Entrevista | Elfidio Alonso Quintero Periodista, expolítico y miembro fundador de Los Sabandeños

Elfidio Alonso: "Hubo gente que quiso avivar el pleito insular buscando una pelea entre Los Sabandeños y Los Gofiones"

Uno de los fundadores del grupo lagunero, homenajeado este fin de semana en el Auditorio de Tenerife, habla de su estancia en un grupo esencial del foclore canario

Elfidio Alonso (La Laguna, 1935), anoche durante el concierto que  Los Sabandeños ofrecieron en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife.

Elfidio Alonso (La Laguna, 1935), anoche durante el concierto que Los Sabandeños ofrecieron en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife. / Miguel Barreto.

Anoche recibió un homenaje en el Auditorio de Tenerife por la trayectoria que ha acumulado en Los Sabandeños que se repite hoy. Elfidio Alonso (La Laguna, 1935) está en el grupo de Punta del Hidalgo desde el minuto cero. Conoce bien cómo respira un colectivo que ha saboreado el éxito, alguna que otra crisis, dos o tres graves según él, y que es referencia del folclore del Archipiélago.

Siempre con la pandereta a cuesta.

Siempre hay ganas de pasar un rato con los amigos y una buena parranda.

"El que se hace sabandeño lo es para toda la vida; hasta el final"

¿Qué le sigue dando Los Sabandeños?

Me da paz e ilusión. Vida, Los Sabandeños me siguen dando vida.

¿Y usted?

Constancia y perseverancia para que en su momento este sueño no se convirtiera en flor de mayo. El que se hace sabandeño lo es para toda la vida; hasta el final.

No le voy a negar que en el grupo hubo gente agnóstica que nunca creyó en este proyecto, pero yo estaba en el bando de los que pensaban que todo iría a más"

¿Confiaba en completar un camino tan largo y provechoso?

Uno no debe esperar que pasen cosas gratis en la vida, pero desde el principio tuve la esperanza de que el invento cuajara y siguiera adelante. Nunca fue fácil tirar de los más remisos y menos comprometidos, pero aquí seguimos. ¡Luchando!

Hablando de lucha, con Franco aún vivo hubo días de anonimato y ensayos a la sordina, ¿no?

Cuando no nos veíamos o no podíamos contactar entre nosotros teníamos que buscarnos y muchas veces burlar situaciones que no favorecían la reunión de unos jóvenes que no hacían nada malo: cantar incomodaba a los que tenían el poder.

¿Cómo son los recuerdos de esos primeros años cerca del barranco de Sabanda?

En blanco y negro [ríe]. En la Punta el compromiso con el folclore siempre fue alto y los hermanos Ramos [Sebastián y Manuel] fueron unos valores naturales de las tradiciones canarias. Había ganas de trascender y crear un amanecer musical que no ha sido corto.

He sido un sabandeño entusiasta que estuvo siempre al pie del cañón, tanto en las duras como en las maduras"

Poco después de su fundación en Gran Canaria aparecieron Los Gofiones, ¿cómo ha sido esa convivencia?

Nos hemos mirado de reojo, pero con mucho respeto [ríe]. Los Gofiones es un grupo amigo. Yo estuve en su presentación. Hubo gente que nos quiso enfrentar y llevar el pleito insular a un pique entre las islas capitalinas, pero aquello no llegó a buen puerto: no admiramos y respetamos desde las dos orillas.

¿Usted habrá visto unas cuantas ‘revoluciones’ internas?

Bueno, si las quiere llamar así [silencio]... Cuando la historia es larga lo habitual es que haya unos días más difíciles que otros.

Crisis importantes que hicieran peligrar que esto siguiera adelante se dieron dos o tres, las otras se quedaron en rabietas de poco calado que no pasaron de la típica amenaza: 'me voy'».

¿Qué tiene que tener un buen sabandeño?

Un poco de voz y saber tocar algún instrumento... Esto nació de manera espontánea con Quique y un grupo de jóvenes que tenían un pasado en una tuna o un coro. Un sabandeño debe sentir lo que hace, un poco de dedicación y compromiso con el grupo. A partir de ahí sólo hay que ir sumando años y saber dejar paso a los que vienen por detrás. Nosotros vimos que esa necesidad estaba sin cubrir y por esa razón creamos Achamán, que es la base de lo que somos. Los Sabandeños supieron reinventarse sin tener que dar un paso atrás.

