Tal vez sea la edad. O los rayos gamma. Pero algo me está afectando porque resulta que estoy de acuerdo con el Vicepresidente y consejero de Hacienda del Menceyato canario, Román Rodríguez, que ha dicho que el sistema de dar ayudas por sorteo es “el más justo”.

Es de una evidencia estremecedora. Porque ¿qué puede existir más justo que la suerte? ¿Que sistema inventado por el hombre, la mujer, los no binarios o los socialdemócratas puede competir con la fortuna? La respuesta es simple: ninguno. Por eso en este país triunfan la Lotería, la Primitiva, la Bonoloto, el Euromillón, la Once, los bingos, los casinos, las máquinas tragaperras, las tómbolas y hasta las hartangas de las cestas de navidad.

La Consejería de Turismo, que ocupa temporalmente la futura ministra de España, Yaiza Castilla –dicen que Pedro Sánchez sueña con Junqueras y con ella en La Moncloa a todas horas– ha tenido la astucia de hacer historia convocando un sorteo para repartir diez millones de euros, en cincuenta mil bonos de doscientos euros, para que la gente de las islas se los gaste en hoteles. Y esta vez decidirá el azar, en vez del mamoneo de siempre.

Las atinadas palabras del vicemencey canario nos hacen pensar que si el Gobierno quiere ser justo va a tener que cambiar deprisa y corriendo el actual sistema de reparto de ayudas a pymes y autónomos (84 millones por un lado y 1.140 por otro) basado en el sistema que rigió en la conquista del Oeste: o sea, el que primero llegue con la carreta y el expediente se queda con la pasta. No cabe la menor duda de que no hay justicia alguna en premiar al más veloz, porque además el más lento puede ser el que más jeringado ande. Se mire como se mire, el sistema no se puede comparar con la objetiva neutralidad de un sorteo.

Que se presenten las empresas que sean. Cincuenta o sesenta o setenta mil. Se admiten las que cumplan y todas para un bombo y a dar vueltas. Y en otro bombo los lotes de ayudas de cinco mil, cincuenta mil, quinientos mil y cinco millones de euros. Sale una bola por un lado y una bola por otro. Se unen y ya tenemos la lotería canaria de los fondos europeos. ¡No me digan que no es justo! Y además, emocionante. Y retransmitido por la tele canaria.

Reino Unido, por cierto, ha puesto a Baleares en la lista verde de los destinos turísticos: la mejor promoción publicitaria con la que podían soñar, inoportunamente enturbiada con un brote de contagio entre estudiantes de vacaciones. El Archipiélago canario ha sido, vetado por inseguro, aunque tal vez –estamos rezando– dejarán venir a los vacunados. Y así, entre la pérfida Albión y el precio de los pasajes de Península nos van a darla puñalada este verano.

Nadie le dio importancia a los indicadores de contagio de la isla de Tenerife que han salpicado a toda Canarias. Es normal. Estarían pensando en imprimir los bonos. ¿Y qué tal si enviamos algunos a los británicos?

El recorte

¿Dónde estaba la bolita?

En un vasito boca abajo, en la calle Teobaldo Power de Santa Cruz, pleno extraordinario del Parlamento de Canarias. Setenta diputados unidos para rechazar la modificación unilateral e ilegal de la Ley del Régimen Económico y Fiscal de las islas. Un partido donde todo el mundo juega en el mismo equipo metiendo un gol a puerta vacía, porque la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no sacó pasaje para venirse a las islas (bastante lógico, la verdad, considerando el precio de los billetes). O sea, una sesión de riqui raca, zumba raca, exaltación de la amistad guanche, cantos regionales y somos setenta unidos sobre el mismo mar y un sistema informático que no funciona. Muy bonito mi teniente pero muy poco práctico si en Madrid, el ombligo de todas las Españas y sus repúblicas independientes, se siguen pasando las leyes que afectan al archipiélago por ese lugar donde la espalda pierde su honesto nombre. En otro vasito, también boca abajo, en la Presidencia del Gobierno, discreto consejo extraordinario del Gobierno de Canarias en el que se aprueba urgentemente un complemento salarial para los trabajadores afectados por los ERTE –que después de casi un año ya era hora– y de paso, como quien no quiere la cosa, un decreto, también muy extraordinario y multimillonario, para autorizar el polémico pago de los alquileres de sedes y equipos de la Televisión Autonómica, que seguirá viviendo de prestado por los siglos de los siglos amén. ¿En cuál de los dos vasitos estaba ayer la bolita?