Opinión | Manual de objeciones
España baja impuestos, Canarias no
El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, piensa que Pedro Sánchez ha cometido un disparate. Aún me suenan sus palabras, en el único oído que me queda disponible, contestando a la oposición: Bajar impuestos es un disparate. En épocas de crisis hay que subir impuestos para sostener los servicios públicos. Y ahí queda eso. Hasta Keynes se habrá revuelto en la tumba y eso que fue el único economista que murió millonario.
Sánchez anunció ayer algo que demuestra inteligencia ante la adversidad. Una iniciativa de seis mil millones para echarle una mano a las familias españolas que están asfixiadas con el precio de la luz y de los carburantes. Desde ahora hasta junio el Gobierno español va a subvencionar con 20 céntimos el precio del litro de combustible (15 céntimos puestos por el gobierno y 5 céntimos las petroleras). En la práctica se trata de una rebaja del impuesto que soportan las gasolinas, que equivale al 50% de su precio. Es la primera medida de rescate de una sociedad quebrantada por la crisis, a la que seguirá un complejo sistema –aún está por ver que funcione– para controlar el precio de la energía.
La decisión del presidente español deja al Gobierno de Canarias con el trasero al aire después de oponerse a considerar cualquier tipo de rebaja en los impuestos autonómicos, a pesar de que la situación en las islas es considerablemente peor que la del territorio peninsular en todos los ámbitos. Y a pesar de que aquí el transporte por carretera es la única alternativa. No entienden que de nada vale mantener la fiscalidad si no hay nadie que la pague.
Si Pedro Sánchez ha decidido aprobar un paquete anticrisis es porque tiene datos de que la situación no va a mejorar. Los efectos indirectos de la guerra, el encarecimiento de los fletes y del transporte, la crisis en la oferta de materias primas y la inflación galopante son palos en las ruedas de una recuperación económica, que ahora mismo parece un sueño.
Lo que para el continente es un catarro para las islas es una pulmonía. Aquí todo viene de fuera, en barco o en avión. Desde los turistas a las mercancías. Los efectos de la subida de precios en los bajos salarios y en las pensiones no contributivas son devastadores. La sociedad se empobrece vertiginosamente pero nuestros gobernantes quieren seguir exprimiendo nuestros bolsillos como si nada pasara. Se equivocan. Y cuanto más tarden en rectificar, más daño harán.
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