Conflicto en Oriente Próximo

¿Por qué Israel está retrasando la invasión terrestre de la Franja de Gaza?

El primer ministro, Binyamín Netanyahu, parece haber echado el freno a la hora de pasar a la acción militar

tanque israeli sederot cerca frontera franja gaza

tanque israeli sederot cerca frontera franja gaza / ATEF SAFADI

Andrea López-Tomàs

A lo largo de los 51 kilómetros de frontera entre Israel y Gaza, se concentran miles de hombres y mujeres preparados para lo que consideran la honrosa misión de defender a su país. Algunos han cogido aviones desde la otra punta del mundo para poder estar aquí. Otros vienen de distintos puntos del Estado hebreo. Todos hace días que llegaron y su tarea aún no empieza. La tan inminente invasión terrestre de la Franja de Gaza anunciada por el Ejército israelí se hace de rogar. Justo 15 días después de la agresión de Hamás que arrasó con casi 1.400 vidas israelís, el primer ministro, Binyamín Netanyahu, parece haber echado el freno a la hora de pasar a la acción militar. Y el plan pasa por hacerlo en tres fases.

“Nada se ha pospuesto”, aclara el general de brigada Amir Avivi. El fundador del Foro de Seguridad y Defensa de Israel (IDSF, por sus siglas en inglés), que representa a 16.000 reservistas del Ejército, repite la palabra que hace dos semanas domina a las autoridades militares: “la incursión por tierra es inminente”. “Ocurrirá cuando nosotros decidamos”, dice a El Periódico de Cataluña, de Prensa Ibérica. El mensaje es claro. “Vamos a conquistar Gaza, a destruir Hamás y a la Yihad Islámica por completo y a desmantelar las infraestructuras de las organizaciones terroristas”, afirma con contundencia. “No hay otra forma de hacerlo sin una invasión terrestre”, añade. 

Pero muchos señalan que la palabra ‘inminente’ va perdiendo su sentido dos semanas después del ataque de la milicia palestina islamista. Aún así, nadie en Israel duda que su Ejército entrará en Gaza también por tierra. Desde el inicio del conflicto, se ha reclutado un número récord de reservistas, un total de 360.000, que se han repartido entre la frontera norte para neutralizar a Hizbulá y la sur. En los últimos días, las autoridades israelís también han evacuado las localidades fronterizas con el enclave, declarando la zona como área militar y limitando el acceso a soldados y personas autorizadas.

Acciones sobre el terreno

Más allá de los discursos belicistas de Netanyahu y de su ministro de Defensa, Yoav Gallant, algo se está haciendo. “Hay varias razones relacionadas conectadas entre sí por las que el Ejército israelí no ha iniciado aún la incursión terrestre”, explica Danny Orbach, historiador militar de la Universidad Hebrea de Jerusalén. “En primer lugar, hay el temor dentro de las filas de que no estén lo suficientemente preparados, porque Hamás lleva años preparándose para esta invasión con túneles, trampas explosivas o emboscadas”, analiza. “Si Israel hubiera atacado inmediatamente después impulsado por los sentimientos de venganza, habría caído en la trampa de Hamás, invadiendo sin estar preparado con las tremendas consecuencias que eso implicaría”, añade. 

Por eso, aunque las tropas no cruzan, por ahora, esa frontera de repente porosa, los movimientos a lo largo de ese límite son múltiples. Hay entrenamientos constantes, reparación de tanques y vehículos militares, diseños de planes estratégicos para el día de mañana. Gallant ya ha anunciado el desarrollo de la guerra en tres fases. “Otra de las razones que Israel quiere conseguir el máximo apoyo internacional de la Unión Europea y Estados Unidos antes de entrar e, incluso, él mismo se ha sorprendido por el amparo de varios países europeos”, señala Orbach. “Además, el tercer motivo podría tener que ver con el carácter de Netanyahu, porque es un líder vacilante que suele preferir retrasar las decisiones a decidir”, apunta el graduado en la Universidad de Harvard.

"No nos queda otra"

Los expertos militares coinciden: a Israel no le queda otra opción que entrar en Gaza. “No hay otra manera de destrozar a Hamás si no es entrando en la Franja, a no ser que quieras inventar la física de nuevo”, ironiza Avivi. “Aunque entrar puede ser rápido, limpiar el enclave de infraestructuras terroristas nos llevará meses”, añade el fundador de IDSF. “Necesitamos dos cosas incondicionales: debemos controlar la frontera egipcia y no permitir que este flujo de armas entre en Gaza, y, en segundo lugar, tenemos que tener total libertad de operaciones como en Judea y Samaria [nombre usado por las autoridades israelís para referirse a la zona de la Cisjordania ocupada]; sin esto, no podemos garantizar que Hamás será eliminado”, concluye. 

Esta necesidad de invadir Gaza es una cuestión de supervivencia, defienden soldados y civiles en el Estado hebreo. “Israel no puede existir si no destruye a Hamás y a Hizbulá, que forman parte del círculo de cerco alrededor nuestro que está cerrando Irán a través de sus aliados”, denuncia Orbach, que señala que su país “se enfrenta a un dilema”. Avivi coincide, afirmando que “el Ejército está muy, muy motivado”. “La gente realmente quiere defender su país, entienden que esto es algo existencial”, opina el general de brigada. En el borde de la frontera hacia el lado israelí, esta motivación se palpa. Se hace evidente en los centenares de rostros jóvenes que aguardan la señal tan deseada, tan arriesgada.

El sufrimiento de Gaza

A las puertas del kibbutz Be’eri, escenario de una de las masacres de Hamás, a dos kilómetros de Gaza, decenas de soldados sacan brillo a los tanques mientras siguen llegando nuevos compañeros. “Somos 300.000 israelís que se unen para defender su país después de la atrocidad del 7 de octubre”, denuncia el mayor Marcus Sheff entre el polvo levantado por los vehículos militares que se desplazan a toda velocidad. “El Ejército está centrado en eliminar a Hamás, su infraestructura, todo lo que han creado; Israel tiene una guerra con Hamás, no con la población civil de Gaza”, responde cuando es cuestionado por los más de 4.000 palestinos asesinados por las bombas israelís estos días.

La mirada, los discursos, la narrativa no pasa por ese obstáculo, el de una población civil que ya lleva aguantando todo el sufrimiento del pueblo palestino desde el –también trágico para ellas– 7 de octubre. “El Ejército está necesariamente preparado para la guerra urbana que tendrá lugar cuando entremos en la Franja”, repite Sheff a este diario. Detrás de él y de una verja aún llena de agujeros, siguen circulando decenas de tanques, camiones, excavadoras y demás infraestructura militar que transporta a los reclutas. Pocos se fijan en el humo gris que emerge de entre los perfiles de los edificios al fondo, antes de llegar al mar Mediterráneo. Mientras aplanan de forma literal el territorio de Gaza, los soldados israelís aguardan ansiosos la orden para salvar a su país. 

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