Elecciones presidenciales

Argentina: la economía cruje, el deseo sexual declina y Milei recoge los frutos de la bronca

La cita electoral de este domingo se acerca con el ultraderechista sintiéndose ya ganador

Convencido de ganar, Milei se entrega a las masas al final de su campaña en Buenos Aires

Convencido de ganar, Milei se entrega a las masas al final de su campaña en Buenos Aires

Abel Gilbert

Los argentinos se preparan para votar este domingo con los latidos de sus corazones marcando el ritmo del desasosiego. Otra vez, una crisis económica, con reminiscencias a la de 2001, atraviesa emociones y bolsillos. A diferencia de debacles precedentes, por primera vez un candidato de ultraderecha, Javier Milei, el bendecido por Elon Musk, aparece en los sondeos como el más competitivo, y ese es un inequívico signo de la desesperación e incredulidad. Para consagrarse presidente sin ir a la segunda vuelta del 19 de noviembre, el economista que acepta la venta de órganos humanos porque sería una variante más del mercado necesita conseguir el 45% de los sufragios o el 40% y 10 puntos de distancia del segundo.

La sola posibilidad de imaginar a Milei en la Casa Rosada, la sede del Ejecutivo, atraganta a más de la mitad de los votantes. Muchos detractores y simpatizantes del libertario quedan no obstante igualados en los problemas que tienen para llegar a fin de mes en un país con una inflación anual del 140%. El dinero escasea, y también, el deseo. De acuerdo con una encuesta de Gleeden, la aplicación líder de encuentros extraconyugales para mujeres, realizada en septiembre, durante uno de los saltos del precio del dólar, con su impacto en el alza de los productos de primera necesidad, el 78% de las personas, por lo general de clase media o alta, aseguró que los problemas de la economía impactan en sus vidas amorosas. No tienen ganas de conocer a nadie. Confiesan que han reducido la frecuencia con las que iban a un restaurante. Pero, sobre todo, ha mermado su apetencia sexual. Un 52% de los encuestados ha dejado de pasar la noche en un motel. "Estos ciclos tienen la capacidad de afectar la motivación en más de un plano", reconoce Silvia Rubies, de Gleeden Latinoamérica.

Algo similar sucedió durante la hiperinflación de 1989. En 2002, después del corralito financiero y la explosión social que terminó con el Gobierno de Fernando de la Rúa, la consultora D´Alessio Harris estimó que las colas en los bancos y la incertidumbre generalizada afectaban a la intimidad del 85% de las parejas. El presidente de derechas Mauricio Macri no pudo salir reelegido en 2019. El desastre económico le pasó la cuenta. Por entonces, se vendieron en Argentina 10 millones menos de preservativos. Los mismos síntomas que se manifiestan en el presente fueron recurrentes cuatro años atrás. Una vez más, la economía diaria afecta la economía libidinal.

Depresión económica y psicológica

Pero no solo es cuestión de tener más o menos sexo en un país con un 40,1% de pobres y 9,3% de indigentes, cuyo PIB caerá en 2023 al menos un 2,5% debido a una grave sequía por la cual Argentina no ha percibido este año unos 20.000 millones de dólares, cerca de tres puntos de la riqueza nacional. Un 74% de las personas siente "hartazgo", "bronca", "desesperanza", según una investigación de la Universidad de Buenos Aires. El 72% cree que no podrá realizar los proyectos de vida personales y familiares, mientras que un 64% percibe que su salud mental está "peor o mucho peor". Cada cimbronazo en el mercado financiero no hace más que agudizar las sensaciones aciagas. Antidepresivos, psicólogo o resignación absoluta. Cada sector social tiene su receta.

La palabra "mango" tiene su propia acepción en el Río de la Plata. No se trata solamente de la parte estrecha de un objeto como un cuchillo, que sirve para tomarlo con la mano, sino de un modo de nombrar el dinero. "¿Dónde hay un mango, viejo Gómez? Los han limpiao con piedra pómez", dice la letra de un tango muy popular en 1933, cantado en medio de otro desastre económico. Noventa años más tarde, podría estar en boca de cada argentino que se formula la misma pregunta que aquella canción. Porque millones de argentinos tienen empleos formales pero son pobres y no llegan a fin de mes. Algo nunca visto.

La actualidad provoca pesadumbre y el futuro asusta a pesar de las promesas redentoras de Milei, que incluyen como panacea delegar la soberanía monetaria a Estados Unidos. La moneda norteamericana orienta su campaña. Cada alza juega a su favor. Para frenar las bruscas oscilaciones cambiarias, el Banco Central (BCRA) aumentó las tasas de interés de 118% a 133% la semana pasada, con su correspondiente efecto recesivo. Ninguna pequeña empresa se atreve a tomar un crédito.

El peronismo en su laberinto

Los rivales del ultraderechista aseguran tener la fórmula para salir del pozo. La conservadora Patricia Bullrich se presenta como la única capaz de derrotar la inflación. El oficialista Sergio Massa, en su condición de ministro de Economía del actual Gobierno, es el candidato más expuesto al descontento. El presidente, Alberto Fernández, renegoció un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar el crédito que le había otorgado el organismo a Macri por 45.000 millones de dólares y fue dilapidado en un santiamén. Eso lo obligó a aplicar medidas de austeridad que le hicieron perder al peronismo cuatro millones de votos en las parlamentarias de 2021 y seis millones en las primarias del pasado 13 de agosto. Massa fue ejecutor de parte de ese ajuste y paga el precio por ello. En las últimas semanas tomó osadas decisiones como la expansión del gasto público y la reducción de impuestos, para revertir el malhumor. El domingo se sabrá si surtieron efecto y pasa al segundo turno. Los economistas, en especial de la oposición, advierten que no ha hecho más que profundizar la descapitalización del Estado.

Gane quien gane en las urnas, el horizonte se pinta de los colores de la desolación para el futuro gobernante y la sociedad. La deuda externa ha pasado en cuatro años de 323.000 millones de dólares a 403.000 millones. Las reservas internacionales del BCRA están por el suelo. Entre 2024 y 2032, Argentina debe saldar vencimientos de capital e intereses de deuda por 18.000 millones de dólares de promedio anual. Algo saben los hombres y mujeres de este país: todo puede ser peor a lo experimentado hasta el momento. Esa intuición moldea sus pulsiones y sentimientos.