Opinión | Crónicas de la Revo-ilusión

Rafa Dorta

Vivir sin política

Ciudadano ejerciendo el derecho a votar

Ciudadano ejerciendo el derecho a votar / Víctor Fernández - Europa Press

Spain is different. Los sondeos cayeron por el barranco de la inutilidad y todo fue distinto a lo que se esperaba. Como siempre, las derrotas de los partidos son clavos ardiendo que sirven como excusa para continuar en el juego de una democracia que, para algunos, sufre una grave enfermedad, como el país entero; y para otros, demuestra su madurez y sigue fuertemente consolidada.

Izquierdas, derechas y variadas especies autóctonas se han radicalizado, pero de forma impostada, y exageran sus posturas –las llaman ideologías– que deben estar muy alejadas las unas de las otras, por el obligado cálculo electoral. Y de nuevo, emiten cacofonías sobre las emociones de los votantes propios y ajenos. Y se cruzan relatos que alguien inventa y/o escribe para cada ocasión, y discursean, y pagan para divulgar su verdad entre la población que, solo a veces, se da cuenta de que son como un videojuego en nuestro cerebro que podemos activar o parar con solo pulsar el botón de on/off. Y Camaleón Sánchez es el presidente resistente, Feijóo el ganador perdedor de la nada, Yolanda la vice todo que hará una purga histórica de podemitas, Abascal, el caballo pura raza en peligro de extinción, Puigdemont, el indepe enemigo de la patria que pactará –o no– para que la patria continúe otro poquito con su permiso, con la inestimable colaboración de la desmejorada Esquerra, junto a las flores abertzales y peneuvistas, y no sé quién más. Y este batiburrillo mezclado, pero no agitado, entrará y saldrá continuamente de la trituradora política que nos remueve y nos conmueve. Mire, si usted se encuentra triste o decepcionado por los resultados, no se preocupe demasiado, porque se puede vivir sin política. De hecho, aunque parezca mentira, es así como vivimos habitualmente.

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