50 años del atentado

Los informes de la CIA sobre Carrero Blanco: de la explosión de gas a la 'basque terrorist ETA'

“El asesinato del primer ministro Carrero Blanco ha complicado los planes de sucesión del general Franco y abona las incertezas sobre la era post-Franco”, se titulaba el capítulo dedicado a España en el dosier

Calle Claudio Coello. Placa sobre el atentado a Carrero Blanco.

Calle Claudio Coello. Placa sobre el atentado a Carrero Blanco. / José Luis Roca

Juan José Fernández

Pasadas las seis de la mañana del 20 de diciembre de 1973, hora de Washington, los agentes de la CIA que preparaban el informe cotidiano para el presidente Richard Nixon incluyeron una anotación de última hora en su matinal President’s Daily Brief. “Último item” titularon la nota, en un folio añadido al comienzo del informe. “España: Premier Luis Carrero Blanco murió esta mañana como resultado de las heridas causadas cuando su coche fue atrapado en una aparente explosión en una conducción subterránea de gas en Madrid. No hay evidencia de sabotaje en este momento”.

En Madrid ya hacía mucho que habían dado las 9:27, la hora de la explosión, y los momentos de desconcierto de todas las autoridades de la dictadura, si bien no como para corregir la primera impresión sobre la causa de la explosión; los autores del atentado corrían hacia Francia y el franquismo se resquebrajaba por su herida más letal.

Al día siguiente, 21 de diciembre, el informe matinal de la central de espionaje para el presidente Nixon ya analizaba más pausadamente, y descartando la muerte por accidente: “El asesinato del primer ministro Carrero Blanco ha complicado los planes de sucesión del general Franco y abona las incertezas sobre la era post-Franco”, se titulaba el capítulo dedicado a España en el dosier, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO.

Con este añadido urgente en un informe, la CIA dio noticia al presidente de EEUU del atentado contra Carrero Blanco el 20 de diciembre de 1973.

Con este añadido urgente en un informe, la CIA dio noticia al presidente de EEUU del atentado contra Carrero Blanco el 20 de diciembre de 1973. / El Periódico

En el trabajo, el analista de la CIA señaló otra teoria errónea: “El asesinato podría estar relacionado con el juicio a los “Diez de Carabanchel”, líderes sindicales disidentes, que había sido previsto para comenzar apenas una hora después del ataque”.

Más adelante en el dossier, palabras para analizar la figura de Torcuato Fernández-Miranda, devenido en presidente automáticamente por muerte de su superior en el escalafón franquista. La CIA señalaba como “candidato al nombramiento permanente” a un mandatario interino que estuvo once días en el cargo. Erraba menos cuando, informe adelante, especulaba la agencia con que “Franco puede concluir que el asesinato precisa colocar a alguien más a la derecha que Fernández-Miranda”. El nombre de Carlos Arias Navarro no figuraba en su quiniela.

La “succesion question”

Con aquellos análisis horas después del atentado, la antena en España de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos comenzaría la emisión de toda una serie de informes, entonces secretos o de alto secreto y hoy en parte desclasificados, para mantener a Nixon, a la diplomacia y al Pentágono al día de los cambios en esta punta de Europa.

Ese mismo día 21 de diciembre, la CIA, bajo el calificativo de “Top Secret”, envió al Departamento de Estado en Washington un “Boletín Central de Inteligencia” con solo cuatro capítulos: uno dedicado a una futura visita del mandatario ruso Leonid Brezhnev a Cuba, otro a la lucha de la junta militar chilena “contra el terrorismo”, otro sobre posible nacionalización del petróleo en Zaire y otro, en realidad el segundo, titulado “Spain: Killing of Prime Minister Blanco confuses succession question”.

Portada del informe de la CIA para Nixon el 21 de diciembre de 1973, hablando sobre el asesinato de Carrero Blanco (derecha).

Portada del informe de la CIA para Nixon el 21 de diciembre de 1973, hablando sobre el asesinato de Carrero Blanco (derecha). / El Periódico

Según analizaba la CIA, en ese momento Franco tenía dos opciones: reasumir el cargo de presidente del Gobierno o designar a un militar, el general Manuel Díez Alegría, jefe del Estado Mayor, mientras “la otra parte del plan de sucesión de Franco permanece intacta. El príncipe Juan Carlos, al que Franco nombró en 1969 como rey-designado, está todavía previsto para devenir jefe del Estado cuando Franco muera o sea incapacitado”.

