América Latina

El peronista Sergio Massa da la sorpresa en Argentina y se disputará la presidencia con el ultra Javier Milei

Se espera que el expresidente Mauricio Macri le dé su aval al libertario, lo que haría estallar de inmediato a la coalición Juntos por el Cambio

El peronista Sergio Massa se impone al ultraliberal Javier Milei en las presidenciales argentinas

Agencia ATLAS / Foto: EFE

Abel Gilbert

Una vez más, las encuestas fallaron en Argentinacon la excepción de una sola consultora. La temida avalancha de la ultraderecha en las urnas no tuvo lugar en los términos augurados. En cambio, sobrevino el milagro. El peronista Sergio Massa quedó en primer lugar en las elecciones presidenciales de este domingo al obtener el 36,7% de los votos. Le sacó 6,7 puntos de diferencia al libertario Javier Milei, quien aparecía como favorito en los sondeos. Massa tomó su victoria parcial con sobriedad e hizo un llamamiento a formar un Gobierno de "unidad nacional con los mejores" a partir del 10 de diciembre. La única manera de frenar a la ultraderecha en la segunda vuelta del 19 de noviembre. No quiso dejar afuera a nadie en su invitación. "Voy a hacer el mayor de los esfuerzos para ganarme su confianza", les dijo a los que votaron en blanco "con desesperanza", o no fueron a sufragar, a quienes optaron por la izquierda, el centroderecha o variantes políticas más radicales.

La conservadora Patricia Bullrich recibió el 23,8% de las adhesiones y se negó a felicitar al vencedor de la jornada. "Nuestra causa va más allá de un momento de derrota". Milei salió de inmediato a pedir el respaldo de la derecha tradicional "más allá de nuestras diferencias". El economista, quien había calificado de "terrorista" a Bullrich y "cucaracha" al alcalde capitalino, Horacio Rodríguez Larreta, exhortó a olvidar agravios. Dijo que "más allá de las diferencias" era imperativo "frenar a una organización criminal” que, aseguró, es aliada de Hamas.

"Todavía quedan 30 días. Voy a abrazar a cada argentino, no importa su religión o condición social. Cuenten conmigo". Massa se convirtió en el héroe impensado. Ministro de Economía de un país con 40% de pobres y una inflación del 140% anual, consiguió, como quien le saca agua a las piedras, 15 puntos más que en las primarias de agosto. En la noche del domingo, y pese a la euforia desatada de los peronistas, habló con mesura, a la caza anticipada de los sufragios esquivos que necesita inexorablemente para vencer el 19N.

Comienzan días de febriles conversaciones. Massa, un avezado negociador, tratará de garantizarse el respaldo de un sector de Juntos por el Cambio, la coalición cuyo líder natural, el expresidente Mauricio Macri le dará seguramente su aval al libertario, provocando la fractura de esa entente de partidos. El gobernador de la provincia de Córdoba, Juan Schiaretti, de centroderecha, logró casi siete puntos. El destino de esos votos también incidirá en el resultado del 19N. "Terminamos con la idea amigo-enemigo. No soy de los que les gustan los insultos. Soy de los que creen en consensos", dijo a esos sectores para diferenciarse de su exaltado rival. Reconoció que el actual Gobierno acumula asignaturas pendientes de magnitud y reconoció que el peronismo está en deuda con los trabajadores y pensionistas. "Sé que muchos que nos votaron son los que más sufren". Propuso construir un país "donde los niños vayan a la escuela con el ordenador en la mochila y no con armas".

Las claves del resultado

La predicción de las consultoras se ha dado de bruces con una realidad moldeada por diversos factores, entre los cuales no ha sido menor la intensa campaña de Massa y las medidas que tomó en su condición de ministro de Economía, que la oposición tachó de populistas. Eliminó los impuestos a las ganancias, beneficiando a sectores medios, y también el que afecta el consumo popular, el IVA. No faltaron las ayudas económicas a trabajadores informales.

