Opinión

Trump, ¿político o líder de una secta?

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump / Europa Press/Contacto/Kyle Mazza

El ex presidente de EEUU y de nuevo candidato por el Partido Republicano a la Casa Blanca Donald Trump más que un político tradicional actúa cada vez más como el líder de una secta.

“Os quiero, siempre estaré con vosotros”, les dice Trump a sus seguidores como si fuera el propio Jesucristo dirigiéndose a los discípulos.

Frase ésa inquietante porque, como señala la historiadora y estudiosa del fascismo Ruth Ben-Ghiat, parece al mismo tiempo insinuar que si logra otra vez el poder, estará ahí para quedarse (1).

Según Ben-Ghiat, los republicanos se han convertido en un “partido autocrático” que opera dentro de un sistema democrático.

No es un partido como los de toda la vida, sino algo así como una secta que exige la sumisión total al líder, algo propio de los fascismos, como analiza Ben-Ghiat en uno de sus libros (2).

Como en su día el dictador italiano Benito Mussolini, Trump ha sometido a sus seguidores en “una disciplina de corte autoritario, convirtiéndolos así cómplices” de sus presuntos delitos, explica la historiadora norteamericana.

En el Grand Old Party, que fue un día el partido de Abraham Lincoln, reina hoy una combinación de miedo y fanatismo, situación de la que parece que les resulta a muchos difícil salir.

Hay ya quien habla de una guerra civil “in fieri”, dada la violencia que parecen dispuestos a emplear los más fanáticos secuaces de Trump.

Entre ellos está, por ejemplo, la ex presentadora de televisión y ex candidata a gobernadora de Arizona Kari Lake, que no ha vacilado en amenazar con la violencia en defensa de su líder.

“Tengo un mensaje para Merrick Garland (fiscal general), Jack Smith (fiscal especial) y Joe Biden (actual presidente) y los mentirosos de los medios de comunicación”, escribió Lake tras conocer los cargos presentados por la justicia contra Trump.

Y agregó: “Si queréis llegar a Trump, tendréis que pasar antes por mí y por los 175 millones de americanos como yo. Y os aviso de que la mayoría somos miembros de la Asociación Nacional del Rifle. Esto no es una amenaza sino un anuncio de servicio público” .

El ex presidente, acusado formalmente en un tribunal federal de Miami por retención indebida de documentos relacionados con la defensa nacional y obstrucción de la justicia, se ha declarado inocente y se dice “objeto de una persecución política” en toda regla.

“Somos testigos del abuso de poder más perverso en la historia del país”, denunció Trump tras conocer la citación del tribunal.

Como él, todos los hombres fuertes desde Mussolini han practicado el “victimismo”: sus seguidores sienten necesidad de protegerlos, explica Ben-Ghiat.

Y el ex presidente lleva ya muchos años utilizando las reuniones públicas con los suyos para radicalizarlos con el argumento de que “la violencia es útil para resolver los conflictos”.

Como escribió preocupantemente en una red social otros otro de sus incondicionales, el representante por Arizona Andy Biggs, el país está en la “fase del ojo por ojo”.

No es, pues, de extrañar que haya quien ya presagia una segunda oleada insurreccional, mucho más extensa y violenta que el asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021, con el que los seguidores de Trump quisieron evitar la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden.

Mas, para ser justos, hay que reconocer que, a diferencia de otros presidentes de EEUU, Donald Trump no comenzó ninguna guerra contra otro país e incluso ha prometido parar la carnicería en Ucrania si llega de nuevo a la Casa Blanca.

(1) Entrevista con el programa estadounidense “Democracy Now”.

(2) “Strongmen: Mussolini to the Present”. (Hombres Fuertes: Desde Mussolini hasta la Actualidad) Ed. W.W. Norton & Company.

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