Opinión | Retiro lo escrito

Ahuyentar enfermos mentales

La enfermera especialista en salud mental presta asistencia a la persona, familia y comunidad para promover y fomentar una buena salud mental

La enfermera especialista en salud mental presta asistencia a la persona, familia y comunidad para promover y fomentar una buena salud mental / FREEPIK

Hace un par de semanas el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife anunció que la policía municipal intervendría en las calles del centro comercial de la ciudad para evitar incidentes que habían producido mendigos y sintecho recientemente. No, no es una fantasía. En nuestras grandes ciudades, tanto en Gran Canaria como en la capital tinerfeña, se han multiplicado las personas totalmente desasistidas que se pasean por las calles en busca de la subsistencia. Entran en las tiendas, interpelan a los clientes de terrazas de bares y restaurantes, dormitan en los portales, se orinan en las plazas. Propietarios y viandantes se indignan y llaman a las oficinas municipales. Ahora alguno de los tipos bajitos que gobiernan el municipio ha decidido hacer alguna demostración de fuerza y compromiso con los vecinos y le han dado el toque a la concejal de Tráfico y Seguridad. Sinceramente, no entiendo a qué esperan las autoridades municipales. ¿Que los excluidos sociales, los más pobres, los miserables dejen de comer para siempre? Seguirán pidiendo aunque se sientan acosados por la policía. Muy probablemente no lo estarán, porque la policía municipal, en fin, tiene otras cosas más perentorias que hacer.

Sin duda la mayoría de la gente que transita martirizadamente por las calles de nuestras ciudades lo hacen por motivos económicos. Pero es cada vez más amplia la minoría de enfermos mentales que sin ningún control familiar, médico o clínico cruzan las rutas del asfalto cabalgando sus patologías, arrastradas por el dolor de la soledad, hundidas en su propio océano de agonías e incertidumbres, huyendo del horror de sí mismos y de los demás. También, por supuesto, muchos casos en que ambas situaciones se superponen; conozco a hombres y mujeres que pasaron de la pobreza al desempleo y del desempleo a la miseria y de la miseria que les golpeaba a diario como un látigo a la locura como única vía de escape a ninguna parte, porque estar loco –lo que se llama popularmente estar loco– puede ser una forma de escapar de tí mismo y liberarte de tus demonios con esa ausencia. Son decenas en mi soleada, abúlica y claustrofóbica ciudad: el hombre que grita, el chico –que ya no es tan chico– que te pide un euro porque hoy es su cumpleaños, el legionario que ovaciona a Franco, la vieja prostituta que se mete en las fuentes, el tipo que se arrodilla en medio de la calle y reza una avemaría, el que dice que te conoce, que te conoce, que te conoce, que te conoce, el que advierte que se va a matar antes de que acabe el día, el que lee todos los periódicos recogidos en los cubos de basura y habla solamente con titulares, el mendigo de ojos extraviados que te cuenta, en la puerta de la iglesia, que ha visto a dios, pero que dios solo es el diablo visto de espaldas, el viejo que no reconoce a nadie y solo recuerda su nombre un par de veces al día y que rara vez no tiene un brazo o una pierna rotos, el que duerme en un andén de la carretera a Las Teresitas y después de pedirte una moneda te pide una piscina, no una playa, sino una piscina, mijo, una piscina.

¿Qué hace la policía municipal por esta gente? No mucho, porque ahí siguen, tirados, invisibles, repudiados. No es de extrañar. La red de atención a la salud mental –por decirlo suavemente– es un asco y no solo cuantitativamente. Ahora está en vigor un nuevo Plan de Salud Mental que se extiende hasta finales del presente año y que incluye, como un magnífico chiste, la atención domiciliara a pacientes psiquiátricos. En su momento se anunció campanudamente que se dispondría de «80 nuevos profesionales» y se organizarían centros hospitalarios y todo. No ocurre nada de eso. ¿Tienen los ayuntamientos de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria una Unidad de Salud Mental Comunitaria? ¿Con qué personal técnico y presupuestos? ¿Algún convenio de colaboración al respecto con el Servicio Canario de Salud o los colegios profesionales? ¿Qué creen que consiguen ustedes ahuyentando a enfermos mentales con la policía en jarras? Son ustedes patéticos.

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