El resultado electoral no se explica sin la convergencia de otras razones. Milei provocó pavor con dichos fuertemente misóginos que le restaron la preferencia de las argentinas. Despertó indignación que Diana Mondino, quien sonaba como su ministra de Exteriores, se mofara de las reclamaciones soberanas ante Gran Bretaña de las islas Malvinas, objeto de una guerra en 1982. Los insultos del economista al papa Francisco y la llamada en su entorno a suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano suscitaron malestar en el electorado católico. A su modo, el Pontífice ha sido otro de los ganadores de estos comicios.

Miedo a estar peor

No ha sido menor la aprensión que ha generado la propuesta de la ultraderecha de dolarizar la economía, privatizar la educación, liberar la venta de órganos y la compra de armas. La inestabilidad emocional de Milei, conocido como "el loco", el discurso de odio, que incluyó el negacionismo de la magnitud de las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura (1976-83), tuvo también su efecto. Pero, sobre todo, el horror a un salto al vacío y estar peor que en el presente jugó además su papel, lo que determinó el comportamiento electoral de millones de ciudadanos. Finalmente, Massa hizo de Emmanuel Macron y logró que la aversión a Marine Le Pen le permitiera la victoria.

La ayuda de Lula y la reacción del peronismo

La campaña de Massa cambió de manera drástica desde las primarias por obra de un grupo de 20 brasileños enviados por Lula da Silva. La misma estrategia del líder del Partido de los Trabajadores (PT) se aplicó a rajatabla en esta contienda. Eduardo Bolsonaro, el hijo del capitán retirado, quien vino a Buenos Aires para acompañar la consagración de Milei en un primer turno, se encontró con la repetición de la escena de su país.

En las primarias votó el 69% del padrón electoral. Este domingo acudieron a las urnas el 77% de las personas en condiciones de sufragar, el segundo número más bajo desde que se recuperó la democracia, hace 40 años. No obstante, ese módico crecimiento supuso 1,4 millones de ciudadanos que incidieron en el escrutinio. La militancia peronista reaccionó frente a la adversidad, a pesar del profundo descontento con la situación.

La gravitación de la provincia de Buenos Aires

El gobernado bonaerense Axel Kicillof fue reelecto con 45,12% de los votos. "La libertad se alcanza con igualdad de derechos", dijo en su noche triunfal. Su victoria, en medio de dramáticas situaciones de pobreza e inseguridad, ha tenido el carácter de una hazaña que le permitió a Massa acrecentar su caudal de papeletas. "Necesitamos que Massa sea presidente".

La discusión sobre el pasado no ha sido ajena a lo ocurrido en las urnas. "Este voto significa nunca más la dictadura", dijo Kicillof en alusión a la defensa cerrada de los represores por parte de Victoria Villarruel, la candidata a vicepresidenta de la ultraderecha. El gobernador recordó la importancia del triunfo al cumplirse cuatro décadas de la recuperación de la democracia. Y agradeció a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirhcner por "su apoyo permanente" a pesar de haber atravesado un atentado contra su vida. "Ella nunca nos llamó a no caer en el rencor. Vale de ejemplo para los que caen en la violencia". El peronismo a su vez se recuperó en otras provincias donde había sido derrotado en comicios regionales.

El dólar y la ayuda china

En los últimos días, Massa logró contener la escalada del precio del dólar, que había subido de manera vertiginosa desde el 14 de agosto. China ha desempeñado también un rol para que la economía no saltara por los aires. En las vísperas de las elecciones, Pekín anunció la ampliación de un swap por 6.500 millones de dólares. Se trata de una suerte de préstamo contingente que si bien no tiene impacto en las reservas internacionales del Banco Central, incide en lo que se conoce como reservas netas, que son las que calcula el mercado. El comportamiento del precio del dólar este lunes permitirá vislumbrar cómo interpretan los mercados el resultado de las elecciones.

Milei ha quedado descolocado. Massa encontró algo más que una sobre vida. El escenario está abierto. Si el peronismo es finalmente vencido en el balotaje, tendrá una capacidad en el Congreso de obturar muchas de las iniciativas de la ultraderecha.