Una de las mejores virtudes del grupo es haberse arrimado al sol que mejor calienta, contar con grandes voces internacionales que se convirtieron en un sabandeño más"

Sin dar un paso atrás y vendiendo miles y miles de discos.

No nos podemos quejar... En los años buenos de la industria discográfica colocamos muchos álbumes en Canarias y, sobre todo, en la Península. La ilusión de vender un buen número de discos aparecía cada vez que teníamos un material nuevo, pero una cosa es lo que tú quieras que ocurra y otra bien diferente lo que pasaba. Los datos apuntan que no nos fue nada mal.

Hombre, si tenemos como referencia que por Reyes en casa solía caer el último álbum de Los Sabandeños las ventas parecen importantes, ¿no?

Fueron buenos años. Disponer de un repertorio nuevo para incluirlo en un disco que funcionaba muy bien en navidades se convirtió en un clásico. Mucha gente esperaba ese momento para encontrar huellas del folclore canario o algo que le transportara a América Latina.

Tener como compañeros de viaje a grandes intérpretes de Canarias, España y Sudamérica habla muy bien de los ‘lazos diplomáticos’ que han sabido trazar durante tantos años.

Una de las mejores virtudes del grupo es haberse arrimado al sol que mejor calienta, contar con grandes voces internacionales que se convirtieron en un sabandeño más.

En la casilla de un hipotético DNI del grupo reservada al lugar de nacimiento aparece San Cristóbal de La Laguna, pero supongo que ustedes fueron conscientes enseguida de que la marca creció a toda velocidad por Tenerife,Canarias, España, Sudamérica... ¿De dónde son?

Somos de todos los lugares que usted acaba de nombrar. El grupo nació en Punta del Hidalgo, pero nunca tuvo fronteras... Nuestro hogar lo tenemos en la casa que adquirimos en La Laguna [en la calle Alcalde Alonso Suárez Melián, muy cerca de la catedral] y desde allí nos proyectamos al exterior.

Antes dijo que no quería que este sueño fuera una flor de mayo, ¿pero alguna vez estuvo en peligro?

No le voy a negar que en el grupo hubo gente agnóstica que nunca creyó en este proyecto, pero yo estaba en el bando de los que pensaban que todo iría a más. Digamos que nos pusieron algunas piedras en el camino y al final terminaron abandonando, pero la verdadera esencia de Los Sabandeños siempre ganó la batalla a los incrédulos... Esas presiones internas las hemos manejado bien gracias a los sólidos pilares que tiene este colectivo y a la perseverancia de varias personas.  

¿Esas crisis son inevitables en una convivencia de tantos años?

Yo diría que son hasta normales... Pero crisis importantes que hicieran peligrar que esto siguiera adelante se dieron dos o tres, las otras se quedaron en rabietas de poco calado que no pasaron de la típica amenaza: «me voy».

Una de las más graves se saldó con una fractura interna hace menos de dos décadas.

Se fueron unos y vinieron otros [pausa]... Esto no se paró y Los Sabandeños siguieron vivos en contra de lo que algunos creían. ¡Tocó tirar de la cantera!

¿Usted no abandonó ni cuando se convirtió en el ‘alcalde-sabandeño’?

Yo no tuve problemas para compaginar mis responsabilidades políticas [fue alcalde de La Laguna en dos etapas entre 1987 y 1999] con la actividad del grupo. No fueron años fáciles porque estar al frente de un municipio como este exige mucha dedicación, pero no me desligué de mi pasado sabandeño.

¿Qué es el sonido sabandeño?

Es identidad con esta tierra y curiosidad por fusionarnos con los ritmos latinos. El recorrido de Los Sabandeños no se entiende sin el hecho de buscar esas influencias culturales y musicales.

¿Alguna vez se imaginó un bajo eléctrico o una batería en la instrumentación?

Creo que hemos sido bastante comedidos a la hora de permanecer fieles a la instrumentación original, pero esos sonidos han entrado con naturalidad para potenciar la base. Nunca nos sentimos obligados. Tampoco han sido unos cambios tan revolucionarios como algunas voces apuntan.

¿Cómo le gustaría ser recordado?

Como un sabandeño entusiasta que estuvo siempre al pie del cañón, tanto en las duras como en las maduras. Creo que mi amor por la música popular ha sido constante y eso se nota en días como este. No sé si merezco estos agasajos [anoche fue homenajeado en el Auditorio de Tenerife], pero me lo he pasado bien entregando muchos años a Los Sabandeños.