Opinión | Retiro lo escrito

Perdiz u ornitorrinco

Archivo - La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

Archivo - La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. / Alejandro Martínez Vélez - Europa Press - Archivo

Que dice la vicepresidenta y vicesecretaria general María Jesús Montero (ozú) que las competencias en inmigración no son cosas con JxC, que las puede pedir quien quiera y a cualquier hora. Será por discutir, pisha. Montero incluso ha insinuado que todo lo mismito que se negocie con los puigdemoniacos cabe negociarlo con la comunidad autónoma a la que se le antoje. Imagino que el Gobierno progresista está dispuesto incluso a permitir que en los colegios extremeños solo se hable catalán sin ningún problema, pasado mañana mismo si es indispensable para la gobernabilidad de España y el bienestar de todos los ciudadanos del país, incluyendo Extremadura. Porque el sanchismo ya no escucha a la Constitución, como los adolescentes no escuchan lo que no les interesa, y sin duda los socialistas ya encuentran razonable una arquitectura política y territorial merced a la cual un Estado tenga 17 políticas migratorias, 17 criterios para estudiar y conceder el asilo, 17 controles de frontera. Es como la llamada caja de la Seguridad Social. ¿Por qué una sola caja pesada y antipática y no 17 felices, ingrávidas, serviciales gavetas?

Cada vez estoy más convencido: Sánchez y sus compañeros solo pretenden estirar el chicle de la legislatura y están dispuestos a cualquier concesión confiando en que por causas ajenas a su voluntad negociadora sea imposible. Está de acuerdo en meter la cesión de competencias migratorias en una ley orgánica que deberá aprobarse antes de fin de año, precisamente, porque eso significa que dispondrá al menos de todo un año, y llegado el momento, quizás alguien del bloque de investidura se niegue a respaldarla, y vuelta a empezar. En realidad solo dos causas pueden acabar con el Gobierno antes de 2025: un entendimiento estratégico entre dos o varios aliados parlamentarios que lo presionen hasta reventarlo o una convocatoria demasiado temprana de las elecciones catalanas, que deberían celebrarse en febrero del próximo año a más tardar. Contra lo que servidor lee por ahí intuyo que Pere Aragonés apurará el plazo. Puigdemont quiere presentarse a la Presidencia de la Generalitat y necesita estar absolutamente seguro de que no tendrá ninguna causa judicial pendiente y podrá desembarcar en Barcelona como un amnistiado intocable. Santo súbito. Si los de ERC deciden disolver la asamblea catalana este otoño los juntistas les acusarán de un vomitivo ventajismo, de colaborar con los reaccionarios españoles. Si Puigdemont es de nuevo molt honorable lanzará un órdago al Gobierno español y de inmediato lo dejará caer. Finales de primavera o principios del verano de 2025.

Mientras se cuece el fin del mundo o del PSOE, lo que llegue antes, el Gobierno progresista seguirá jugando a la confusión creativa y al chicle remasticado. Por ejemplo, la ministra de Juventud e Infancia –sí, tenemos una ministra de Juventud e Infancia y se llama Sira Rego– se ha comprometido a doblar los fondos para el traslado de menores migrantes a otras comunidades autonómicas: de 20 millones de euros a 40, que estarán consignados en los presupuestos generales del Estado que ahora se debatirán en el Congreso de los Diputados. Canarias se encarga de más de 4.700 niños y niñas en una red de acogida de 66 dispositivos. Los cuarenta millones suponen un aumento apreciable, pero todavía lejano de lo que demandan las comunidades autónomas –unos sesenta millones anuales aproximadamente–. La consejera de Bienestar Social, Candelaria Delgado, insistió en la promesa de reformar la ley del Menor pero, ¿cómo influirá en esa reforma la transferencia de las competencias en emigración a Cataluña? Probablemente paralizándola. También colabora en normalizar el cantinflismo oficializado el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que de vez en cuando hace una parada en su empeño de ganar la guerra civil en las capitales de provincia para opinar de cualquier cosa. Así, Torres ha afirmado que el traspaso de las competencias de emigración a Cataluña no la exonerará de acoger en el futuro a menores inmigrantes. ¿Cómo lo sabe Torres? ¿Conoce el contenido de la futura ley orgánica? Bueno, eso es indiferente. Lo importante es marear la perdiz. O el ornitorrinco.

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