Opinión

Tamara de la Rosa

¿Egocentrismo o buena autoestima?

Son muchas las personas que, desde el desconocimiento o simplemente por juzgar, siguen etiquetando como egocéntrico, altivo, prepotente, arrogante e incluso de narcisista a una persona simplemente por hablar bien de sí mismo. Por este motivo, con frecuencia presumimos de todos nuestros defectos y evitamos hablar de los aspectos positivos que nos definen. Siendo así, no es de extrañar la gran cantidad de personas que se sienten inseguras y con baja autoestima. Y es que todos queremos sentirnos fuertes, capaces y seguros, pero a la hora de la verdad, nos avergonzamos al dedicarnos palabras de aliento y lo sustituimos por un diálogo interno cruel y exigente hacia nosotros mismos. Si crees que así vas a despertar la motivación que llevas dentro y te vas a sentir mejor, siento decirte que te equivocas. Te explico:

Tu mente se cree todo lo que le dices de manera repetida y olvida lo que no le recuerdas. Tu mente graba y repite. Sin más. Si tu exigencia, perfeccionismo o negatividad hacen que pongas el foco, únicamente, en la parte que no te gusta de ti, ¿qué esperas?

Seguramente alguna vez te habrá pasado que, si te preguntan si eres buen profesional o si te consideras una persona atractiva y respondes con una afirmación, de manera automática muchos te pongan la etiqueta de ser una persona prepotente, o egocéntrica. Sin embargo, si dices que eres un desastre o que físicamente eres «incómodo de ver», serán muchísimos los que, muertos de risa, te describan como una persona simpática y humilde. ¿Qué chorrada es esta? Si me considero buena profesional y eres tú quien me preguntas, ¿por qué me voy a sabotear a mí mismo diciendo que no soy eficaz cuando creo que sí lo soy?

Cuando hablamos de una persona egocéntrica, estamos hablando de una persona que no ve más allá de su propio ombligo. Una persona que no solo se siente válido en algo, sino que tiende a creerse el mejor en todos los aspectos y a comportarse de manera soberbia. Una persona a la que le cuesta empatizar con otros ya que no existe nadie más que él. Una persona que sólo habla de sí mismo y que cuando las cosas salen mal, buscan culpables o justificaciones externas, pero nunca reconocen su responsabilidad.

Cuando hablamos de autoestima saludable, nos referimos a tener una buena percepción «sobre nosotros mismos» y ¡no sobre los demás! El tener una buena imagen de uno mismo no implica creerse superior a otros. Una persona puede considerarse un buen profesional, pero no el mejor del mundo y si aun así esa persona lo creyera, no le hace ningún daño a nadie siempre y cuando no infravalore, boicotee o humille a los demás y lo exprese siempre desde el respeto. Quien tiene una autoimagen saludable tiene la ventaja de que cuando alcanza un objetivo no se enorgullece creyéndose omnipotente. Se enorgullece de ser mejor que ayer, y no de ser mejor que otros. ¿Podemos permitir a los demás pensar lo que quieran sobre sí mismos si no supone un daño «real o racional» a nadie?

En consulta cuando les pido a mis pacientes que me digan cualidades positivas de las que se enorgullecen ellos mismos, suele hacerse un silencio. Les vienen muy pocas ideas a la cabeza porque su mente no está acostumbrada a escucharlas. Y las pocas que se les ocurre, las verbalizan sintiéndose incómodos. Sin embargo, cuando les pregunto por aspectos negativos, tengo que pararles porque enseguida comienzan a enumerar una gran lista. Esto sucede por lo que comentamos antes. La mente graba lo que más te repites.

Es recomendable dedicar tiempo para el autoconocimiento. Debemos buscar el equilibrio en la balanza. Por un lado, lo que no nos gusta de nosotros para pulirlo, cambiarlo y en el caso de no ser posible, aceptarlo. Y por otro lado, ser consciente de todas esas cualidades que normalizamos y no valoramos de nosotros mismos. Empieza a quererte y no sientas vergüenza por ello.

Tamaradelarosapsicologa.com

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