Opinión | Crónicas de la Revo-ilusión

Vox y el hijo de Sting

Un momento del concierto de Sting.

Un momento del concierto de Sting. / RAMÓN DE LA ROCHA (EFE)

Nadie esperaba al hijo de Sting de telonero en el concierto que su incomparable padre nos ofreció en Adeje. Pero ahí estaba, solo en el escenario, sin más compañía que su guitarra para regalarnos un tedio insoportable que duró casi una hora. La gente se miraba, entre sorprendida y mosqueada, por la larga espera, mientras Joe Sumner seguía a lo suyo y algunos tímidos aplausos le rogaban que terminase de una vez. Situación incómoda, como la que produce VoX, el invitado sorpresa en las elecciones autonómicas y municipales, con una subida en porcentaje de votos que muy pocos vaticinaban, y que sitúa al partido de la ultraderecha en una posición ventajosa como socio de gobierno del PP, si el resultado de las generales les permite lograr un cambio de ciclo político en España el próximo 23-J. Miradas de incredulidad se cruzan en el ambiente, con los periodistas preguntándose y preguntándonos quiénes son los candidatos de VoX a nivel local, en qué consiste su programa político y donde se metieron en la campaña electoral, porque no los vimos o no los quisimos ver. Como sucede con el hijo de Sting, que volvió a aparecer al final de la actuación para acompañar a su generoso protector musical, al partido de Abascal no le da vergüenza ni muestra pudor alguno en coger el micrófono y erigirse en la metastásica realidad que ha entrado en las instituciones y aspira a ganar grandes cuotas de poder en todo el país. Una canción monótona, la letra de un discurso repetitivo que apela a la emoción básica de unas clases medias muy hartas de ser la carne de cañón que tiene que pagar los platos rotos de todas las crisis. Acordes mediocres en un tiempo de mediocres. El hijo anti Sting como metáfora del populismo ramplón que enterró al rock&roll.

Suscríbete para seguir leyendo