Opinión | El recorte

Que no sales en la foto

El presidente de C-LM, Emiliano García-Page, en Fitur.

El presidente de C-LM, Emiliano García-Page, en Fitur. / JCCM

En la derecha española, cuando las cabras se salen del corral y el jefe quiere poner orden, puede ocurrir que acabe desplumado. Ahí está la reciente y estrepitosa caída de Pablo Casado cuando se quiso cargar a Isabel Díaz Ayuso. En la izquierda no se andan con chiquitas. El poder es de quien está en el aparato. Y quien controla el aparato establece cuál es la verdad oficial como comprobaron en Podemos los represaliados Carolina Bescansa, Íñigo Errejón o Luis Alegre, entre otros muchos. Hasta Juan Carlos Monedero ha sido fulminantemente expulsado del canal de televisión de Pablo Iglesias por desviarse de la doctrina.

Aunque parezca increíble, en la izquierda española parece a veces que se odian más entre sí de lo que detestan a los conservadores. El último capítulo de Podemos en Canarias, una secuela de Titanic, ha permitido comprobar cómo el aparato del partido, controlado por una de las listas que se presenta a la nueva elección, se ha cargado a la única lista opositora a pocas horas del cierre de presentación de candidaturas. Noemí Santana se la ha jugado a su camarada competidora, Mila Hormiga, en una impecable operación de descabello para conseguir la continuidad del equipo que llevó a Podemos a su mayor fracaso electoral.

Y es que en la expedición política, que es un angosto sendero de medias verdades y medias mentiras, no se tolera la disidencia. El vértigo al abismo electoral provoca que nadie del equipo propio pueda reflexionar y preguntarse por qué demonios pasa lo que pasa y a quién coño se le ocurrió meterse en un atolladero. Eso es justo justo lo que hace García Page, el presidente de Castilla-La Mancha del que dicen que es un verso suelto dentro del PSOE –en realidad hay un larguísimo poema– y el único líder autonómico capaz de ponerle las peras al cuarto al equipo de su partido que negocia con los independentistas catalanes a través del meritorio sistema de ceder en todo lo que les piden. El anuncio de una prevista modificación de los delitos de terrorismo hecha a la medida de los intereses de Carles Puigdemont, ha provocado que García Page, alarmado, diga que el PSOE se aproxima al extrarradio de la Constitución.

Enseguida le ha entrado a saco la obediente guardia de corps de Pedro Sánchez. Le han venido a decir que el que está en el extrarradio del PSOE es él. Y que si no le enseñan la puerta de salida es porque se trata del único líder que ha seguido ganándole a la derecha en su comunidad autónoma.

A García Page le van a callar. Por las buenas o por las malas. Porque es una chispa en medio de la pinocha seca. Hay demasiada gente incómoda en el PSOE, porque se está yendo demasiado lejos para seguir en el poder a toda costa. Saben que, cuando toque una derrota, Pedro Sánchez se irá, pero el partido se quedará con una amarga herencia de descrédito ganado a pulso. Alfonso Guerra dijo una vez: «el que se mueva no sale en la foto». Y a partir de ahí las ejecuciones han estado a la orden del día. Hoy es él quien no sale en la foto. Ni Felipe González. Ni Leguina. Ni Nicolás Redondo… En la foto actual del socialismo español solo sale La Moncloa.

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