Crisis migratoria

Túnez, el infierno para los migrantes subsaharianos que desbordan Lampedusa

El país africano ha adoptado una postura abiertamente racista, dirigido por su presidente Kaïs Seïed

Migrantes en Túnez.

Migrantes en Túnez. / Europa Press/Contacto/Sally Hayden - Archivo

Irene Savio

Cuando se le pregunta a Romdhane Ben Amor qué está llevando a los migrantes subsaharianos a zarpar en masa de su país hacia Italia, este investigador tunecino no titubea. "La campaña de persecución sistemática que sufren en Túnez porque desde el tristemente célebre discurso del presidente (Kaïs Saïed) de febrero, entramos en una etapa de racismo institucional contra estos migrantes que no se ha detenido hasta ahora", afirma, en entrevista con EL PERIÓDICO. "Es como si estuvieran empujando a los migrantes a irse a Europa", añade este analista y portavoz del Fórum Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales (FTDES).

Ben Amor lo explica más detalladamente. "Diría que, con respecto a este tema, la situación es incluso peor que con (el dictador Zine El Adibine) Ben Ali. El presidente mantiene un discurso abiertamente xenófobo: habla de la invasión de migrantes y del peligro de reemplazo étnico... Al mismo tiempo, se han reactivado viejas leyes que habían caído en desuso y que impiden que los que carecen de permiso de estadía puedan trabajar o incluso alquilar una casa", relata Ben Amor. "Todo ello ha fomentado además un clima de hostigamiento por parte de la ciudadanía, al que se suman las redadas de las fuerzas del orden", concluye.

Migrantes sin opciones

Redadas como la que días atrás (el mismo domingo en el que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajaba a una Lampedusa desbordada por las llegadas) ocurrieron en el centro de Sfax, ciudad portuaria que hoy es el principal epicentro del caos migratorio que viven tanto Túnez como Italia. "Fue un gran operativo, con policías incluso venidos de la capital. Dijeron que iban a 'limpiar' la plaza Beb Ejjebli y los desalojaron a la fuerza, también a mujeres, niños, ancianos, a todos", cuenta Najet Zammouri, vicepresidenta de la Liga Tunecina de los Derechos Humanos, al añadir que ahora se desconoce el paradero exacto de estas personas aunque algunos se encontrarían en zonas rurales a medio centenar de kilómetros de Sfax.

"El problema es que la mayoría de los migrantes que estaban en esa plaza son personas que, en su mayoría, se han quedado en la calle en los últimos meses porque han sido desalojadas de sus casas", asegura Zammouri. Y esta situación es paradójica, ya que además la ciudad de Sfax lleva un año sin gobernador, lo que, según esta activista, beneficia a los traficantes y ha provocado diversas protestas de ciudadanos locales. "Es incomprensible, y la ciudadanía desconoce la razón de esta falta de autoridad, pero Sfax es hoy una ciudad sin ley, y esto se agrava por la crisis económica que sufre el país", critica Zammouri, al explicar también que las redes criminales locales se han vuelto más sofisticadas.

Golpes y humillaciones

Mientras tanto, los migrantes son los que pagan el precio. Esto es también lo que evidencian diversos testimonios divulgados esta semana por Médicos Sin Fronteras (MSF) de migrantes que dieron su testimonio desde el anonimato, después de ser rescatados por uno de los buques de la organización, el Geo Barents, entre el 15 y el 16 de julio pasado. Es decir, los mismos días en los que se ultimaba el polémico (y de momento, ineficaz) pacto para frenar el flujo de la Unión Europea con Túnez, y en los que el mundo se horrorizó por las imágenes de decenas de migrantes deportados por el Gobierno tunecino en una zona desértica cerca de la frontera con Libia, lo que causó la muerte por hambre y sed de varios de ellos.

Testimonios, los obtenidos por MSF, que coinciden en la descripción de un entorno profundamente hostil a los migrantes en el país africano. "En el centro de Sfax persiguen a los negros, con papeles o sin ellos", contó una mujer. "Túnez es otro mundo. Cuando caminas, la gente te escupe. Se tapan la nariz como si olieras mal. Los animales son más respetados", relató otra. "Prefiero morir en el mar que volver a Túnez. La policía no nos deja en paz. Los tunecinos no nos dejan en paz", afirmó otro. "Cuando (el presidente) habló diciendo que los negros tenían que volver a su país, todo empeoró. No podemos ni trabajar ni respirar", añadió un cuarto.

Viajes más baratos

El resultado de todo esto se refleja, en parte, en los datos. De hecho, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el 68% de los migrantes que han llegado a Italia hasta el momento zarparon desde Túnez, lo que significa que este país ha superado incluso a Libia en este aspecto. "Es difícil precisar exactamente por qué ha cambiado esta tendencia", explican fuentes del organismo a este diario. Sin embargo, "varios factores pueden haber influido, como el clima más favorable y la disminución del coste del viaje, que ha pasado de costar 2.000 euros por persona en 2.022 a menos de 500 euros (1.500 dinares tunecinos) este año", añadieron.