Elecciones el 12 de mayo

ERC y Junts descartan pactar con el PSC pero exhiben su dificultad para volver a gobernar juntos

Los posconvergentes escogerán candidato en unas primarias el sábado 23, con la previsión de oficializar la candidatura de Carles Puigdemont

El president Pere Aragonès.

El president Pere Aragonès. / / ZOWY VOETEN

Quim Bertomeu | Carlota Camps

Si algo se puede prever ya a estas alturas de las elecciones del 12 de mayo es que ningún partido catalán obtendrá la mayoría absoluta para gobernar en solitario, lo que obligará a todo el mundo a pactar. Esto ha hecho que, el día después del anuncio del adelanto electoral, algunos partidos ya se hayan lanzado a definir el perímetro de sus pactos. Los más contundentes han sido ERC y Junts, que han descartado que sus votos sirvan para hacer presidente al candidato del PSC, Salvador Illa. "Seguro que no", ha dicho tajante el secretario general de Junts, Jordi Turull. "Con el PSC tenemos proyectos incompatibles", ha coincidido el candidato de ERC y presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.

Si cumplen con este veto, ERC y Junts están condenados a entenderse tras los comicios y a volver a reeditar -siempre que las encuestas no fallen y consigan sumar algún otro partido- los gobiernos de coalición que mantuvieron entre enero de 2016 y octubre de 2022. O, como mínimo, a votarse una investidura. Este jueves republicanos y posconvergentes han defendido este escenario, el de volver a apostar por un pacto entre independentistas, pero, a la vez, también han alimentado las dudas de que esto sea posible porque los dos han demostrado que siguen en carne viva las heridas de su divorcio del otoño de 2022.

Así, Turull y Aragonès, sin hablarlo, han hecho el mismo planteamiento. Por un lado, se han tendido la mano para entenderse en el futuro, pero, por el otro, también han exhibido un profundo recelo como consecuencia de cómo acabó su alianza la última vez. En una entrevista en RAC1, Aragonès ha dicho que "ojalá que fuera posible" repetir un acuerdo con Junts -también con la CUP y los Comuns-, pero les ha reprochado su decisión de "abandonar" el Govern. En una entrevista en Catalunya Ràdio, Turull ha apostado por hacer un Govern "netamente independentista", pero ha acusado a Aragonès de haber forzado unas elecciones para impedir que Puigdemont pudiera ser candidato a todos los efectos.

A pesar de ello, los posconvergentes dan por hecho que el expresident repetirá como candidato y aseguran que, aunque no podrá hacer campaña con normalidad, sí estará en Catalunya durante el debate de investidura. La candidatura de Puigdemont previsiblemente se oficializará la semana que viene, con la celebración de unas primarias internas el sábado 23.

Pero más allá de los reproches cruzados, que son consecuencia tanto de su divorcio en el Govern como de la tensión vivida los momentos álgidos del 'procés', también habrá que ver qué credibilidad tiene entre el electorado este veto al PSC. Sobre todo desde el punto de vista que tanto ERC como Junts llevan años tejiendo pactos con los socialistas en otras instituciones. Por citar solo un par de ejemplos compartidos, tanto republicanos como posconvergentes invistieron a Pedro Sánchez el año pasado. Además, Junts gobernó con el PSC en la Diputación de Barcelona en el período 2019-2023 y ERC lo están haciendo ahora.

Lo que no pueden verbalizar ni ERC ni Junts es que su escenario postelectoral favorito sería lograr una rotunda victoria que forzara al otro a facilitarle la presidencia de la Generalitat sin poder exigir a cambio formar parte del Govern. Pero esta situación, ni se ha producido en la última década, ni la detecta ninguna encuesta.

"Pasar página"

Y quién se propone pescar en este río revuelto es, precisamente, el primer secretario del PSC y líder de los socialistas, Salvador Illa. El día después del anuncio electoral ya ha definido cuál será uno de sus mantras de campaña: la necesidad de "pasar página" de la etapa de gobiernos de la Generalitat independentistas. No solo porque no comparta la independencia, sino porque ni uno solo de los últimos ejecutivos que ha habido ha conseguido agotar un mandato. Aragonès ha estado a punto, pero el 'no' de los Comuns a los presupuestos le ha hecho pulsar también el botón rojo.

Precisamente, los Comuns han invertido este jueves en defender su negativa a las cuentas y en criticar a Aragonès por "el ejercicio de absoluta irresponsabilidad" de adelantar las elecciones. Esa será una de las grandes batallas de la campaña electoral: dirimir si los irresponsables fueron Junts y Comuns por no apoyar los presupuestos -como dijo Aragonès este miércoles- o si lo ha sido el president por convocar a los catalanes a las urnas antes de tiempo.

La dificultad de formar Govern

Si por algo se ha caracterizado la política catalana en la última década es por la dificultad que los partidos han tenido, tras elecciones, para formar Govern. En 2015, Artur Mas invirtió más de tres meses en tratar de convencer a la CUP de que le hiciera presidente y no lo consiguió. En 2018, con el 155 vigente, pasó casi medio año entre las elecciones y la entrada de Quim Torra en el Palau de la Generalitat. En 2021, Aragonès tardó otros tres meses en convencer a Junts. Los últimos tres president han tardado 105 días de media en lograr formar un Govern. Por poner un ejemplo no tan lejano, el segundo tripartito se formó en 23 días.

Ahora, el veto de ERC y Junts al PSC y, a la vez, la dificultad que exhiben estos dos partidos para entenderse, solo anticipa que tras las elecciones del 12 de mayo volverá a ser difícil de nuevo que se forme un Govern con rapidez y podría volver a sobrevolar la amenaza de una repetición electoral. Solo podría evitarlo la victoria rotunda de una de las partes. Una de esas victorias que, en Catalunya, hace años que no se ven.

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Durante la negociación de los presupuestos entre el Govern y Junts, se especuló mucho en si Aragonès llamaría a la líder de Sumar, Yolanda Díaz, para que forzara a los Comuns a decir 'sí' a las cuentas catalanas. El president hoy ha explicado que la llamada se produjo el martes, solo un día antes de que las cuentas naufragaran. Ha asegurado que no le pidió que diera "ninguna orden de nada", pero si le advirtió de que era una "irresponsabilidad" que no hubiera presupuestos catalanes. Entre otras cosas porque eso impediría que ella y Pedro Sánchez tuvieran presupuestos estatales, como acabó sucediendo. No consta que Díaz diera ninguna orden. "Yo, si fuera Pedro Sánchez, estaría un poco enfado", ha dicho el president.

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