Armas de fuego

Errores inocentes, respuestas a tiros: la semana negra que confronta a EEUU con su realidad distópica

Unos niños prueban unas pistolas durante la celebración de la convención de la NRA, en Houston. /

Unos niños prueban unas pistolas durante la celebración de la convención de la NRA, en Houston. / / AFP

Idoya Noain

Ralph Yarl, un adolescente de 16 años, fue a buscar a sus hermanos gemelos pequeños a la casa equivocada. Kaylin Gillis, una joven de 20 años, se metió con unos amigos en coche por un camino privado erróneo. Una amiga de Payton Washington, una 'cheerleader' de 18 años, se había confundido de coche en el aparcamiento de un supermercado. Y a Kinsley White, una niña de seis años, se le escapó la pelota de baloncesto con la que jugaba con otros niños en la calle al jardín de un vecino. En prácticamente cualquier lugar del mundo, cuatro episodios tan intrascendentes nunca llegarían a las noticias. Pero los cuatro han sucedido, en seis días, en Estados Unidos, y en los cuatro las respuestas a los errores inocentes fueron disparos. En el caso de Gillis le costaron la vida.

Incluso en un país tristemente habituado a los tiroteos masivos, casi se diría que anestesiado ante la lacra de la violencia con armas de fuego, los cuatro incidentes han provocado consternación y, de nuevo, rabia. Aunque cada caso es único, tanto por sus particularidades como por las leyes estatales que rigen la posesión de armas y su uso en los escenarios de estos últimos casos (Misuri, Nueva York, Texas y Carolina del Norte), el conjunto confronta de nuevo a EEUU con una oscura realidad que no ha dudado en calificar de "distópica" el senador Chris Murphy, uno de los más involucrados en la ardua y casi siempre infructuosa lucha por incrementar los controles de armas en el Congreso.

Armas y leyes de autodefensa

En EEUU hay al menos 120 armas de fuego por cada 100 habitantes. En 2021, último año con cifras de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, las balas provocaron la muerte de casi 49.000 personas, un 8% más que el año anterior. Y eso significa que casi el 80% de los asesinatos en el país se cometen con armas de fuego, un porcentaje atronador frente, por ejemplo, el 13% de Australia o el 4% del Reino Unido.

Han crecido además los estados con leyes que amparan la autodefensa, bien reforzando la llamada "doctrina del castillo", que da derecho a la protección del hogar, o aprobando leyes conocidas como "Stand your Ground" (literalmente "defiende tu terreno"), que sacan de los confines de la vivienda privada ese amparo a la autodefensa. Desde que Florida abrió la veda en 2005, cerca de 30 estados han aprobado estas últimas normas, que han jugado un papel importante en casos destacados y que análisis y expertos señalan como problemáticas.

Según un estudio publicado en 2022 en el 'Journal of the American Medical Association', por ejemplo, las leyes 'Stand your Ground' estuvieron asociadas con un incremento mensual de homicidios entre el 8% y el 11%. Y en unas declaraciones a 'USA Today', Caroline Light, autora de un libro sobre esa regulación, denunciaba que "nos hacen a todos menos seguros y elevan los riesgos si se comete un error inocente".

También Christopher Slobogin, profesor de Derecho y director del programa de Justicia Penal de la Universidad Vanderbilt, declaraba al diario que "lo preocupante es que el lenguaje de 'Stand your Ground' significa que hemos vuelto a los días del salvaje oeste en que la gente puede responder a confrontaciones con fuerza letal, incluso si es desproporcionada respecto a la amenaza".

Crimen, paranoia y distopía

En la situación única estadounidense juegan un papel otros factores. Conforme en pandemia se producían protestas nacionales contra la brutalidad policial y la injusticia racial y un aumento de la criminalidad, por ejemplo, políticos y medios, especialmente los conservadores, se entregaban a una denuncia y cobertura desorbitada y desmedida. Pese al aumento real de crímenes violentos y asesinatos con armas de fuego, lo que se proyecta es una imagen apocalíptica sobre el supuesto descenso del país a un infierno de violencia.

A todo eso se le suman las campañas del lobi de armas. Y también una evolución en los motivos que llevan a los estadounidenses a armarse. Mientras en sondeos de Gallup en 2000 y 2005 alrededor del 66% de los estadounidenses decían que tenían armas para protegerse frente al 60% que las tenía para cazar, en otra encuesta de 2021, el porcentaje de caza había caído ligeramente pero el de protección se había disparado hasta casi el 90%. Y el profesor de la Universidad Estatal de Nueva York especializado en leyes de regulación de armas Robert Spitzer le ha dicho a Vox: "La cultura de las armas de EEUU une la tradición de caza deportiva con la de milicias y frontera, pero en los tiempos modernos el elemento de caza ha sido eclipsado por una noción altamente politizada de que portar armas es una expresión de libertad, individualidad, hostilidad al Gobierno y autoprotección".

El conjunto alimenta lo que 'The New York Times' ha definido como un "cóctel tóxico de paranoia, desconfianza y sospecha que envenena muchas interacciones diarias", un análisis que no solo hace el rotativo. "Nos estamos convirtiendo en una nación fuertemente armada tan temerosa, enfadada y ansiosa de gatillo fácil que asesinar con armas es ahora la forma en que resolvemos nuestras frustraciones", denunciaba Murphy el miércoles en el Senado. "Esto es una distopía y es una que hemos elegido para nosotros. No tiene por qué ser así", decía.

"Vivimos en un país que dispara primero y pregunta después", ha denunciado también John Feinblatt, presidente del grupo Everytown for Gun Safety, que también lucha por intensificar el control de armas.

Raza

En uno de los casos de los últimos días, el de Yarl, hubo también según las autoridades "un componente racial". El adolescente que equivocó la dirección en Kansas City donde debía recoger a sus hermanos era negro, y Andrew Lester, el hombre blanco de 84 años que le disparó primero en la cabeza y luego en el brazo, que ha sido imputado con agresión en primer grado, declaró que estaba "muerto de miedo". Misuri tiene leyes 'Stand your Ground', como las que contribuyeron en 2013 en Florida a exonerar al hombre que mató a Trayvon Martin.

También ha habido arrestos e imputaciones en los otros casos. Kevin Monahan, el hombre de 65 años que disparó a los coches y la moto que habían entrado por error en el camino privado de su casa en Hebron (Nueva York), enfrenta un cargo de asesinato en segundo grado por la muerte de Gillis. Pedro Tello Rodríguez, el joven de 25 años que disparó en un aparcamiento de Elgin (Texas) a unas 'cheerleaders' después de que una de ellas hubiera ido a entrar en su coche al equivocarlo con su propio vehículo, ha sido imputado por conducta temeraria mortal.

Y enfrenta cuatro cargos de intento de asesinato Robert Louis Singletary, un hombre de 24 años que se entregó el jueves en Florida dos días después del incidente de la pelota de baloncesto en Gaston County (Carolina del Norte). Singletary disparó a la pequeña White (a la que una bala rozó la cara) y otras tres personas, incluyendo el padre de la niña, que fue alcanzado en la espalda y tuvo que ser ingresado.

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