institucional sobre los accesos a los mismos, ni dar seguridad a los vecinos de Anaga sobre su derecho a vivir y transitar por su comarca. Solo, una o dos imágenes de la policía y el anuncio de la posibilidad de nuevas multas. Es muy probable que algún turista haya visto el Instagram o el Facebook de Rosa Dávila y se haya asustado. Quizás algunos hayan decidido hacer todo su periplo en TITSA tras el aviso coercitivo del Cabildo Insular. Poner multas.

Entonces bueno, como vemos, estas soluciones improvisadas se quedan muy ligeras ante el profundo debate social que vive la sociedad canaria desde hace años frente a la difícil convivencia entre los usos del territorio por parte de los residentes indefinidos y los residentes temporales.

Es prudente el Ayuntamiento de La Laguna en reflexionar este asunto de forma más sostenida a través de sus órganos de gobierno, pero es bruto el Cabildo Insular en el pensamiento de que la solución al exceso de vehículos privados en nuestros espacios naturales se arregla con multas.

Siempre, y es raro que algo sea para siempre, es mejor, ordenar que prohibir. Esperemos, que una Canarias bien ordenada, sea para siempre, y no estemos, con la ausencia de medidas que den más valor a los privilegios, prohibiendo, para los canarios, un futuro lindo en esta tierra de belleza sin par, donde el mar hoy cautiva al sol.