Elecciones EEUU 2024

Mitch McConnell, histórico y poderoso líder republicano en el Senado de EEUU que ha chocado con Trump, anuncia que dejará el cargo en noviembre

El anuncio, realizado en un discurso en la Cámara Alta, llega tras episodios recientes que han expuesto el frágil estado de salud del político, que la semana pasada cumplió 82 años

Mitch McConnell, en una imagen de archivo.

Mitch McConnell, en una imagen de archivo. / EFE

Idoya Noain

Mitch McConnell, el líder de los republicanos en el Senado de Estados Unidos que durante dos décadas se ha consolidado en ese cargo como uno de los políticos conservadores más poderosos, influyentes y determinantes del país, ha anunciado este miércoles que en noviembre abandonará la posición.

El anuncio, realizado en un discurso en la Cámara Alta, llega tras episodios recientes que han expuesto el frágil estado de salud del político, que la semana pasada cumplió 82 años. En los últimos meses ha sufrido al menos una caída y una conmoción cerebral y en dos comparecencias de prensa se quedó paralizado mientras hablaba.

Su despedida, en la que ha declarado que “es hora para una nueva generación de liderazgo”, tiene también otra lectura: representa la última muestra de la evolución del partido y del poder que ejerce sobre él Donald Trump, con el que McConnell ha chocado desde por el asalto al Capitolio hasta por el aislacionismo en política exterior. El expresidente había dicho repetidamente que quería al líder de la actual minoría en el Senado fuera del cargo y había abierto las puertas a que sus aliados en la Cámara intensificaran los choques y las críticas al senador de Kentucky. Este miércoles Trump ha obtenido lo que deseaba.

Artífice del Supremo conservador

El peso que ha tenido en el Partido Republicano y en la política de EEUU McConnell, que inició su carrera en el Senado en 1985 en plena revolución de Ronald Reagan, llegó a su liderazgo en 2006 y ha hecho historia como el más longevo líder de los conservadores en la Cámara, no se puede minimizar.

Sin él no se habrían conseguido incontables recortes de impuestos. Y no hubo una figura más determinante para lograr asentar un giro conservador en la judicatura federal y, lo más trascendental, la actual abrumadora mayoría conservadora en el Tribunal Supremo, que había sido uno de sus objetivos personales y políticos durante décadas.

McConnell, que en la legislativas de 2014 logró su sueño de ser líder de la Cámara cuando los republicanos se hicieron con la mayoría, bloqueó durante ocho meses en 2016 a Merrick Garland como nominado de Barack Obama para el Alto Tribunal, alegando que no debía votarse en año electoral. Aquella estratagema ayudó a que Trump pudiera nombrar al llegar a la Casa Blanca al primero de los tres magistrados que colocó en su mandato en el Sipremo. Los mismos argumentos, en cambio, McConnell los obvió para permitir que se confirmara a la jueza Amy Coney Barrett, que Trump nominó a solo seis semanas de las presidenciales siguiendo las instrucciones del líder del Senado. Ese Supremo es el que ha tomado decisiones como la derogación la protección constitucional al derecho al aborto.

Choques con Trump

McConnell fue legislativamente durante el mandato de Trump un aliado del presidente y de su agenda. Aunque tras el asalto al Capitolio dio en el suelo del Senado un duro discurso acusando al mandatario de ser responsable de la insurrección, luego votó para exonerarle en su segundo impeachment por sus acciones contra los resultados legítimos de las presidenciales de 2020. McConnell, que también había votado para exonerar a Trump cuando fue sometido a su primer juicio político, se justificó alegando que donde debía rendir cuentas era ante el sistema de justicia penal. En uno de sus ejercicio de contorsionismo político, tras la votación del segundo impeachment dijo "No hay duda, ninguna, de que el presidente Trump es práctica y moralmente responsable por provocar los acontecimientos".

Una bestia política de táctica y estrategia con gran capacidad de recaudación (que asumió orgulloso que alguien le apodara "el Darth Vader de la financiación electoral"), McConnell ha logrado contener de momento el crecimiento del ala ultra más alineada con Trump en el Senado, pero ha dejado de ser plenamente efectivo ante la deriva hacia el trumpismo y el populismo aislacionista en la formación. Aunque logró 22 votos republicanos en su cámara para el último paquete de ayuda a Ucrania, por ejemplo, la legislación está bloqueada en la Cámara de Representantes.

McConnell de momento no ha dado su respaldo a Trump en su carrera para lograr la nominación presidencial republicana para las elecciones de noviembre. Y en su discurso de despedida hacía un sutil ejercicio de rechazo, identificándose no con el actual Partido Republicano sino con aquel de Reagan que hablaba de EEUU como "la ciudad brillante en la colina" que actúa de faro.

 “Aún me queda suficiente gasolina en el depósito para decepcionar ampliamente a mis críticos y pretendo hacerlo con todo el entusiasmo al que se han acostumbrado”, ha dicho también en su discurso.