Arias el duro

El 31 de diciembre, la CIA ya habla de “los asesinos, a los que el Gobierno ha identificado como miembros de ETA", a la que describe como "ilegal terrorist Basque organization”. Lo hace en un Boletín Central de Inteligencia en el que sembla la figura de Carlos Arias Navarro, el ministro del Interior al que Franco ha elegido para suceder a Carrero Blanco.

“Arias tiene reputación de duro, hecha entre 1957 y 1965, cuando fue jefe de los servicios de seguridad de España, y es también conocido por su completa lealtad a Franco”, decía el informe.

Aquella elección de Franco era interpretada ese día por la CIA como un “énfasis incrementado” del franquismo “en la ley y el orden después del asesinato del predecesor de Arias”.

El 9 de junio de 1973, los informes de la CIA dedicaron parecido espacio al nombramiento de Carrero Blanco como presidente del Gobierno. “Carrero, un ultraconservador y cercano confidente de Franco, está dedicado a la preservación del status quo -decía el Central Intelligence Bulletin elevado al Departamento de Estado-. Él es el instigador principal de las incrementadas medidas de seguridad contra quienes intentan protestar contra las injusticias en España”.

Carrero, ya presidente, “probablemente situará más derechistas en el gabinete”, apostaba la CIA en un informe del mismo día, este elevado a Nixon.

Carrero sacará al ejército

La figura de Carrero Blanco aparecía con asiduidad en los papeles de la oficina española de la CIA, y cuando aúin faltaba para su muerte. El 31 de mayo de 1968, un “Special Report” añadido al Sumario Semanal secreto que enviaba la CIA a sus directivos fue dedicado por entero a España. “Current internal problems of the Spanish Government” se titulaba, y hacía en su portada aviso expreso de que la información no podía ser compartida con autoridades extranjeras.

El informe venía a alertar de un posible golpe de Estado en España, que se daría de forma preventiva para controlar la sucesión de Franco. “Se cree ampliamente que la salud del Jefe de Estado Franco, de 75 años, se encuentra en un estado de deterioro que solo puede acelerar su muerte o provocar su incapacitación”, advertía el informe. En esa situación, el gobierno de la dictadura “cautivo de su aborrecimiento ante cualquier cambio que pudiera debilitar su control, se ha mostrado rígido frente a las peticiones de reforma de grupos estudiantiles y laborales”. Pero esa demanda social crece, y “el vicepresidente Carrero Blanco ha emitido una severa advertencia de que, si fuera necesario, se utilizarían las fuerzas armadas para sofocar cualquier intento de alterar el sistema político”.

Elsecretario de Estado norteamericano Henry Kssinger y el almirante Carrero Blanco, 48 horas antes del atentado.

Elsecretario de Estado norteamericano Henry Kssinger y el almirante Carrero Blanco, 48 horas antes del atentado. / EFE

Esta era una de las primeras veces que Carrero figuraba en un informe especial de los que la CIA ha permitido que se conozcan. Y en este se daba cuerpo a “rumores” entre “españoles informados” de que “ciertos jefes militares que apoyan al régimen podrían lanzar un golpe preventivo para asegurar el mantenimiento del status quo tras la muerte de Franco”.

No se le citaba como impulsor de la asonada, pero una nueva etapa de atención sobre Carrero por parte del servicio estadounidense de espionaje queda iniciada ese año. Más adelante, otros informes de la CIA recogen poco a poco la trayectoria del almirante que Franco tenía de guardián, sin dejar de mirar los artículos que publicaba por entonces el diario ABC firmados por Ginés de Buitrago, “que como se ha sabido pronto, es un seudónimo de Franco y Carrero Blanco”, consideraba en sus concluisones otro Special Report, el 22 de mayo de 1970.

En ocasiones, ese tipo de informes eran minuciosos. En el mismo dossier en el que la CIA atribuye a Franco y Carrero artículos periodísticos, el mismo agente redactor recoge el interés del Gobierno de España por mejorar sus relaciones con la Unión Soviética. El analista refrenda su apuesta con un seguimiento al ministro de Exteriores de la época, Gregorio López Bravo, durante “una breve parada realizada en Moscú en ruta a Manila el pasado diciembre, cuando se encontró con un funcionario del ministerio de Exteriores soviético en el aeropuerto”.

Suscríbete para seguir leyendo